Suavis inimicitia


Aunque Aníbal había vuelto,Adriana se sentía incluso más sola que antes,ese reencuentro en que se había sentido solo un burdo objeto sexual de su marido hizo que se entristeciese y no se viese cómo una mujer,sino cómo un objeto.

Desesperada por un poco de atención de él,de algo de amor se arrodillo a sus pies y con desesperación agarro sus ropas,humillándose ante él.

-Aníbal,por favor...trátame de igual a igual....por favor....necesito algo de ti....

-Esta noche lo tendrás.

-No me refiero al sexo....Aníbal yo....-el ceño de Aníbal se frunció,irritańdose,creía que Adriana estaba otra vez con la idea de concevir un hijo.

 -Si esto es por lo de que quieres tener un hijo...

-¡No!¡Quiero tu cariño!-Adriana rompió a llorar de pura frustración,apoyando la cabeza en su regazo.Él simplemente suspiró profundamente y se aparto de ella con brusquedad.
-No me case contigo para darte cariño.Es una alianza política.-estas palabras hirieron a la joven romana cuyo llanto fue a más,sollozando dejando que sus lágrimas recorriesen sus mejillas y cayesen al suelo,a los pies de su esposo.

-Deja de llorar.-ordenó con frialdad,esto no hizo otra cosa que aumentar el llanto de su esposa.-Deja de llorar o te daré motivos para que llores.

-Y-yo....l-lo intentó.....pero...por favor....aunque sea fingido....sólo pido.....

-Es imposible.Te tengo más cariño que a mi perro y a algunos de mis caballos.Pero te tengo menos confianza.-Adriana le miró perpleja,¿qué había echo ella para ganarse su desconfianza y su casi repugnancia?

-Sé lo de que reunías con Adelphos en mi ausencia,mujer desagradecida.No te falta nada en mi casa y me lo pagas yéndote con ese mocoso.No se si te abriste de piernas con él,pero cómo descubra que si ruega a tus dioses que no te pille porque te mataría,pequeña puta.

-Yo nunca te he sido infiel.-estaba dolido.Era eso.Creía que le había sido infiel con Adelphos.Pero era inocente y esperaba salir bien parada de eso.

-Demuéstramelo- con malicia,la agarró de los cabellos y la empujo bruscamente contra el suelo,dejándola humillada a sus pies,con unas intenciones perversas.

-Vamos querida,demuestrame tu amor y fidelidad- con timidez,Adriana saco un poco su lengua y tragándose el orgullo lamió con la punta de su lengua los pies de su marido.Demostrándole su sumisión absoluta.

Esto fue el anticipo a que Aníbal la tomase esa noche,a cuatro patas cómo animales,no era amor,sino dominación.

-Vamos,di ¿me sigues queriendo?- preguntaba cruelmente en su oído entre gemidos,jadeos y palabras mal sonantes.

-Te quiero....-a pesar de todas las humillaciones,de todo el dolor le quería,no podría querer a otro hombre cómo quería a Aníbal. Nunca podría.

-¿Aún quieres parir a mis hijos?

-Sí....

-¿Te acostaste con Adelphos en mi ausencia?- esa fue la última pregunta en este peculiar interrogatorio,Adriana le dijo que no,nunca había sido tocada por otro hombre,Aníbal no tendría otra opción que creerla.

Tras ese encuentro sexual cargada de desconfianza,Aníbal dejo que Adriana se acurrucase a su lado,¿todo estaba perdonado? Adriana rozo sus labios con los de él,buscando un beso,un poco de cariño y amor.Obtuvo un ligero mordisco en los labios y un lenguetazo en los labios.

-Sigo enfadado por lo de Adelphos...te mereces un castigo.

-¿Un castigo?-bruscamente la tumbo boca abajo y le levanto las caderas un poco,dispuesto a penetrarla nuevamente,pero su castigo fue precisamente no hacerlo,él obtuvo placer sólo masturbándose contra el sexo de Adriana,se echo un poco encima de ella para gemir y jadear en el oído de su esposa.

-Me siento benévolo....este es tu castigo....no tendrás placer.....hasta que yo quiera....-mordió el lóbulo de la oreja de Adriana,arrancándole un gemido de placer y sin más empezó a ensalivar la oreja de su esposa,tirando de los aretes de oro que llevaba ella.

No podía odiarla,enfadarse si,pero estaba dolido con que su esposa le hubiese engañado y hubiese visto a ese mocoso a sus espaldas.Quería que fuese sólo suya.

-"Adriana....yo....no puedo decírtelo.Lo notas,¿verdad? Te....no puedo decirlo,pero....te quiero.Lo sabes,¿no? Te amo....desde tu niñez...."-pensaba el púnico.Encerrando nuevamente estos pensamientos de amor de nuevo en lo más profundo de su alma.Nunca más lo admitiría,ni a si mismo.

Continuara.....

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