Suavis Inimicitia: "Quae Venus ex"
La pequeña reunión familiar se termino pronto,todos
estaban cansados y se iban a dormir,Julius y Aníbal no cruzaron
palabra ni mirada,pero al despedirse lo hicieron con un simple gesto
de cabeza,en cambio Dido besó las mejillas de su hermano y su
cuñada.
Aníbal suspiró,por fin Adriana y él podían irse a
sus habitaciones,el púnico tenía una idea que le había rondado por
la cabeza desde hacía días,justamente las que llevaban en Siracusa.
Aníbal quería darle su particular homenaje y jurarle nuevamente
fidelidad a su esposa,ya lo hizo por primera vez cuando se casaron en
el templo de Baal.
Entraron en las habitaciones y Adriana,cansada,se sentó
sobre el amplió diván que había a los pies de la cama,aún vestida
con sus ropas reales. Se veía demasiado hermosa con su blanca túnica
de seda con una pulla púrpura y su corona de laureles dorados. Sus
pies aún calzados con las ricas sandalias,invitaban a ser besados
con devoción.
-De todos los que te han rendido homenaje como a una
diosa,solo falto yo,mi divina reina.- dijo Aníbal con una voz
ronca,cargada de sensualidad
-Tú no tienes que hacerlo,eres mi esposo y....
-Calla- Aníbal se acercó a Adriana,parecía un león
a punto de saltar sobre su presa,pero en vez de abalanzarse sobre
Adriana,se hincó de rodillas a los pies de Adriana. La verdad es que
él nunca había sido sumiso,pero esa noche era para dedicársela a
ella por completo.
-Aníbal,eres mi esposo,quiero un trato de igual a
igual.
-Y tú mi esposa y ahora mismo mi reina.
-No eres de Siracusa -sonrió Adriana antes de besar
suavemente los labios de su marido,quién no tardo en corresponderlo
con su habitual dominación y fuerza que le caracterizaban,sus
lenguas se entrelazaban y sus salivas se mezclaban con
lascivia,Aníbal llevó sus manos a la apertura del vestido que
descubría una de las piernas de Adriana,tan suaves,firmes y a la vez
tan femeninas,pero Aníbal rompió enseguida el beso para separar las
piernas de Adriana y apartar un poco el vestido gracias a la apertura
de la falda.
-Esto fuera- dijo refiriéndose a la ropa interior que
cubría el sexo de su mujer,mediante tirones Aníbal se la
quito,estaba hambriento de ella y nunca tendría suficiente. Una cosa
que le gustaba de su mujer es que tenía la costumbre de rasurarse el
sexo,algo que le excitaba bastante. Le abrió las piernas y acto
seguido hundió su cabeza entre las piernas para devorar la húmeda
entrepierna de Adriana,colocó la piernas de Adriana sobre sus
hombros para facilitarse mejor la tarea.
Adriana hecho un poco para atrás su cuerpo y al sentir
de inmediato la cálida y húmeda lengua de Aníbal en su sexo no
pudo evitar gemir y retorcerse de placer,¡el muy cabrón sabía
cómo enloquecerla de gusto! Él jugueteaba primero con sus labios
mayores,llegando incluso a morderla con levedad,para después
separarlos con sus dedos para acceder más fácilmente al sexo de
Adriana pero cuando de golpe sintió cómo le metía la lengua ella
gritó de gusto.
-Sigue así,mi amor,así con la lengua...-musitaba
Adriana entre gemido y jadeos,sus piernas temblaban ligeramente del
gusto,sentía la ligera túnica muy agobiante,estaba poniéndose
realmente caliente. Pero él paró de penetrarla con la lengua para
centrarse en su clítoris,jugueteaba con su lengua hábilmente,de
arriba a abajo. Pero pronto empezó a usar sus dedos,metió primero
un dedo en el interior de Adriana para luego empezar a masturbarla
con dos dedos,Aníbal los movía con fuerza,retorciéndolos con algo
de fuerza. Entre eso y que Aníbal no dejaba ni un momento de lamerla
tuvo pronto el primer orgasmo de la noche,orgasmo que su esposo
recibió en la boca,degustando los líquidos femeninos.
-Realmente sabes muy bien,mi reina,como siempre- no era
la primera vez que le hacía el sexo oral a Adriana,pero nunca se
cansaba del sabor del sexo de Adriana.
-Ahora....creo que me toca a mi....complacer a mi rey-
Aníbal sonrió lujurioso,y antes de incorporarse dio una última
lamida a la vagina de Adriana. Cuando se incorporo,dejando las
piernas de ella nuevamente en el suelo,Adriana puso ver el prominente
bulto que reclamaba su atención,de modo que levantó la túnica un
poco y también se deshizo del subligaculum para liberar el miembro
ya endurecido y completamente erecto de Aníbal.
Adriana cogió el miembro con la mano y empezó la
dulce felación,no era la primera vez y Aníbal podía confirmar que
lo hacía cómo una auténtica profesional,sin prisas y disfrutando
de cada sensación,al fin y al cabo Aníbal estaba disfrutando
enormemente. La joven reina cerró los ojos y empezó a pasar su
lengua con desesperante lentitud por le glande hinchado y brillante
por el líquido pre-seminal de Aníbal. Adriana lo había chupado
muchas veces,finalmente había dado por absurdo el tabú romano del
sexo oral,si daba placer,¿por qué tenía que ser malo? Además,su
propia cuñada le había aconsejado cómo hacerlo porque si dejaba a
Aníbal satisfecho ella podría manejarle más libremente,no es que
quisiera manipularle,pero a veces era mejor que pudiese influirle
mejor en ciertas circunstancias. La verga del cartaginés estaba
durísima y en todo su esplendor,de modo que Adriana se lo introdujo
de golpe en la boca,sacándole a Aníbal un gemido de gusto,él tensó
todos sus músculos,¡joder con su aparente angelical esposa! Le
hacía disfrutar cómo un animal,podía notar los labios de Adriana
atrapar su miembro atrás y adelante,una y otra vez y no pudo
reprimirse más y acabo estallando en un fuerte orgasmo bramando de
placer,inundando la boca de su esposa con su semen.
Adriana notó el líquido caliente y algo pegajoso y se
sacó el pene de su marido de la boca dejando un hilo de semen y
saliva,lascivamente sacó su lengua para que Aníbal viese en su boca
los restos de semen,ya que se lo había trago todo. Pero no terminó
ahí,repasó con su lengua el miembro de Aníbal,recogiendo los
restos que pudieron escaparse.
-¿Te gusto,mi rey?
-Me....me encantó.....-esa noche Aníbal no se sentía
demasiado dominante,de hecho esa noche quería dedicársela a ella de
manera más suave,disfrutándolo poco a poco,cómo la primera vez o
aquella vez en la playa hacía ya siete años atrás cuando
engendraron a Sadik. Además esa noche era de celebración para
ellos,sobretodo para Adriana,quién había recuperado lo que era suyo
por nacimiento,el trono de su familia que les pertenecía desde hacía
siglos.
La ropa de ambos pronto cayó al suelo,junto con la
dorada corona de laurel,dejando sus cuerpos desnudos,aún el contacto
de sus pieles les quemaba cómo si acercasen dos antorchas,la joven
reina sonrió encantadoramente a su esposa de manera incitante,Aníbal
aún no le dejaba de sorprender que Adriana con todo lo inocente y
tierna que solía ser tentadora e incitante,y eso le hacía hervir la
sangre a Aníbal de puro deseo.
-Dímelo por favor....es una ocasión
especial....-pidió Adriana con voz melosa.
-¿El que?
-Tú lo sabes.
-Esta bien.....te quiero.- Adriana le beso de manera
apasionada,cuando se lo decía no podía reaccionar de otra manera
que así.
Me ha encantado, es precioso cuando hacen el amor dos personas que se quieren :):).
ResponderEliminarLo de estos dos es amor del bueno,y ¿qué mejor forma que demostrarlo fisicamente?
Eliminarquerida intenso tu escrito deliciosamente hablado
ResponderEliminarmil besos y gracias por acompañarme a diario
Hacer el amor con la persona amada es una experiencia preciosa.
EliminarUn beso y siempre es un placer tenerte por aqui
Hola Sandryska,
ResponderEliminarPrecioso relato histórico. La historia siempre ha sido una de mis pasiones y tu relato promete tener de todo lo que me gusta, pasión, historia y fuerza.
Gracias, será un placer seguirte.
Un beso!
Hola Iona!
EliminarMe alegro de que te guste mi historia,la verdad es que ya somos dos a las que la historia nos apasiona,a mi sobretodo la de Roma ^-^ sera un placer tenerte por aquí y yo me pasare por el tuyo muy amenudo n.n
Un beso