Suavis Inimicitia

Todos los senadores , generales  e invitados se sentaron en aquella redonda sala de piedra , todos reunidos alrededor de un altar de piedra con un gran manuscrito sobre el mismo.
Hektclar  , uno de los grandes negociadores  y parte del senado se acercó al altar y se posó sobre este , mirando a todos lados , buscando a Aníbal y a sus acompañantes  para llamarlos  , con la intención de que Aníbal hablase sobre la vertiginosa situación de Cartago.




- ¡ General Aníbal  , acérquese y lea el tratado por favor! - Dijo con seriedad el senador.




Aníbal se puso en pie rápidamente y ajustó su espada , haciendo señas a Élbir y Aderbal para que se dirigiesen al altar con él .
Estos no tardaron en ponerse en pie en la tribuna de atrás y caminar por los escalonados pasillos , poniéndose al lado de su general.





-  Puede hablar general - Dijo el comunicador a Aníbal.




- No os leeré la carta , os explicaré  lo que intentan los romanos y pronto entenderéis por que me negué a ello. - Aníbal se aclaró la voz y la alzó bastante más de lo normal.- ¡ Lo que estás ratas exquisitas pretenden es tomar parte de nuestras tierras a cambio de que nos apoyen , aceptemos o no quieren nuestro territorio , el territorio que tantas vidas y esfuerzo nos ha costado conseguir ! 





Todo el senado quedó callado por unos momentos hasta que otro de los generales del norte se puso en pie con soberbia , sonriendo con gran amplitud , tras eso se dispuso a hablar , posando la mano sobre su pecho , al igual que hacían muchos del senado romano.





-  ¿ Qué hay de malo en eso general ? ¿ No es cierto que Roma es ahora mismo una gran potencia y un gran imperio ?¿ No es cierto que gracias a ellos podremos aumentar más nuestro territorio ? es cierto que algo de territorio se perderá  , pero lo que perdamos lo recuperaremos en menos días- Dijo con un tono de creído.





-  Ahora te pregunto yo , hermano cartaginés...¿ En serio cree que nos dicen la verdad? será una gran potencia , no lo desmiento , pero son los mismos que han intentado por lo menos siete veces pasar a nuestro lado de Iberia para tomarlo-Dijo Aníbal con seriedad.




- Pe..pe..pero...pero ellos..- Aquel hombre no tardó en callarse , comenzando a temblar.




- Ni peros ni nada senador ...¡ LO QUE ERES ES UN MALDITO IMPOSTOR , ERES UN ESPÍA ROMANO ! -Aníbal golpeó el altar con fuerza y saltó sobre este , dirigiéndose donde él.




Estaba claro que era un espía romano , no solo por lo que apoyaba a Roma si no por que no se había quitado el anillo que identificaba a todo romano y que casi nadie llevaba en Cartago , solo los senadores romanos y los mensajeros , por así decirlo era algo para reconocerlos y distinguirlos de los cartagineses.
Enseguida el espía sacó una de sus dagas  y se la puso sobre el corazón negando, sin llegar al clavarla , no quería que lo cogiesen y se lo llevasen como rehén.
Enseguida dos soldados que habían dentro de la sala agarraron al hombre antes de que se clavase la hoja en el corazón y lo apresaron inmovilizándolo para que no hiciese nada.






Aníbal se acercó al espía y agarró sus cabellos , mirándolo.- Dime tu nombre..impostor..que te va a esperar unos meses largos hasta que venza el tratado..y cuando torturo a alguien me gusta gritar su nombre..





Octavio...Octavio bruto..-dijo casi llorando , siendo arrastrado fuera de aquel lugar.



Continuará....

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