Suavis Inimicitia


DOS AÑOS MÁS TARDE...

-¡Sadik Melkart!- dijo Adriana entrando en la habitación, Sadik miro a su madre con ojos de cordero degollado. Habían pasado dos años desde que Aníbal se fue a la guerra, dos años en los que Sadik había crecido sin padre,aunque su madre le hablaba mucho de él.

-¿Sí,mamá?

-¿Todavía levantado? A la cama,ya.- Sadik estaba dando saltos en la cama de sus padres,era obvio que no tenía ni la más mínima intención de irse a la cama ya.

-Un ratito....-pidió Sadik con voz lastimera,sentándose en la cama, Adriana suspiró y se sentó en la cama al lado de su hijo. Se le hacía duro criarlo prácticamente sola, Sadik necesitaba a su padre aunque no lo decía ni siquiera lo sabía,pero todo niño necesitaba una figura paterna. Figura que el niño de casi tres años identificaba casi con su primo Âkil de casi diez años. Para él, su padre era una figura lejana y desconocida.

-Mami,¿puedo dormir contigo?- pidió el niño abrazándose a su madre.

-Vale....- dijo Adriana resignada, debía de admitir que había mimado mucho a Sadik en ese sentido, siempre que podía dormía en la cama con su madre. Sadik estaba bastante apegado a su madre, veía en ella la figura de padre y madre y era la que siempre estaba con él cuando no estaba con Âkil.

-¡Bien!- Sadik abrió las mantas y se acurruco bajo ellas,esperando a que su madre se tumbase en la cama a su lado, Adriana no tardo en acostarse al lado de su hijo y se tapo a ambos con las sábanas.

-Mamá.

-Dime,cariño.- el niño se abrazo a su madre,acurrucando su cabeza en el pecho de la madre,la cuál correspondió tiernamente el abrazo,estrechándolo contra ella. Echaba mortalmente de menos a Aníbal pero Sadik era un gran consuelo para ella, era como una pequeña versión de Aníbal pura e inocente,libre de todo mal.

-Cuéntame una historia de los dioses romanos.- pidió el niño con sus ojitos verdes brillando de ilusión, Adriana no podía negarse a esa mirada.

-Claro,¿cuál quieres que te cuente?

-¡La de cuando Júpiter destrona a Saturno!- era la historia preferida del niño-.

-Esta bien. La infancia de Júpiter fue peculiar y extraordinaria. Su padre,Saturno, el dios supremo y del tiempo había destronado a su padre,Urano,el dios del cielo. La esposa de Urano era Gaia, la diosa de la tierra,había profetizado que a este le harían lo mismo que él había hecho con su padre.¡ Un hijo suyo le quitaría el trono! Para impedirlo,Saturno se comió a todos sus hijos y estaba dispuesto a devorar a su hijo recién nacido,Júpiter.
Cibeles,la esposa de Saturno,estaba triste e indignada y no iba a permitir que su esposo cometiese por sexta vez un crimen tan horrible. Decidió engañarle: le dio una gran piedra envuelta en pañales, aparentando que era su hijo. Saturno se tragó la piedra creyendo que era Júpiter y que su mujer se plegaba a sus deseos.
Mientras tanto,Cibeles había enviado al niño a una isla de Creta y lo había puesto bajo el cuidado de la cabra-ninfa Amaltea, quien con su rica leche lo criaba sano y fuerte junto al sátiro Pan, cuyo grito provocaba “pánico” en quien lo escuchaba. Los Curentes, guerreros gigantescos y ruidosos,vigilaban a Júpiter y con su algarabía conseguían que los llantos del niño no llegasen a su padre. Como Saturno era dios supremo de todo,pusieron la cuna del niño pendiendo de una rama, fuera de los dominios de su padre,ya que no estaba ni en el cielo ni en la tierra.
Creció Júpiter con la fuerza y el vigor de un dios y una vez, sin quererlo, le arrancó un cuerno a la pobre Amaltea.- Sadik siempre se echaba a reír con esa parte de la historia.- En su mente creció también el deseo de liberar a sus hermanos y vengarse de su padre. Dos divinidades le ayudaron, su prima Mentis, quien le proporciono un bebedizo para que Saturno vomitase a sus hijos, y su abuela Gaia le introdujo como copero en la corte de su padre.
En cuanto tuvo ocasión, Júpiter mezclo la pócima de Mentis con el vino de su padre y el dios vomitó a sus hijos sanos y vivos: Neptuno, el dios del mar, Plutón, el dios del Inframundo, Juno, reina de los dioses y diosa del matrimonio, Céres, la diosa de la agricultura y Vesta, diosa del fuego sagrado.
Júpiter abandono Creta,pero antes convirtió el cuerno de Amaltea en el cuerno de la abundancia,haciendo que de él saliesen todos los bienes, se vistió con la égida, un manto de la piel de Amaltea y se instalo en el Olimpo,dando comienzo a la era de los dioses olímpicos.

Sadik se quedó profundamente dormido una vez que su madre termino de relatarle la historia. Adriana no pudo evitar sonreír al verle dormir tan profundamente,parecía un angelito. Suspiró, extrañaba muchísimo a Aníbal,menos mal que Sadik estaba con ella,su lindo y buen hijo era lo único que le ayudaba a soportar la soledad.

Comentarios

  1. qué bonito, me encanta el hijo de Adriana y Aníbal, es encantador :)

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    1. Sadik es una monada >.< con casi tres años es un volcan encantador

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  2. es muy mono, yo quiero un hijo así. y a Aníbal en versión dulce XD. publiqué otra, por cierto :).

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