Suavis inimicitia


 A Adriana le costo una semana recuperarse de la paliza del parto,cosa que alegró a Aníbal ya que estaba un poco asustado de que su esposa pudiese irse al Hades por el agotamiento o por lo que sea ,aunque aún era pronto para que ella y su esposo volviesen a tener relaciones sexual,a quién le dolía ya la entrepierna de casi un año sin poder acostarse con su mujer.Había pensado en acostarse con alguna esclava,pero no.Juro ante Baal que sería fiel y él nunca rompía sus juramentos,así que le tocaba otra opción para relajar un poco la necesidad sexual.

La llegada del pequeño cambió muchas cosas en la casa. Adriana centraba todo su cariño,su amor y sus pechos en Sadik, a Aníbal le resultaba raro que hubiese elegido un nombre persa para su primogénito, el niño fue consagrado a Marte,divinidad de la guerra romana y a Baal Safón,dios de la guerra cartaginés.
Aníbal no  se equivoco sobre los celos que sentiría hacía su hijo,se sentía consumir de rabia cuando lo veía en brazos de Adriana,o recibiendo los tiernos mimos y besos de su madre o cuando se alimentaba,mamando de los senos de Adriana.
Eso si,hubo una cosa que nadie pudo hacer que cambiase de opinión: la cuna del crío no estaría en la alcoba matrimonial,estaría en una habitación contigua,la habitación matrimonial era para él y Adriana nada más.

No, definitivamente no era fácil criar a un hijo, sobre todo en el comienzo.
El pequeño mocoso había tomado la costumbre de llorar por las noches,arrancando a sus padres del sueño,era en esos momentos cuando Adriana se iba a la habitación dónde dormía su hijo y lo atendía mimosamente,con todo el amor que le cabía en las extrañas. Y en esos momentos era cuando Aníbal tenia ganas de irse a Iberia para no volver jamás.

Paso cerca de cuarenta días y Aníbal no aguantó más,el niño se portaba bien por las noches,no eran muchas en las que daba guerra,pero estaba harto por otra cosa. Quería que la faceta de madre de Adriana desapareciese y volviese la amante,la mujer. Así que ya una noche harto de la castidad a la que se vio obligado a tener,llamo a gritos a una de las esclavas,que casualmente acababa de parir también, y le ordenó que si Sadik lloraba le atendiese ella,que su ama estaría esa noche muy muy ocupada.

Adriana tras acunar a su pequeño Sadik cantándole una dulce nana para que durmiese,lo acostó en la cuna y beso su frente al verlo ya entregado a los brazos del sueño.

-Duerme mi amor,tu madre velará por ti.-le dijo a su bebé arropándole.Las noches en Cartago eran frías y no era plan de que el pequeño cogiese una enfermedad.
Fue a su habitación,deseosa de acostarse en la blandura de las sábanas y descansar hasta que Febo volviese a salir,pero cuando llego a su habitación,Aníbal la esperaba con gesto lujurioso en su mirada.

-Buenas noches,Aníbal.- dijo Adriana acercándose a la cama,sin percatarse de las necesidades masculinas de  su esposo.Ahí él aprovecho para cerrar la puerta de la alcoba con llave,nadie les molestaría. De esa noche Adriana no se libraba de complacerle. Le sorprendió lo rápido que Adriana había recuperado la figura,ahora incluso estaba más deseable debido al nuevo volumen de sus pechos y sus caderas más generosas,lo único "malo" eran las estrías,aunque apenas se le notaban a Adriana,de modo que no le hacía ningún caso.

-De esta noche no te libras Adriana. Quítate la ropa.

-Aníbal,estoy cansada....

-Ahora.- él se desprendió ya de la ropa,quedando desnudo ante los ojos de su esposa con su necesidad bien notoria.
Adriana sumisamente obedeció y se desprendió de sus ropas,debía reconocer que ella también extrañaba el contacto íntimo con su esposo,noto cómo él la empujaba un poco violento sobre la cama y se colocaba encima de ella,no iba a ver nada de preliminares,iba a ir directamente al acto sexual en sí.
Pero inesperadamente el bebé empezó a llorar.

-"Puto niño"- pensó Aníbal,pero no,de esa noche Adriana no se escapaba de la cama,no iba a auto aliviarse de nuevo.

-Voy a.....

-¡No! Ya le dije a una esclava que le atendiera ella.Tú esta noche no te escapas esposa mía.- recalcó el mía antes de penetrarla con mucha brusquedad,arrancándole un gemido de dolor y placer a la vez,enseguida empezó el fuerte vaivén,era extraño esa vez. La lujuria, el cansancio, los llantos al otro lado de la puerta, la violencia, la liberación…. Todo el enfado y la rabia de los últimos tiempos se habían disipado completamente de su mente después de empezar el acto. Aunque, pensándolo bien, parecía estar usado esos sentimientos contra ella.

Aníbal agarró el cabecero de la cama y sus embestidas eran brutales,por fin disfrutaba del preciado cuerpo de su esposa y eso le recordó una curiosidad que tenía desde hacía meses. Soltó el cabecero de la cama para recostarse sobre Adriana,no sin antes colocar las piernas de su mujer sobre sus hombros para hacer la penetración más profunda.
Adriana gemía,chillaba,jadeaba de placer y dolor,le hacía daño pero a la vez disfrutaba de ese dolor,sus palabras decían que parase pero su cuerpo ansiaba por tal liberación,por esa casi violación.

-Me preguntó a que....- dijo Aníbal entre jadeo,acariciando uno de los senos de Adriana,seguido de esto saco la lengua y empezó a lamerlo al principio con suavidad hasta que con la mano apretó el pezón para que saliesen unas gotas de leche,las cuales lamió enseguida.

-¡Que dulce!-susurró lujurioso a lo que enseguida su boca se cerro sobre el pecho de Adriana,lamiendo el pezón y succionando para que saliese el líquido materno.

-¡No hagas eso!....-aunque le parecía muy raro,debía de admitir que le aliviaba eso,le dolían los pechos debido a la leche pero los tenía muy sensibles.

-Aníbal,el bebé....

-Tienes los pechos grandes no pasara nada con que los disfrute yo también.- acto seguido repitió la misma acción con el otro pecho,degustando la tibia y dulce leche materna de su Adriana mientras seguía moviéndose con fiereza.

Tanto tiempo ambos sin sexo hacía que lo disfrutasen bastante y con fuerza por ambas partes,uñas hundiéndose en su cuerpo, dientes arañando su piel y sus fuertes manos imponiéndose,Adriana le araño la espalda cosa que él reacciono con un inesperado gemido de dolor y placer pero cómo leve castigo hundió sus uñas en los muslos de su esposa que parecía disfrutar del dolor. Gritándose obscenidades,casi rompiendo la cama de la de veces que se entregaron a  la lujuria.

Finalmente acabaron ambos agotados,Aníbal cayó rendido sobre el cuerpo de su mujer,quieto,pesado....pero inmensamente satisfecho.

-Dioses....-murmuró Adriana regularizando su respiración.

-Sí....-lamió los labios de Adriana,no quería mimos pero le gustaba lamérselos.- Los polvos son demasiado buenos...te follaría más.....

-¿M-Más.....?- preguntó Adriana algo asustada debido al tremendo frenesí sexual.

-Mañana pequeña....mañana.....

Continuara....

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