Suavis Inimicitia
Adriana no dejaba de
darle vueltas a la situación,¿qué debía hacer? ¿Qué bando debía
escoger? Roma,el lugar dónde nació y creció,su tierra de origen.
Cartago,lugar dónde se caso,dónde nació su hijo,lugar dónde su
hijo crecería...¿qué hacer? Llevaba días sin dormir,los mismos
que Aníbal había pasado fuera en el consenso de Cartago. Sólo se
le ocurrió una idea. Consultar a los dioses.
Una noche,cuando su hijo
ya dormía,ella y Dido,fueron amparadas en la oscuridad de las calles
de Cartago hasta dónde Adriana quería ir: el templo de la gran
diosa Tanit. Debía consultar a Diodal,la mujer que era el oráculo
de la diosa cartaginesa.
-Dido,amiga
mía,hermana,espérame fuera.
-Lo entiendo,buena
fortuna.- se dieron un breve abrazó y Adriana se adentró sola en el
templo,sólo iluminado con unas antorchas,dándole un aspecto algo
siniestro,pero más resplandeciente que el del siniestro dios Baal.
-¿Diodal? ¿Oráculo?-
preguntó en voz alta,enfrente del altar a la diosa de la
fertilidad,se alzaba una figura,era una mujer de unos cincuenta
años,no muy alta,vestida con una túnica blanca con motivos
rojos,cómo el cinturón que ceñía a su cintura,su rostro aún
quedaba vestigios de su antigua belleza,el cabello cobrizo lo llevaba
recogido,pero a penas se le veía por una gran corona roja que
llevaba en la cabeza y a su espalda caía un velo azul
semitransparente.
-Muestrate,muchacha.-
dijo el oráculo con voz suave y pausada, Adriana llevaba sobre sus
ropas una capa verde oscuro con una capucha bien puesta sobre su
cabeza,ocultando su rostro. Se hecho la capucha hacía atrás dejando
su rostro al descubierto. Al oráculo no le costo reconocer a la
joven que llevaba una tiara plateada en la cabeza,cuyas facciones
hermosas vio que se clavaban en el alma dolorida de uno de los
hombres más importantes de Cartago.
-Adriana Augustus,Kshyqti
Melkart,esposa de Aníbal Melkart,princesa de Siracusa.
-Sabes quién
soy,pues,dime oráculo,sabrás a que acudo a ti...
-Lo sé. Tienes el
corazón dividido entre tus raíces y el amor.- clavó sus ojos
grises en los ojos de Adriana,ella pudo ver que en la mirada del
oráculo se cruzaba una sombra.- Vas a sufrir,Adriana,hija de Marcus.
Esta guerra hará que salga a la luz una serpiente de una de las
casas más nobles de Roma. Una serpiente ansiosa de
venganza,venenosa, que no estará sola,joven princesa. Pero no
estarás sola, dos que siempre te apoyaron en Roma seguirán
apoyándote. Pero,en quién más confiabas te traicionará pero esa
serpiente no podrá cumplir sus propósitos.
-Oráculo....-murmuró
Adriana,impactada por las declaraciones del oráculo para su futuro.-
La guerra,¿qué bando debo escoger?
-Roma se trata de alzar
arrogante sobre Cartago,y el Imperio Púnico se defenderá. Muchos
caerán,pero,la diosa Tanit bendice una vez más Cartago. Roma no
vencerá esta vez,los dioses protegerán su Imperio,Cartago se alzará
gloriosa en esta guerra. Siracusa,cómo ciudad amante de Cartago se
pondrá de su lado.- Adriana noto como un violento temblor se
apoderaba de su cuerpo,la predicción del oráculo decía que Roma
perdería en esta guerra ante Cartago,pero también dijo que muchos
caerían y que iba a sufrir,¿no sería que Aníbal moriría? Adriana
se echó a llorar por ese oscuro pensamiento, se llevó las manos al
rostro para tratar de limpiar sus lágrimas,pero era incapaz, notó
cómo el oráculo ponía una de sus manos en su barbilla y la obligó
a levantar el rostro para que la mirase,Adriana apenas vio nada
debido a las lágrimas.
-No llores
princesa,Aníbal no morirá,será salvado por un antiguo rival,
estará a tu lado tras la guerra.
-¿S-seguro...?
-Seguro. Adriana,te puedo
augurar de la guerra que Siracusa debería tomar parte al lado de
Cartago,al lado de Roma,Sicilia entera estaría condenada a su
destrucción,ambos bandos pelearan por la isla,pero si Sicilia se
alía con Cartago,se salvará del caos.
-De acuerdo....gracias
por tus revelaciones,oráculo.
-¡Espera! Adriana,no te
fíes de la luna,es hermosa pero traicionera. Márchate ya, hija de
Roma, y buena suerte.- dijo Diodal antes de que Adriana se echase la
capucha nuevamente sobre su cabeza para ocultar su rostro para salir
del templo de la diosa Tanit. Las predicciones de Diodal la dejaron
bastante inquieta. Al menos le aseguraba que Aníbal no
moriría,pero....¿quién iba a traicionarla? ¿Quién de su propia
casa iba a hacerle daño? Y eso de la luna no lo comprendía,esa un
acertijo del oráculo.
Una vez salió del
templo,Dido la seguía esperando fuera,también iba con una capucha
puesta sobre su cabeza para ocultar su rostro,no era conveniente que
las vieran en plena noche por las calles de la ciudad.
-¿Qué te dijo?-
preguntó la mujer sin rodeos,Adriana,que aún no se había
recuperado del todo de las predicciones, se abrazó a Dido con
fuerza,sin llegar a llorar,pero sollozando.
-Me dijo que Aníbal no
moriría.- Dido sonrió,su hermano menor no caería bajo espada
romana,pero,¿a qué venía esa tristeza? Creía que Adriana amaba a
su hermano.
-También me dijo
que....iba a sufrir,alguien de mi familia en Roma iba a
traicionarme,que una serpiente venenosa ansiosa de venganza trataría
de hacernos daño,pero que no podría. Que solo tengo dos apoyos
fieles en Roma y....que tuviese cuidado con la luna.- Dido puso
exactamente la misma cara de incertidumbre por esas palabras,¿una
serpiente? ¿la luna? No tenía sentido alguno.
-Volvamos a casa.- ambas
mujeres se adentraron en la oscuridad de las calles de
Cartago,alejándose del templo de la diosa,Adriana no dejaba de darle
vueltas a esas palabras del oráculo,le aseguró que iba a sufrir
mucho por toda esta guerra y por la traición que iba a sufrir por
parte de alguien de su casa. Inmediatamente pensó que la serpiente
sería Adelphos,su primo, y que recibiría ayuda de Fabio,su otro
primo y hermano de Adelphos y que quién serían sus apoyos Julius y
Selene. Pero,¿y el antiguo rival que salvará a Aníbal? A ese no
sabía quién podía ser .
Continuara....
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