Suavis Inimicitia "Pasión y amor"
No
tardaron en entregarse a la pasión,llevaban días sin hacerlo y esa
noche la iban a aprovechar,desde que se casaron la pasión no había
disminuido lo más mínimo,si no todo al contrario,parecía que
aumentaba cada noche más.
Esa noche Adriana estaba particularmente ansiosa de
él,quizás porque en Iberia no habían tenido mucho tiempo juntos y
eran escasas las noches de pasión que habían vivido juntos. Aníbal
compartía esa ansia por su esposa,esa mujer le excitaba a niveles
inimaginables.
-Esta noche vas a ser mía- dijo él con voz ronca y
cargada de sensualidad,rodeando con sus fuertes brazos la cintura de
Adriana,atrayéndola hacia su cuerpo,notando la deliciosa presión de
los suaves pechos de Adriana contra su fuerte pecho. Sus bocas se
buscaban con ansia,besándose con una mezcla de lujuria y pasión.
Parecía que Aníbal quería compensar a Adriana por todo lo que
ocurrió en Iberia.
Aníbal no tardo en lanzarla sobre la cama y
desprenderse de sus ropas para colocarse encima de ella para subir la
ropa de Adriana hasta su cintura,descubriendo sus suaves y a la vez
firmes piernas,pero las palmas de sus manos,duras tras años de
manejar la espada,ascendía hasta la entrepierna de Adriana,cuya
humedad se notaba a pesar de la ropa interior de lino.
Adriana gimió de gusto al sentir los dedos de su
esposo sobre su sexo al mismo tiempo que se devoraban los labios con
lascivia. A pesar de su apariencia inocente e ingenua,Adriana podía
ser tan fiera en el sexo como Aníbal,sólo había probado el sexo
con él y siempre era fuerte,rudo y salvaje,para ellos eso era hacer
el amor.
Pronto la ropa interior de la romana se esfumo de un
simple y fuerte tirón,rompiéndolas. Aún entre
mordiscos,besos,jadeos y alguna que otra palabra obscena,Aníbal
penetró sin miramientos a Adriana con suma facilidad debido a la
excitación que su esposa tenía,sintiendo de pronto la calidez que
envolvía a su miembro. Adriana se arqueó hacía él,chocando con el
desnudo y musculado torso de Aníbal,su cuerpo reaccionaba ante la
invasión dándole una cálida bienvenida. Las fuertes manos de el
cartaginés se aferraron a la cintura de Adriana,dónde estaba
enroscada la fina túnica que ella llevaba,cubriéndola de cintura
para arriba,clavando sus dedos en ella para empezar a embestir con su
habitual rudeza y salvajismo,golpeando con fuerza su pelvis contra el
cuerpo de Adriana,quién gemía de gusto y se retorcía de gozo al
sentirse invadida con fuerza.
-Quítate eso....-ordenó entre gemidos y jadeos,a lo
que Adriana no tardo en obedecer y descubrir por completo su
cuerpo,concretamente lo que le interesaba a Aníbal,sus pechos,ahora
le tocaba a él disfrutar de los juveniles pechos de su mujer,así
que su boca no tardó en cerrarse sobre uno de los pechos de Adriana
y su lengua empezó a lamer con cierta suavidad el pezón,arrancándole
más gemidos a Adriana,pero no tardo en dejarse de suavidades para
hacerlo con fuerza,lamiendo y succionando para que saliese la leche
materna de los rebosantes pechos de la romana.
Adriana a su vez llevó sus manos a la espalda de su
marido y empezó a pasar primero con una desesperante suavidad las
uñas,hasta que estas se clavaron con cierta fuerza en la morena piel
de Aníbal y trazar finas líneas rosadas que no tardaban en
desaparecer. Aníbal tensó sus músculos ante los deliciosos
arañazos que Adriana le proporcionaba en la espalda como si de una
gatita juguetona se tratase,pero a diferencia de ella,él no se
comportaría como tal,si no como un león,así que con algo de
fuerza,mordió el pezón,arrancándole a Adriana un gemido mezcla de
dolor y placer. Toda esta acción estaba a la vez siendo acompasada
con fortísimas embestidas,los movimientos cada vez eran más bruscos
y salvajes,llegando a dañarla un poco,pero Adriana disfrutaba de tal
tortura. Aníbal para hacer la penetración más profunda colocó las
piernas de Adriana sobre sus hombros,arañando a la vez con fuerza
los muslos de su esposa a la vez que el vaivén de sus embestidas
aumentaba.
Pero para disgusto de Adriana que estaba en los campos
Elíseos debido al placer que su marido le estaba proporcionando,hubo
un brusco cambio de postura. Aníbal soltó de golpe las piernas de
Adriana para girarla,dejándole a cuatro patas,cómo los animales.
-Bruto....- murmuró Adriana entre gemidos,noto como
nuevamente las manos de Aníbal se aferraban a su cintura y
continuaba follándola con salvajismo y fuerza.
-Lo estabas deseando,¿verdad?- preguntó Aníbal con
su voz aún enronquecida por la lujuria,no hacía falta que Adriana
respondiese,podía notarlo por la abundante lubricación que emanaba
el sexo de su mujer. Adriana
gimió de gusto al mismo tiempo que movía también sus caderas al
ritmo que le imponía el púnico,de manera insinuante,la romana movió
la cabeza para agitar su oscura melena con claras intenciones de que
quería que su marido le diese un fuerte tirón de pelos,cosa que
Aníbal no se lo pensó dos veces,hundió una de sus manos en los
cabellos de Adriana y le dio tal tirón de pelos como si quisiera
arrancárselos de cuajo. Ella mordía la almohada para contenerse
para no gritar,aunque Aníbal se lo estaba poniendo difícil.
-Grita,quiero oírte
gozar como una perra- exigió Aníbal entre gemidos y jadeos de
placer,entre otras palabras obscenas. Adriana gemía y jadeaba de
placer,lo sentía más profundo,le gustaba sentirlo así. Aníbal
también estaba disfrutando de esa sesión de sexo,las paredes
vaginales de su esposa le apretaban un poco el miembro,pero le
gustaba la deliciosa calidez y humedad que envolvían a a su
miembro,con cada embestida se sentía más dentro de Adriana. Pero
ella,con el orgullo que toda hija de Roma tenía,se incorporo un poco
,aún teniendo a su esposo a sus espaldas penetrándola.
-Déjame
dominar....- susurro Adriana entre gemidos jadeos de placer,Aníbal
seguía queriéndola compensar por todo lo que ocurrió en
Iberia,salió de ella y se tumbo en la cama para no tardar de tener
pronto a Adriana subida a horcajadas sobre él,sintiendo como el
miembro de Aníbal se introducía en lo más profundo de ella. El
cartaginés creía que Adriana iba a ser suave y tierna,pero se
equivoco,podía ser igual de brusca que él,para ser la primera vez
que le dominaba,se movía con fuerza,a la vez que ambos gemían y
jadeaban de puro placer.
Las manos de Aníbal
ascendían por el cuerpo de Adriana hasta sus pechos,primeros
acariciándolos con suavidad,para después apretarlos con
fuerza,haciendo que Adriana diese un grito de dolor.
-¡Bruto! ¡No
hagas eso!- exclamó Adriana dolorida,debido a la lactancia tenía
los pechos sumamente sensibles.
Aníbal se
incorporo para devorar los labios de Adriana con lujuria y lascivia y
volver a tumbarla en la cama,quedando él encima y dominando de nuevo
. Adriana estaba al límite,Aníbal la llevaba cerca,muy cerca del
clímax,pero cuando estaba a punto de llegar,Aníbal ralentizaba sus
embestidas dejándola con la miel en los labios. Aníbal tampoco
podía aguantar mucho más, de modo que embistió más fuerte para
llegar ya al clímax. Adriana no aguantó mucho más,su cuerpo se
tensó y dando gritos de puro placer acabó en un tremendo
orgasmo,gritó y araño la espalda de Aníbal,quién al sentir cómo
las paredes vaginales de Adriana se contraían y sentir los fluidos
vaginales de su mujer saliendo de ella,se quedó encajado en las
extrañas de Adriana y un torrente de esperma empezó a llenar el
interior de la romana,con tanta fuerza que llegó a la salir un poco
de su interior.
Se miraron a los
ojos,agotados pero inmensamente satisfechos,él se dejo caer al lado
de Adriana,quién no tardo en acurrucarse a su lado. Normalmente
ahora sería el momento de los mimos y caricias,pero al menos Aníbal
no lo hacía casi nunca. Cómo mucho rodeaba con su fuerte brazo a
Adriana ,quién le gustaba sentirse abrazada y protegida por su
marido.
-Te amo....-susurró
Adriana.
-Duérmete- como
siempre nunca iba a responder a que la amaba,nunca lo decía pero lo
demostraba con acto,no con palabras.
Otro día
acababa,pero antes de cerrar los ojos,Adriana pudo ver a través de
las cortinas del balcón cómo la luna llena se alzaba en el cielo.
Selene....se acordó brevemente de su hermana,debía de admitir que
la echaba de menos a pesar de la traición de su hermana.
Que intenso relato!
ResponderEliminarEs un poco distinto a algunos,hacia tiempor que no subia una entrada tan....explicita
EliminarEs mejor demostrar que quieres a una persona... pero a veces reconforta que te lo digan.
ResponderEliminarMe ha gustado el relato, como han dicho.. es intenso
un besooo
Él ninca lo dice,pero se lo demuestra mucho a Adriana aparte de con el sexo.
EliminarUn beso
Excelente relato.... Muy interesante...
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario,me agrada de qie te guste.
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