Suavis Inimicitia "Tortura"
En esos días de cautiverio fue un autentico infierno
para Adriana y Élbir. Nada más llegar y separarla de sus
hijos,Quintus llevó a Adriana a una tienda dónde había unas jaulas
pequeñas cuyo interior albergaba unos pobres cautivos en un estado
lamentable. Quintus ató las manos de Adriana antes de sacar el
látigo y empezar a azotarla con suma fuerza,desgarrándole la ropa y
la carne de la espalda,dejando que largos hilos de sangre cayesen
hasta el suelo. Adriana gritaba de puro dolor,la estaba destrozando.
-Es una pena llenar de cicatrices un cuerpo tan bonito
como el tuyo- le susurró Quintus a su espalda,tras eso cogió un
cubo de agua y lanzó el contenido sobre las heridas abiertas en la
espalda de Adriana,sacándole un alarido de puro dolor. Y siguió
unos diez minutos más de azotes antes de colocarle pesadas cadenas
en las manos antes de lanzarla sin cuidado alguno al interior de la
jaula,dónde sólo había mujeres en muy mal estado.
Élbir por su parte fue atado a un poste,dónde otro
soldado le azoto con un látigo,desgarrándole la carne de la
espalda y arrancándole gritos y alaridos de dolor al púnico. Tras
eso lo soltaron y Quintus que apareció sin saber Élbir
cuando,escupió en el rostro del joven.
-Serás destinado a ser un muñeco de prácticas,cuando
volvamos a Roma serás vendido al circo de gladiadores. Y tu amiguita
al parecer será la nueva favorita del pretor- de haber podido,Élbir
le habría arrancado los ojos a ese legionario.
Sadik por su parte,odiaba que Aurelia estuviese todo el
día con su hermana en brazos,a quién la romana no paraba de hacerle
carantoñas y mimos,algo que odiaba Sadik,esa mujer no era quién
para hacerle eso a su hermana.
-Y dime,pequeño,¿cuál es tu nombre? Tendré que
saberlo- dijo Aurelia agachándose a la altura del niño,quién la
miró con un brillo de enfado en sus ojos verdes.
-No voy a decírtelo, soy un guerrero.
-Claro que serás un guerrero,al servicio de Roma,y tu
hermana,¿cómo se llama?- trato nuevamente de acariciar la mejilla
morena de Sadik,desde que llegó el niño no había dejado que le
tocase ni un poco. Pero Sadik nuevamente le dio un manotazo a la
mujer.
-Seré un guerrero al servicio de Cartago. Y no te
importa el nombre de mi hermana,mi padre la llama mocosa.- la mujer
no pudo reprimir una carcajada por la predisposición del niño- y
que no eres mi madre.
-Yo seré ahora tu madre,cariño. Conmigo vivirás
mejor en Roma que en esa tierra salvaje de África- el niño ya se
hartó y se alejó de Aurelia,saliendo de la tienda al mismo tiempo
en la que Cayo entraba.
-No te esfuerces,ese niño es un salvaje- Cayo no le
había dicho a su esposa que los niños que Aurelia quería adoptar
eran hijos de un bravo guerrero y que la madre de los niños si que
era Adriana. Aurelia conocía a Adriana de la boda de Julius y
Selene,ya que fueron invitados a esa boda,aunque Cayo no gozase de la
simpatía de Julius,sólo fue invitado por cortesía.
-Al menos la pequeña podrá ser romana. He pensado en
ponerle de nombre Julia,Julia Meredio. Seguro que el nombre que le
pusieron será un nombre bárbaro como Tanit, Jezabel o algo así.
Ajeno a esto,Sadik andaba por el campamento en busca de
su madre,entro en cada tienda sin encontrar nada,hasta que por fin
encontró la tienda donde se hallaban las jaulas de los
prisioneros,sin más,entró picado por la curiosidad y con voz
temerosa llamo a su madre.
-¿Mami?¿Mami?- preguntó el niño en voz alta sin
obtener al principio respuesta.
-S-Sadik...aquí....-¡era la voz de su madre! Sonaba
débil,de modo que el niño hecho a correr en busca de ella,cuando la
encontró casi hecho a llorar. Adriana estaba vestida con los harapos
en los que su vestido fue reducido por los latigazos,en general
sucia,maltrecha y gravemente herida.
-Mami....-Sadik metió sus manos entre los barrotes
para tratar de tocar a su madre. Adriana con un esfuerzo sobrehumano
se incorporó y con su manos encadenadas tomo con ternura las de su
hijo.
-Mi niño....mi bebé...mi príncipe....-susurró
Adriana besando las manos de su primogénito.
-Mami,tenemos que escapar....
-Necesitamos a tu padre....él podría
salvarnos....Sadik....protege a tu hermana....por favor....que la
mujer no se la lleve...por favor...-pidió Adriana con voz débil y
cansada,Sadik asintió con la cabeza,no iba a defraudar a su madre
ahora que era su única esperanza.
-Mami...- murmuró el niño con una voz quebrada,a
punto de llorar. Adriana lo miró cálidamente,debía de consolarle.
-”Soy
la magia,soy la luz,
un
instante de eternidad,la puerta abierta al más allá,
si
duermes me verás.
Sí
has llegado hasta aquí,cuidate de morir
sin
antes dejar terminados todos tus sueños,la vida es para luchar.
Si
has llegado hasta aquí,cuidate de morir
sin
antes dejar dejar terminados todos tus sueños,la vida es para
luchar.
Ahora
te toca vivir,ya habrá tiempo de morir,
hazte
amigo de la adversidad o nunca serás feliz.
Y
algún día verás que la vida es muy corta para llorar,
se
tú mismo eso nunca nadie te lo podrá quitar.”*
Empezó
a tararear Adriana,era la canción que siempre le cantaba a sus hijos
cuando estaban tristes. El niño sacudió la cabeza para tratar de no
llorar,debía de ser fuerte para ayudar a su madre y a su hermana.
-Tienes que ir con tu hermana,y en cuanto puedas ve al
Iberus...tú padre cruzara pronto el río. Convence a Aurelia para
ir.
-Lo haré mami,no te defraudare- Adriana besó las
manos de su hijo,tenía que aparentar fortaleza para que Sadik no se
derrumbase,pronto Aníbal iría a por ellos y pondría las cosas en
su sitio.
-Tienes que irte,te estarán buscando...sé fuerte
Sadik- el pequeño asintió con la cabeza y obedeció las palabras de
su madre de irse de ahí. Adriana le dijo que se fuese para que no se
metiese en líos y para que no la viese en ese estado lamentable.
Menos más que una celtibera,con la que se comunicaba en íbero y en
algunas palabras sueltas en latín,llamada Kara le curó cómo pudo
las heridas de la espalda. Kara también le contó parte de su
historia. Que la castra fue levantada sobre donde estaba su aldea y
todos los prisioneros y esclavos eran los habitantes de aquella aldea
celtibera. Adriana se juró a si misma que en cuanto escapase y
llegase a Cartago, redactaría una carta al Senado de Roma para
denunciar las atrocidades del pretor Cayo Meredio. Se ocuparía ella
misma de hundir en la miseria a ese hombre,si Aníbal no le mataba
antes.
(* La canción se llama “El espíritu del Bosque” y
es de Mägo de Oz)
Por tus historias llenas de pasión e historia...
ResponderEliminartienes un PREMIO en mi blog...
me gustó descubrirte
besossssssssssss
Hola Novak,siempre es un placer recibir tus comentarios n.n
ResponderEliminar*^* pues muchas gracias por el premio! *^*
Me maravillas mujer
ResponderEliminareres increible
Muchas gracias por tu comentario,siempre es un placer leerte
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