Suavis Inimicitia
-Quédate
hasta que me duerma....- pidió con cierto tono infantil Adriana,él
por esa vez iba a consentirla en todo lo que pidiese por tanto
asintió con la cabeza cómo única respuesta a la petición de su
mujer.- Pero a mi lado,túmbate conmigo.- Aníbal lo hizo, se acostó
al lado de su mujer y esta no tardó en acurrucarse a su lado
apoyando la cabeza en su pecho,ya le era algo normal el dormir así.
No tardo en quedarse profundamente dormida de nuevo,había pasado por
demasiado y se merecía dormir todo lo que quisiese.
Aníbal
se levantó cuidadosamente de la cama para que Adriana pudiese dormir
más a gusto,se acercó a la ventana y vio cómo en el horizonte se
empezaba a ver los primeros rayos de sol. Para que descansase
mejor,hecho las cortinas para que la luz no molestase a Adriana,una
vez hecho esto,salió de la habitación,frotándose los ojos por el
cansancio de una noche de insomnio.
-Aníbal.-
Fabio, ese muchacho le caía un poco simpático al púnico,aunque
sería un futuro rival en la guerra y más dentro de unos años si
llegaba a ser estratega, debía admitir también que Fabio era
bastante inteligente y reflexivo.
-Dime,Fabio.
-Tendrás
que sustituir hoy a Adriana en la reunión con el resto de los
gobernantes de las Doce Ciudades.-Aníbal bufó, desventajas de ser
el consorte de Adriana, debía asistir él a las reuniones.
-¿A
qué....?
-Hora
secunda,vamos,en breve. Toma el ientaculum (desayuno) y ve,Adelphos y
yo cuidaremos de Adriana.
-Élbir
se quedará también- dijo de manera tajante Aníbal,aún seguía sin
fiarse demasiado de ellos dos,sobretodo de Adelphos,pero era mejor
que nada.
-Fabio,¿puedo
preguntarte una cosa?- decía Élbir un par de horas más tarde.
Aníbal se había ido ya acompañado por Aderbal y Bolmícar,por lo
tanto estaban ahora solos los jóvenes soldados al cuidado de
Adriana.
-Claro.-
Élbir le dedicó una breve mirada a Adelphos,el príncipe de
Sardonia estaba profundamente dormido sobre un diván,roncando un
poco de manera no muy molesta. Se había soltado la coleta y la
trenza y las largas hebras de ónix caían haciendo ondas sobre el
rostro de Adelphos.
-¿Por
qué siendo romano tiene nombre griego?- Fabio rió un poco por lo
bajo,era una pregunta un tanto común,pero con una respuesta
sencilla.
-Nuestra
madre,Dafne, era la melliza de Cibeles,la madre de Adriana, quedando
el trono de Sardonia para Dafne y el de Siracusa para Cibeles.
Pues,madre se casó por amor con un espartano, Leónidas, y cuando
los cartagineses atacasteis Sicilia y Sardonia, madre huyó con su
marido a Esparta, y allí nació Adelphos, siguiendo la tradición
griega Adelphos recibió el nombre de su abuelo. Pero Leónidas murió
en las Guerras Pírricas. Pero el amor volvió a llamar a la puerta
de madre y se casó con Octavio Iulia,mi padre, Adelphos tenía tres
años cuando nací.
-Es
una historia un poco dura,pero al menos vuestra madre encontró de
nuevo el amor y naciste tú. Pero el trono....
-¡Bah!
No me veo siendo príncipe,a Adelphos se le da de maravilla.- dijo el
romano con una sonrisa amistosa.- ¿Echamos otra partida a
latrunculi?
-¡Te
ganaré esta vez,romano!
-Eso
ya lo veremos,cartaginés.- dijo con cierta sorna,ambos adolescentes
echaron a correr para empezar de nuevo el juego.
Adriana
despertó bien casi a mediodía,sentía como si un martillo la
golpease en la cabeza repetidamente,trato de incorporarse y de golpe
sintió como unas punzadas de dolor en su vientre, no fue una
horrible pesadilla. Su hermana,su propia hermana la había
traicionado y la había acusado de traición por su decisión de
apoyar a Cartago. Y como consecuencia de la dolorosa traición había
perdido a un bebé que habitaba en sus entrañas,ni siquiera sabía
que estaba embarazada y había sido incapaz de protegerlo. Pero al
menos Aníbal estuvo a su lado,apoyándola. Le había demostrado que
le importaba .
A
pesar de los dolores se pudo levantar del lecho y trato de dar unos
pasos,pero enseguida cayó de rodillas,sujetándose a un mueble.
-¡Aníbal!-
no obtuvo respuesta alguna cuando llamo a su esposo,sería ya muy
tarde,y tenía hasta la tarde las reuniones con los gobernadores de
las Doce Ciudades,Aníbal habría ido en su lugar.
-¡Adelphos!-
llamó,supuso que si Aníbal no estaba,ni Aderbal ni Bolmícar
estuviesen,quizás estuviese Élbir con Fabio. En pocos minutos un
Adelphos recién levantado y aún con el cabello suelto apareció por
la puerta. Se alarmó al ver a Adriana de rodillas en el suelo,no
tardo en arrodillarse a su lado para comprobar si estaba bien,gracias
a los dioses estaba aparentemente bien,sólo mareada por el opio que
le dio el médico heleno anoche y porque aún sentiría dolor.
-Aristóteles
te prohibió levantarte de la cama
-No
lo recuerdo.- Adelphos se levantó del suelo y con suma facilidad
tomo a Adriana en brazos,no le sorprendía lo poco que pesaba,Adriana
siempre había sido de constitución delgada y que no era la primera
vez que la cogía en brazos. Una de de las veces fue cuando eran más
críos,Adriana le obligó a enseñarle a montar a caballo y a manejar
la espada,esto era un secreto de ambos ya que estaba muy muy mal
visto que una mujer montase a caballo y manejase la gladius, pues una
vez en la finca de Julius alejada de Roma,en el norte de Italia,
Adriana se cayó del caballo rompiéndose un tobillo y Adelphos la
llevó en brazos hasta la propiedad de Julius.
-Sigues
pesando poquísimo.- dijo Adelphos riendo,Adriana por primera vez en
días sonrió, su primo la dejo en la cama con sumo cuidado,ella una
vez en la cama se puso bien la sencilla túnica azulada que llevaba
ya que se le había subido hasta la altura de las rodillas.
-¿Aníbal
esta en las reuniones que tenía que ir yo?
-Si,
junto con Aderbal y el tal Bolmícar. Estamos nosotros dos,Fabio y
Élbir. ¿Necesitas algo,Adriana? ¿Comida,bebida,una broma,un
abrazo?- Adriana rió por el optimismo de su primo,ese era el
Adelphos que conocía.
-Fruta
y diles a Fabio y Élbir que vengan,que estemos todos juntos.
-Buena
idea,no tardo.- Adelphos asomó la cabeza por la puerta para
ordenarle a algún esclavo que trajese un cuenco de frutas para que
Adriana comiese y aprovecho para llamar a gritos a su hermano y al
soldado cartaginés. Los cuales no tardaron el llegar con el tablero
del juego y con las fichas,Adelphos y Adriana se echaron a reír al
verlos.
-Salve
Adriana,¿cómo te encuentras?- preguntó Fabio,recibiendo como
respuesta que Adriana se encogiese de hombros.
-He
estado mejor. Élbir,¿consigues vencer a Fabio?
-Es
un imposible,mi señora
-No
me trates de usted,en privado llámame Adriana y trátame de tú.
Eres apenas un año mayor que yo.- Élbir se quedó atónito,pero
asintió con la cabeza.
-De
acuerdo mi señora....digo Adriana.- los romanos de echaron a reír
de buena gana, Fabio y Adelphos no tardaron en sentarse en la cama al
lado de Adriana y le hicieron señas a Élbir para que les
acompañase. Tocaron repentinamente a la puerta,sería el esclavo que
Adelphos mando para que trajese la fruta que quería comer Adriana.
-Adelante.-
en efecto,era el esclavo que traía un cuenco con
frutas,manzanas,uvas entre otras,el esclavo, un hombre joven, se lo
dio a la princesa antes de retirarse a seguir realizando las tareas
domésticas.
-¿Queréis?-
preguntó Adriana a sus primos y a Élbir,los cuáles no habían
comido nada y pronto cogieron cada uno una pieza de fruta para
devorarla.
-Delphos,dame
una uva.- pidió Fabio a su hermano,este en plan juego cogió una uva
del racimo y le dijo a su hermano que abriese la boca,sabiendo por
dónde iba el juego,Fabio lo hizo y Adelphos se la tiró a ver si
acertaba y caía en la boca de su hermano,pero la uva le dio en el
ojo.
-Perdona,hermano.
-¡Oh!
Esto es la guerra.- Fabio cogió una manzana y se la tiró a Adelphos
a la cabeza,dándole de lleno, pronto empezó un juego entre ambos
hermanos de tirarse fruta,pero el menor sin querer le dio a Adriana.
-Joder,perdona Adriana.- con una sonrisa traviesa, la
princesa le tiró a Fabio una naranja y acabo uniéndose a la
particular guerra en compañía de Élbir. Cuando se quedaron sin
frutas ya porque se las comieron o acabaron en el suelo,por lo tanto
la guerra siguió golpeándose unos a otros con almohadas como si
fueran niños. En el fondo eran eso,niños, niños que se vieron
obligados a crecer de golpe,ya fuese por la corona o por el
ejército,por lo tanto, era lógico que a veces saliese el lado
infantil cómo en ese momento de juego entre los cuatro.
me encanta el capítulo :).
ResponderEliminarModifique del ultimo lo de que dejo de ser policia y añadí otro en el que hay una sorpresa de uno de los hermanos Hale :):).
ResponderEliminarDejó*
Eliminaroki voy a mirarlo ahora.
ResponderEliminarReconozco que me diverti mucho escribiendo este capitulo xD
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminarpor cierto, mira en la parte inferior de mi blog, voy a poner a Chad Michel Murray como físico de Arthur :).
ResponderEliminar*+* mola!!
ResponderEliminarYo tengo algunos de mis personajes el fisico definido pero para otros no. Mira:
Adriana: Ana de Armas
Aníbal: Alexander Sidding.
Dido: Angelina Jolie.
Selene: Elena Furiase.
Adelphos: el.prota de la legión del águlia,no de el nombre del actor xD
Ailis: (version de tu Alicia) Nina Drovev y no tengo el resto de momento
yo puse una entrada con los físicos asignados. por cierto, tengo que decir que me encanta el asignado a Ailis :).
ResponderEliminarpodrías hacer también una entrada especial con los físicos de los personajes :).
ResponderEliminarestoy deseando que aparezca Ailis :). ¡que ganas! :D.
ResponderEliminaren cuánto a los padres de Adriana, lo cierto es que aquello fue una canallada para qué decir lo contrario. Pero ya están en paz y deberían olvidar el pasado. aunque... cierto es que no es fácil, y una rivalidad tan grande es difícil que se convierta en amistad. la verdad es que la historia de la enemistad entre Cartago y Roma es interesante, y tu relato basado en esa época me encanta.
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