Suavis Inimicitia.


El abismo que separaba Aníbal de Adriana cada vez era más grande,al menos así lo veía Adriana. La noche anterior Aníbal había estado rarísimo cuando Julius y Selene se fueron,no le había hecho ni caso y había notado cómo algo ensombrecía su ánimo más de la cuenta.
Por la mañana cuando Adriana despertó y se vio sola en la alcoba,se incorporo sentándose en la cama,encogió las piernas y se abrazo a sus piernas apoyando la cabeza en sus rodillas.

-"¿Qué será lo que me oculta? Debe de ser algo muy importante para que no se lo haya dicho a nadie.Bueno, Aderbal no estaba anoche,seguramente a él se lo habrá contado.Si son cosas de militares seguro que sí. Le preguntaré a Aderbal esta noche,últimamente suele quedarse mucho desde que formalizó su relación con Dido. Ya está,hablaré con él esta noche". 

El resto del día fue bastante normal,Adriana estuvo jugando con Sadik con las figuritas de madera que su padre le había mandado cuando estuvo de campaña en Iberia,eran las favoritas del niño. Adriana no esperaba a su marido hasta la noche,lo que le sorprendió ver que llegó a mediodía.
Estaba ella con su bebé sentada en el suelo,jugando cuando su marido llegó,Adriana levantó la cabeza y no pudo evitar sorprenderse al verlo allí tan pronto.

-¿Tan pronto?

-Vengo cuando me da la gana,Adriana.- brevemente se maldijo por ser tan brusco con ella,no tenía culpa de la situación política que atravesaban Roma y Cartago,además.....ella siendo princesa de Siracusa,dónde se hallaba uno de los puertos militares y comerciales más importantes del mundo,podría tener a los sicilianos de parte de Cartago si Adriana decía de ponerse del lado púnico.

-Ven aquí....-Adriana se levantó del suelo con su hijo en brazos y Aníbal rodeó su cintura con los brazos,atrayéndola hacía él,abrazándola con su hijo en medio de ambos.

-¿Qué quieres,Aníbal?- cuándo su marido estaba tan suave es que buscaba algo de ella.

-Te debo tanto mi amor,te quiero pedir perdón por no saber cómo hacerte feliz,por marchitar una flor.- susurró Aníbal rozando sus labios con los de su esposa,antes de besarla con esa dominación que le caracterizaba,Adriana correspondió pero sabía que esas palabras eran falsas,quería algo de ella.
Aníbal no era falso del todo,usaba el que Adriana no se fiaba del todo de él con algunos temas para poder decirle todo lo que sentía disfrazado de malas intenciones.

-¿Q-que quieres de mí?- preguntó Adriana separándose de él,Sadik había sido testigo del beso de sus padres,pero en su inocencia no sabía que significaba eso.

-Esta bien....seguramente va a ver guerra con Roma,Siracusa,¿de qué parte  se pondrá?

-No lo sé....yo no soy  reina de Siracusa....

-Pero tienes influencia,esposa mía....si hubiese guerra con Roma,y es guerra llegase a Cartago,bueno,creo que sabes lo que podría pasar,querida.- Aníbal le acarició la mejilla con cierta ternura.- Sabes que te digo esto para ayudarte,lo hago todo por tu bien.

-¿Quién decidió la guerra?

-Roma. Te lo dije,los romanos son falsos y traicioneros,los estas viendo a través de mis ojos,Adriana.

-Yo.....

-Piénsatelo,por el bien de nuestro hijo.- Aníbal cogió a Sadik en brazos,el niño no tardó en acomodarse en los brazos de su padre,aunque le gustaba más la suavidad de su madre que la dureza de su padre. Aníbal le dio un breve beso sobre la frente a su mujer.
¿Una guerra? Adriana tembló un poco de puro terror,no,una guerra no....se sintió de pronto viuda de un hombre vivo,Aníbal si combatía podría morir,además pensó en su familia...Adelphos,Fabio,Julius,podrían morir.....de pronto vio todo  teñido de sangre,escuchaba el horrible sonido de la guerra,todo en su imaginación,pero era aterrador.

-Por cierto,esta noche...prepárate,los días que estuvo aquí Selene no disfrute de ti,Adriana.- dijo Aníbal sacando a Adriana de sus negros pensamientos,un leve sonrojo se apodero de las mejillas de Adriana al escuchar las palabras de su marido.

-¡No digas eso delante de Sadik!

-Mejor que lo oiga de su padre que de otros labios.- miró a Sadik,debía reconocer que en el fondo en crío le caiga bien.- Hijo mío,eres muy joven aún pero este es mi primer consejo de padre,cuando te cases fóllate a tu esposa aunque este la bruja de tu cuñada....

-¡Aníbal!- le arrebató al niño de los brazos.- es muy joven para que le hables de eso.

-Te recuerdo que tuvimos que follar para engendrarlo.Yo voy a a comer ya,te espero,pon el niño a que juegue o que se yo,quiero estar contigo a solas,no con el crío de por medio.

-Sí....- Adriana aún seguía asustada,odiaba la guerra,no quería perder a nadie,ni a su marido ni a sus familiares,pero sabía que si Roma y Cartago se enfrentaban,sus primos y abuelo tendrían que luchar contra su esposo,Aníbal era devastador en la guerra y....¡no! Tenía que tratar de hacer algo,lo que fuese....

Continuara.....

  

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