Suavis Inimicitia.


-Aníbal.....no puedo más.....-susurró Adriana jadeando por el agotamiento,¿cuántas veces lo habían echo ya? ¿Cinco?¿Seis veces seguidas? Y aún así Aníbal no parecía cansado.

-¿Ya llegaste al límite?- preguntó con cierta sorna Aníbal,le hacía gracia que ella siendo mucho más joven que él tuviese menos aguante,notaba cómo las piernas de Adriana temblaban un poco.

-Sí....-susurró Adriana con un hilito de voz,Aníbal rió por lo bajo al verla así,agotada y rogándole que parase,pero no.Estaba hambriento de ella y nunca iba a saciarse del todo.

-Venga pequeña,no es ni el principio.-sin terminar esta frase hundió dos de sus dedos en el interior de su esposa,retorciéndolos con fuerza,arrancándole gemidos a Adriana,una vez noto que sus dedos resbalaban en el sexo de su mujer los saco y los lamió lascivo. Colocando las bien formadas piernas de Adriana sobre sus hombros volvió a penetrarla,tan hondo y profundo....se sentía en el paraíso así,en el lecho con Adriana,entregándose a la lujuria...

Horas estuvieron entregados a la pasión,la lujuria,la pasión era lo que se respiraba.Gemidos y jadeos entre palabras malsonantes era lo único que se oía.El contacto de sus pieles desnudas les quemaba cómo si de antorchas se tratasen,sus cuerpos bañados en sudor y otros fluidos más íntimos.
Aníbal cuando se vio ya exhausto se dejo caer en el lecho,al lado de Adriana. La respiración acelerada por el esfuerzo.

-Esto ha sido.....dioses....pareces un animal.....-susurró Adriana cerrando los ojos pero sin dormirse.Aníbal rió roncamente,era algo muy inusual en él.

-Lo sé.Y gozas cómo una puta perra en celo- Adriana le miró con reproche,no le gustaba que se refiriese a ella de semejantes formas,aunque cuando estaban en pleno acto sexual lo hacía.

-No te hagas la remilgada,princesita.Te lo dije una vez.Pareces una inocente muchacha pero los dos sabemos que tras esa fachada hay una auténtica puta.- Se incorporo sobre la cama y la miro con una mezcla de frialdad y lujuria.

-Y esto te lo digo ahora esposa.Si quiero de ti una esclava,tendré una esclava.Si quiero una puta,tendré una puta.- se puso encima de ella nuevamente,Adriana se revolvió un poco,enfadada por sus palabras.

-Déjame.- Aníbal hundió su mano en los cabellos de Adriana y le dio un tirón de pelos,arrancándole un gemido de dolor.

-¿Ahora te haces la buena?-  excitado por esa pequeña pelea,volvío a penetrarla con suma brusquedad,iniciando una nueva sesión de sexo.Más brutal,más salvaje.....Aníbal se movía con fuerza,haciendo golpear con fuerza el cabecero de la cama contra la pared,extasiado por el gozo mordió fuertemente la clavícula de su mujer hasta hacerla sangrar y lamió la sangre sin pudor alguno.
Adriana gritó de dolor y placer,le gustaba que fuese a veces un poco violento con ella,siempre la habían tratado cómo algo muy frágil,pero él no,él la trataba cómo a una mujer.


A las horas,Adriana dormía profundamente,Aníbal no podía conciliar el sueño,casi era de noche ya y suponía que Adriana dormiría ya hasta la mañana siguiente. La miró y no pudo evitar pensar que esa niña era su mujer,la madre de su único hijo.Que él la había tenido en sus brazos siendo apenas una niña.
Cuando al fin pudo dormir,las pesadillas empezaron a acosarle. No supo porque de nuevo volvió el recuerdo de los abusos que sufrió de niño a manos de ese libio.....

Continuara......

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