Suavis Inimicitia.


Aníbal durmió hasta bien entrado el mediodía,necesitaba ese descanso,tanto física cómo psicológicamente. Sus ojos se abrieron pesadamente,cerrándose debido al cansancio acumulado.Se reincorporo en el lecho y miro a su alrededor,no había sido un sueño.Estaba en su casa,en su cama,había dormido junto a su esposa tras tanto tiempo separados.
No pudo reprimir un bostezo y ya más espabilado pudo comprobar que la habitación estaba a oscuras,la puerta cerrada,las ventanas abiertas para que corriese un poco de aire pero las cortinas echadas impidiendo la entrada de luz solar.Seguramente habría sido idea de Adriana para que descansase mejor,¡qué práctica era aveces!   
Cómo no estaba acostumbrado a vaguear se levantó de la cama y se estiró para desentumecer sus miembros,notaba los ojos ligeramente hinchados debido al sueño aún acumulado,pero no podía dormir más.Tenía otra idea en mente.

Se aseo y vistió con una ligera túnica,iba a buscar a Adriana que seguramente estaría con el crío.
No se equivoco.Su mujer y su hijo se encontraban sentados en el suelo sobre unas sábanas en uno de los balcones,Adriana estaba viendo los progresos de su hijo en gatear.

-Salve Aníbal.- dijo Adriana al ver a su esposo,la romana tomo a su hijo entre sus brazos y se acerco a él.- Sadik,papá volvió.- le dijo con una sonrisa de felicidad a su hijo,a quién no parecía importarle la vuelta de su padre.

-Ah....hola niño.- tras meses sin ver a su primogénito esas fueron las únicas palabras que le dirigió en ese momento.- Ve a dejarle con mi hermana o con alguna esclava.

-¿Qué?¿Por qué?

-No creo que quieras que este presento hoy.Te lo dije,vamos a recuperar los polvos perdidos.Y no quiero un "pero" ahora mismo a la cama.Te espero allí.

A Adriana no le quedo otro remedio que dejar a Sadik con su niñera,una esclava libia llamada Elira. Que remedio,le tocaba ahora complacer a su marido.
Cuando llego a la alcoba,Aníbal la esperaba aún vestido sentado en el borde de la cama con los brazos apoyados en las piernas y la cabeza ligeramente inclinada hacía abajo,cuando la oyó entrar la levantó y clavo en ella sus oscuros ojos.

-Cierra la puerta.

-Sí.-cuando Adriana cerró la puerta,cómo un depredador que va a cazar a su presa Aníbal se levantó de la cama para acercarse a su esposa y arrinconarla contra la pared,pegando su cuerpo contra la suave y complaciente anatomía de Adriana.

-Súbete el vestido....-ordeno él en su oído con una voz ronca y cargada de lujuria,de un tirón subió la parte de abajo del vestido,descubriendo las piernas de Adriana,continuo subiéndoselo hasta la altura del vientre,no tardo en arrancar literalmente la ropa interior de ella,pronto él se subió un poco la túnica y se deshizo de la ahora molesta ropa interior. De un brusco movimiento la alzo e hizo que las piernas de Adriana se abrazasen a su cintura,así de una brusca embestida la penetro arrancándole un gemido de dolor e incomodidad a Adriana.
Adriana cerro los ojos notando los bruscos movimientos de Aníbal a la hora de moverse,¡cuanto le había extrañado! Notaba los bruscos movimientos de él,sus manos aferradas a su cintura,su boca cerrándose sobre sus cuello,mordiendo y lamiendo.No pudo hacer más que apretar las piernas sobre su cintura,indicándole que lo quería sentir más profundo,más fuerte....
Gritaba,gemía,jadeaba de placer....estaba en el séptimo cielo cuando hubo un brusco cambio de postura. Aníbal salió de ella y la soltó de golpe cayendo al suelo,Aníbal la agarró del brazo levantándola y tras arrancarle la ropa la empujo sobre la cama,no tardo en colocarse encima de ella y deshacerse de sus ropas y volvió a penetrarla con salvajismo.

-Te....extrañe.....-susurró Adriana entre gemidos de puro placer,Aníbal del único modo que respondió fue con movimientos más bruscos.

-Grita....quiero oírte gozar cómo una perra...-decía el púnico excitándose más por los gemidos de su esposa,notarla retorciéndose de gusto,temblar....le encantaba.
Los meses de castidad hicieron mella en ambos y no tardaron en alcanzar el clímax,pero Aníbal sin darle tregua alguna Adriana,una vez hubo salido de ella le introdujo dos de sus dedos,impregnándolos de la mezcla de los fluidos femeninos de Adriana y se su esperma.

-Lámelos....pruebame....-murmuro con lascivia Aníbal,Adriana sumisamente obedeció a tan lasciva petición,una vez los hubo lamido hasta dejarlos limpios,Aníbal volvió a ponerse encima de ella y volvió a empezar....

Continuara......

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