Suavis Inimicitia.


Cuando Aníbal entró en la habitación,cansado del agotador día,esperaba a ver la alcoba sola ya que creía que Adriana estaría con el mocoso.Cuál no fue su sorpresa al encontrarla ahí,y más con ese vestido tan sugerente que resaltaba los atributos físicos de su mujer.Una sonrisa maliciosa y complacida se dibujo en los labios del púnico.

-Así es cómo una mujer debe recibir a su esposo.

-Ven aquí....-dijo ella con la voz más seductora que pudo poner,le daba un poco de corte lo que iba a hacer. Sin deshacerse del todo de la ropa,quedando sólo  con una ligera túnica,Aníbal se acercó a ella,¿que estaría planeando esa cabecita romana? Era obvio que Adriana planeaba algo.

-¿Qué planeas,Adriana?

-¿Los cartagineses dais mucha importancia al honor?

-Es lo más importante.

 -Quiero demostrarte que me entrego a ti totalmente....yo....quiero hacer algo que en Roma no esta bien visto,que le da placer a los hombres.

-¿Qué vas hacer?- preguntó ligeramente picado por la curiosidad de que quería hacerle Adriana,¿que era lo que en Roma estaba mal visto en la cama? No caía en ese momento el que.
Adriana le pidió que se tumbara en la cama y Aníbal motivado por la curiosidad de que se proponía ella le hizo caso.

-Espero que esto no te moleste....

-Adriana,¿qué coño vas a hacer?

-Quítate la ropa.- Aníbal se desnudo ante la insistencia de Adriana y por la carita de cachorrito que puso. Adriana inspiró profundamente y se agacho hasta la altura de la entrepierna de su esposo,su miembro estaba semi erecto por lo que debía de estimularle un poco.

-Creo que ya se que pretendes....¿ves cómo tengo razón en que en el fondo eres una puta? Mi puta.- Adriana muerta de vergüenza empezó a dar pequeños lengüetazos en el miembro de su esposo,sacándole pequeños suspiros de placer. Recorrió todo el sexo de él con su lengua,haciendo un acto que en Roma se vería muy mal. Una vez lo tuvo mojado con su saliva se lo introdujo lentamente en la boca,pero sólo hasta la mitad.
Aníbal no se creía que Adriana le estuviese haciendo eso,notaba en su miembro el calor y la humedad de la boca de Adriana,su lengua lamiéndole con evidente inexperiencia y las lamidas en la punta,la parte con mayor sensibilidad.Cerró los ojos disfrutando de la primera vez que su esposa se la felaba y no sería la última ya que le estaba gustando bastante.

-Hmmm....lo haces bastante bien....- murmuro Aníbal apoyando su mano en la cabeza de Adriana,acariciando los cabellos de su esposa.- Más rápido y métela entera.....-le empujo con un poco de fuerza la cabeza a Adriana para que bruscamente se introdujese de golpe su miembro,ya erecto,en la boca.
Adriana tuvo una oleada de arcadas y estuvo a punto de devolver y apartar la cabeza,pero Aníbal no la soltaba.Cuando la soltó,Adriana empezó los movimientos mecánicos de arriba y abajo,sin mover apenas su lengua.

-Ahh...mueve la lengua...-susurró Aníbal entre gemidos y jadeos.Adriana obedeció y sus movimientos fueron un poco más rápidos. Aníbal estaba al límite,la última vez que le hicieron una felación fue Alice,su ex amante celta,no tardo en venirse en la boca de Adriana,inundándola de su cálida y espesa esencia.

-....Trágalo...todo....-ordeno el púnico a lo que sumisamente su dulce esposa obedeció.

-¿Te gustó?- preguntó ella una vez se saco el miembro de Aníbal de la boca.

-Me gusto....- cómo compensación,tras desnudarla con cierta prisa,la abrió de piernas y hundió su rostro entre ella,devorando el sexo húmedo de Adriana con su lengua,probando las mieles de su romana,penetrándola con su lengua.
Adriana gritaba de gusto,se estremecía ante las lamidas de Aníbal en su sexo. No tardo en venirse ante tal ansia en le lamia su sexo.Aníbal lo lamió todo realmente complacido.

-Buena chica....-musitó Aníbal en lo que la penetraba de un brusco movimiento,en vez de empezar los movimientos,se regodeo unos instantes y quedo quieto encima de ella,sintiendo la calidez de Adriana.

Tras aquella fogosa sesión de sexo,Adriana se acurruco al lado de su marido,quién ya se había acostumbrado a que Adriana durmiese apoyando la cabeza en su pecho.

-Te amo....-murmuro Adriana notando un ardor entre sus piernas por la tremenda fogosidad que había sentido.

Aníbal no contesto.Nunca lo hacía y nunca lo haría,era algo a lo que Adriana se había acostumbrado ya ante su falta de cariño,al menos siempre les quedaba el sexo que eso era algo que el cartaginés nunca decía que no.

Continuara....

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