Suavis Inimicitia "Otro más en la familia"
Pasaron los meses y llegó la primavera, Aradna cumplió
el año en esos meses, y la pequeña resultó ser más seria que su
hermano,aunque jugaba bastante con su hermano mayor,quién aunque no
lo admitiese adoraba a su hermana. Aníbal cumplió sus seis meses de
permiso y ya cuando el senado quisiera mandarlo a una guerra o
campaña militar tendría que hacerlo,cosa que Adriana entendía.
Ella se extrañaba de una cosa,según sus cálculos Ailis habría
tenido que dar a luz ya y no habían recibido noticias de Sardonia.
En fin, ya tendrían noticias de Fabio y Ailis.
Un mediodía,estaba la familia comiendo y como hacía
muy buen día y soplaba una brisa suave trayendo el olor de la mar,
almorzaban en una de las terrazas,normalmente comían dentro en el
comedor pero en verano o cuando hacía especialmente bueno en
primavera lo hacían en una de las terrazas. Todo normal hasta que
uno de los esclavos más veteranos se acercó a sus amos. El esclavo
estaba un poco temeroso,ya que a Aníbal le molestaba bastante que lo
interrumpiesen mientras comían,pero era importante.
-Mi señor,mi señora....- empezó a murmurar el
esclavo,atrayendo la atención de sus amos,Aníbal frunció el ceño
con cierta molestia,¿qué les tenía dicho? Que a no ser que fuese
estrictamente necesario no le molestasen en dos situaciones: cuando
comía con su familia o cuando estaba en la habitación con su
mujer,cosa que era bastante frecuente.
-¿Qué tengo dicho?
-Lo sé,pero....hay visita- Aníbal y Adriana
intercambiaron una rápida mirada,en sus casi cinco años de
matrimonio habían desarrollado la suficiente complicidad como para
saber lo que pensaban el otro con solo mirarse.
-¿No serán por casualidad mi primo Fabio con su
familia?- preguntó Adriana esbozando una amplia sonrisa,intuía lo
que habían hecho esos dos....
-Sí,mi señora.
-¡Diles que vengan!- exclamó Adriana sin dejar hablar
a Aníbal,quién intercambio una mirada con Sadik,quién en verdad no
estaba prestando mucha atención debido a que tenía escondido un
pequeño pergamino que le había dado su primo Âkil sobre la
historia de Cartago,en teoría Sadik no tendría que haber aprendido
a leer hasta los siete años,pero no pudo evitar querer aprender
antes de tiempo,la verdad es que no solo fue Âkil quien le enseño a
escondidas,si no también sus padres por su cuenta.
No tardaron en aparecer Fabio,acompañado de su hermosa
esposa Ailis quién llevaba un pequeño bulto envuelto en mantas
entre sus brazos. Adriana no pudo reprimir un gritito de alegría al
verles.
-Salve- saludo Fabio sonriendo,pero su prima lo ignoro
por completo y fue directamente a ver a Ailis y a su bebé.
-Adriana,Aníbal....os presentamos a Lucrezia Iulia de
Sardonia- Adriana se acercó a verla llevando a Aradna en
brazos,quien se sorprendió al ver por primera vez un bebé tan
pequeño. Aníbal y Fabio intercambiaron una mirada,Fabio debía de
admitir que hubiese preferido un varón,pero aún habría tiempo para
que él y Ailis tuviesen más hijos.
-Tío Fabio,¿no te molesta que sea niña?- preguntó
Sadik con esa inocencia que caracterizaba a un niño de cinco años.
-No Sadik,estoy muy contento con la pequeñaja.
-¿Lucrezia?- preguntó Aníbal encarnando una
ceja,Fabio asintió con la cabeza. Lucrezia era el nombre de la
abuela materna de Adelphos,Fabio,Adriana y Selene y era un homenaje a
la familia,al menos por la parte materna.
Ailis tuvo razón en todo sobre lo que pensó de como
sería su hija,había heredado los cabellos rubios de Fabio y los
ojos oscuros de Ailis. Adriana y Ailis tuvieron el mismo pensamiento
casi a la vez,que aunque Aradna fuese más mayor que Lucrezia,el
llevarse tan poco haría que tuviesen más lazos,además de que
Adriana y Ailis habían pensado y hablado hacía tiempo de que cuando
Lucrezia fuese más mayor pasase algún tiempo del verano en
Cartago,para que tuviese relación con todos sus primos,no sólo con
Marco y con Junio,si no que también con Sadik y Aradna.
Esta pequeña reunión familiar causada por el
nacimiento de la pequeña fue interrumpido por Élbir,¿qué hacía
ahí? A saber....pero cuando Élbir vio a Fabio,Ailis y a su hija lo
primero que hizo fue felicitar a su amigo y a su mujer por su
paternidad entre jadeos ya que había venido corriendo y estaba casi
sin aire,pero enseguida se dirigió a Aníbal sobre el motivo que le
trajo a su casa con tanta urgencia.
-Mi general...ha llegado un mensaje desde el
senado....- dijo el joven soldado tendiéndole un pergamino a su
general,Aníbal no tardo en cogerlo y desarrollarlo para leerlo. Lo
sabía. Recién acabados sus seis meses de permiso lo mandaban a una
campaña militar en Numidia, malditos númidas....Numidia era parte
del Imperio de Cartago,pero a veces surgían grupos de rebeldes que
debían ser puestos en su sitio por los soldados. La verdad es que la
parte sur de Numidia no estaba del todo conquistada y surgían muchas
batallas,cómo lo que ocurría en Libia,así que tenía que irse a
Numidia en menos de una semana. ¡Maldita sea! Todo debido a la
cercanía entre Numidia y Cartago .
-¿Qué ocurre?- preguntó Adriana con un tono de voz
notablemente preocupado. Fabio y Ailis también estaban intrigados
por lo que ocurría.
-Ojo rojo de Melkart.....-musitó Aníbal rompiendo el
pergamino con......¿adrenalina? La notaba corriendo por sus
venas,antes la idea de la paz le aterraba,ahora la disfrutaba y
todo,pero la guerra le proporcionaba unos subidones de adrenalina
increíbles que casi le hacían gritar.
-¡Élbir!- bramó Aníbal clavando su mirada tan negra
como el tizón en el joven soldado.- Ve a buscar a los hombres y
diles a todos y cada uno que se duplicaran los entrenamientos y que a
principios de la próxima semana iremos a luchar a Numidia.
-¡Sí,señor!- con un rápido movimiento de cabeza se
despidió de todos para salir corriendo a cumplir con las ordenes de
su general. Aníbal miró a Adriana,quién estaba con la boca
entreabierta por la sorpresa,los puños cerrados por enfado,pero con
una mirada de preocupación en esos ojos de venado que adoraba.
-¿Te vas a ir?- preguntó Sadik lo que ninguno había
preguntado,la voz del niño sonó entristecida,extrañaría a su
padre. Aníbal cogió a su hijo en brazos,lo echaría de
menos,echaría de menos jugar con el y con Aradna y estar con
Adriana.
-Tengo que ir,mocoso. Cuidaras en mi ausencia de tu
madre y tu hermana,¿no?
-Sí,padre.
-Aníbal,¿cuánto sería?- preguntó Adriana.
-Dos os tres meses como mucho.
-Aníbal,si quieres nos quedamos ese tiempo aquí con
Adriana- interrumpió Ailis,recibiendo una mirada incrédula de
Fabio,a él claro que le gustaría quedarse con su prima y sus
sobrinos en compañía de su mujer y su hija. Pero tenía
responsabilidades en Sardonia,no podía dejar a Adelphos con todo el
peso del poder. Lo tendría que hablar ahora con Ailis.
Un bonito encuentro familiar que parece intrascendente pero...
ResponderEliminarY siempre hay alguna nube que tapa el sol que brilla en todo lo alto.
Llega la guerra y la separación.
Besos de Pecado.
La vida de militar,y mas en esa epoca, era dura. Los momentos de felicidad muchas veces se ve eclipsada por problemas.
EliminarUn beso
a reunion de psatores. oveja muerta
ResponderEliminarLa paz es momentánea,la guerra siempre esta al acecho
EliminarUn capítulo hermoso, pero reencuentro y separación... Que triste :(
ResponderEliminarMe ha encantado, espero el próximo, querida Sandryska :)
Muchos besos, bonita!!!!!!
La vida de militar,y más en esos tiempos,era asi un dia estaba en casa y al otro debia de irse y dejar atras a su familia.
EliminarUn beso
Yo siempre he pensado en la angustia que debían de sentir...siempre esperando a que volvieran...siempre con la desdicha de que se marcharan...
ResponderEliminarVoyyyy atrasada...tengo muchas entradas que leer..grrrrr
un besazoooooooooo
La angustia de saber si volvera o no,de creer esa sera la última conversación y la última mirada.
EliminarUn besazo guapa!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe está encantando. Yo he publicado uno nuevo de una vida marcada, en cuanto pueda publicaré otro de una gran amistad.
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