Suavis Inimicitia "Desesperación"
Ajeno a que hacía días que habían apresado a su
familia y a uno de sus hombres,Aníbal había llegado hasta Cartago
Nova junto con Aderbal y Bolmícar,quién obviamente traía a Aldara
y Tirso pero ellos volvían a casa en Cartago. Aníbal busco a su
familia por toda Cartago Nova,desesperado. Lo último que supo de
ellos fue en una ciudad íbera en la que se alojaron bajo nombres
hebreos,fueron hay muy listos en ocultar sus identidades y en que
Élbir fuese dejándoles señas por el camino con el sencillo dibujo
del símbolo de la diosa Tanit. Pero a partir de ahí no obtuvo pista
alguna de su mujer o sus hijos,estaba desesperado, no sabía que
hacer o a quién acudir. No había calle de la ciudad en la que no
hubiese buscado,no había posada alguna que no hubiese preguntado.
Nada. Era como si se les hubiese tragado la tierra.
-Aníbal,tranquilo,aparecerán- le trataba de calmar
Aderbal,les había dado otra vez las tantas en las calles de Cartago
Nova por buscarles.
-Como les haya pasado algo,te juro que por todo el
panteón de dioses que mataré a Élbir....- dijo Aníbal entrando
nuevamente en una posada que había,no había casi nadie en ese
momento comiendo,a excepción de un pequeño grupo de sucios íberos
que hablaban escandalosamente. Aníbal y Aderbal iban a cenar
ahí,aunque Aníbal tenía el estómago cerrado a causa de la
preocupación.
-¡¿Os acordáis de la parejita púnica con críos de
la otra vez?!- dijeron los íberos escandalosos, los dos cartagineses
afinaron el oído para escuchar la conversación.
-¿La de la muchachita con un brazalete de oro con
serpientes?- al escuchar eso,Aníbal no pudo hacer otra cosa que
desenvainar la espada y coger a uno de los íberos por el cuello con
claro gesto amenazador.
-Dime que paso con ellos o te juro por Baal que te
matare- para más inri,puso la punta de la espada contra el estómago
de aquel hombre,apretando la punta hasta que salió unas gotas de
sangre.
-¡¡AHHH!! ¡Te lo diré,te lo diré! - Aníbal apartó
la espada,de momento,del íbero.
-Habla.
-S-se fueron al Iberus...se desviaron....iba solo un
hombre armado y nosotros...eramos cinco....tuvieron que huir....
-Me vale- tiró al íbero contra el suelo- ¡Aderbal! A
buscar a Bolmícar,nos vamos al Iberus- Aderbal asintió y los dos
salieron de ahí para buscar a Bolmícar que estaría buscándoles.
No tardaron en encontrarle.
-Mi general,¿aparecieron?
-Nos
vamos al Iberus,lo han atravesado. Lógico,Adriana es romana,podrían
haberlos ayudado. “Baal,Tanit,Melkart,que
estén bien”- pensó
antes de subirse al caballo,Aderbal y Bolmícar no tardaron en
subirse en sus respectivas monturas y emprender el camino de noche
hasta el Iberus,al amanecer llegarían a las orillas del Iberus, pero
se cruzaron con alguien en la misma dirección que ellos vestido con
ropas de soldado,pero no de soldados cartaginés o íbero. Un romano.
¿Qué hacía ahí un romano? El romano pareció que también los vio
y paró el caballo al verlos. La sorpresa de Aníbal fue mayúscula.
-¡¿Adelphos?!- en efecto,Adelphos Iulia, el príncipe
sardónico primo de Adriana.
-Aníbal....¡vaya! Los dioses se empeñan en cruzar
nuestros caminos.
-¿Qué haces en Iberia,Adelphos?- preguntó Aderbal,el
sardónico los miro y suspiró.
-Me mando el Senado para arrestar a un pretor romano
que ha desviado fondos de su campaña para su propio bolsillo.
-Sois asquerosos los romanos- escupió Aníbal con sumo
desprecio,Adelphos ni se inmuto por el insulto.
-Algunos políticos son asquerosos. ¿Y vosotros? ¿Qué
hacéis aquí?
-Terminamos la campaña militar y Élbir,Adriana y los
niños para la seguridad de ellos y por orden de Aníbal huyeron.
Creemos que están al otro lado del Iberus.
-Hay se asienta el pretor corrupto. Os
acompañare,Adriana y los peques son mi familia también- Adelphos
seguía locamente enamorado de Adriana,y si podía hacer algo para
protegerla a ella y a sus pequeños lo haría.
-Se agradece tu ayuda- Aníbal tenía que admitir que
Adelphos les ayudaría bastante,era capitán de una legión romana y
príncipe de Sardonia,tenía gran autoridad,de modo que Aníbal tenía
otra deuda con Adelphos,pero le necesitaba para esto.
Siguieron el camino sin casi hablar ,a excepción de
Aderbal y Bolmícar que no paraban de hablar como dos abuelas en el
foro. Adelphos,normalmente vivaracho y parlanchín no hablaba casi
nada,Aníbal estaba muy preocupado por su familia,él que era un
hombre no muy devoto a veces,no paraba de rezar mentalmente a sus
dioses,prometiendo que sacrificaría un buey en honor a Baal si
intervenía en que encontrase a su familia sanos y salvos. Se moriría
si perdía a Adriana o a los niños.
-Los encontraremos. Te juro por Marte que los
encontraremos- Adelphos se había puesto a la altura de Aníbal,el
púnico lo miro con una mezcla de antipatía y agradecimiento. Aunque
debía reconocer que le caía en gracia Adelphos. Era un buen
soldado,le había salvado la vida en la anterior guerra,arriesgándose
a ser incluso penado con la muerte por salvar a un general enemigo.
-Adelphos,si no fueses un maldito romano y tratases de
quitarme a mi esposa,te llegaría a considerar amigo.
-Si tu no fueses un maldito cartaginés y no me
hubieses quitado a mi prima,de la cuál llevó desde niño
enamorado,también te llegaría a considerar amigo- por una vez,los
dos oficiales fueron sinceros el uno con el otro. A Adelphos también
le caía en gracia Aníbal,lo veía un gran militar y una persona
honorable. Quizás como habían dicho,en otras circunstancias
hubiesen llegado a ser amigos y no enemigos y aliados ocasionalmente.
Aunque Adelphos argumentó cuando le salvo la vida a Aníbal fue que
no lo hizo por él sino que lo hizo por Adriana era verdad. Si Aníbal
hubiese muerto,hubiese podido volver a perseguir a Adriana hasta el
cansancio,pero no lo hizo porque conocía que su querida prima amaba
realmente a su marido y nunca hubiese podido reemplazarle. Por amor
había renunciado a ella,tanto la quería que renunciaría a su
propia felicidad por la de ella.
Horas más tarde,siguiendo el camino marcado en los
árboles con el símbolo de Tanit,llegaron a las orillas del
Iberus,ya la noche estaba muy avanzada y sería más seguro tanto
para ellos como para los caballos cruzar de día,de modo que podrían
descansar un rato.
-Será mejor parar aquí y seguir en cuanto despunte el
alba- dijo Adelphos,lo cuál asintieron los demás. Ya por la mañana
Aníbal se reencontraría con su familia. Sólo unas horas. Unas
horas.
Qué complicados son esta clase de textos. Bien parido.
ResponderEliminarGracias por tu comentario n.n
EliminarUn beso