Suavis inimicitia


Al contrario de la paz que había visto Aníbal en el rostro de Adriana al dormir,la joven no soñaba con nada relacionado con la paz,no....estaba sumida en pesadillas.
En el sueño,Adriana estaba en Roma,en casa de su abuelo Julius,cómo siempre,dónde había estado toda su vida desde su orfandad.
La joven princesa se encontraba cuidando un palomar,las aves revoloteaban en la jaula arrullando para aclamar la atención de su ama.Era un día precioso,el sol brillaba,soplaba una suave brisa....era un día perfecto.
Pero...el aire se heló,el sol se oscureció....de la puerta de la casa que daba al patio,Aníbal apareció,¿qué hacía él allí en Roma? Iba vestido entero de negro,llevaba la espada colgada al cinto y un halcón en su mano derecha. Él se acercó a ella,al palomar y ante la impotente mirada de Adriana,vio cómo Aníbal abría la puerta de la jaula y metió dentro el halcón.
Horrorizada,vio cómo el ave de presa empezaba a matar a las palomas,en el rostro del púnico se dibujo una sonrisa llena de maldad al ver cómo los animales morían y cómo entre lágrimas Adriana cogía los cuerpos aún calientes de las palomas y las ponía en sus faldas hasta que su blanco vestido se teñía de rojo.

Adriana despertó de golpe,justo cuando Aníbal se había ido de su habitación.La joven se acaricio el rostro,con gotas de sudor y vio que no era sudor,era sangre.
¿Sangre?
Sólo había sido un sueño....estaba en Cartago,no en Roma....¿de qué era esa sangre? ¿Sería una señal de los dioses de que su unión con Aníbal traería sangre?

Ni mucho menos,la sangre era de Aníbal,al haberse herido las manos al golpear las paredes hasta sangrar y después de haber acariciado el rostro de Adriana la había manchado con su sangre,los dioses no tenían nada que ver.

Aníbal seguía sin poder dormir,estaba apoyado contra la pared,semi desnudo,sólo con lo que tuvo que ser una túnica corta en su día tapándole de cintura para abajo.

-Soy patético....¿cómo esa niña puede tener poder sobre mi?- decía entre susurros.-No....no tiene poder sobre mi,sólo es una mocosa.- recordó brevemente a Alice,su cuerpo tan suave y complaciente....necesitaba sexo y lo más cerca que tenía era Adriana o alguna esclava.
Sin más,salió de su alcoba nuevamente dispuesto a ir a la alcoba de Adriana y descargar su necesidad en la virginal doncellez de su prometida,de romper su dulce castidad,si satisfacía la lujuria quizás se calmaría.

-Adriana....-murmuro ante una puerta cerrada.Sin más abrió la puerta de golpe,se sorprendió un poco al verla despierta.

-¿Q-qué haces aquí?- preguntó Adriana asustada,sin más,él cerró la puerta de la habitación y se encamino hacía ella,sin decir una sola palabra,sin cariño,sin más...la tumbo en la cama y se puso encima de ella.Lamió las gotas de su sangre en las mejillas de Adriana y la beso en los labios.
Fue un beso posesivo,pero a la vez cargado de un sentimiento extraño "te necesito" le había transmitido en ese beso a Adriana,pero ella no lo noto,sólo trato de revolverse en contra de él,no quería que ese hombre la cautivase,que la violase.

-Ven a mi reino de la soledad.....-susurró Aníbal entre besos- dame tu alma,dame tu amor.- mordió los labios de Adriana con dominación,hasta hacerla sangrar y lamió las gotas de sangre.
Adriana se revolvió más,incluso le golpeo y con eso se ganó que la agarrase con fuerza de las muñecas.

-Para...basta....no quiero....

-¿Quieres llegar virgen hasta nuestra noche de bodas?

-Sí.....-Aníbal la soltó,Adriana quería ser virgen hasta él día que fuese su esposa .

-La boda será adelantada...-se levantó de la cama y la dejo allí,postrada anonadada en la cama,tenía miedo de él....de su deseo,de su lujuria....de lo que sentía por él....

continuara.....

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