Suavis Inimicitia
Una noticia casi hizo que Adriana diese un gritito de
alegría: ¡Fabio se casaba! Se casaba con Ailis,la amiga de Adriana.
Hacia tres años que Ailis había ido a ver a Adriana a Cartago y le
comentó que su relación con Fabio iba pasando de la amistad al
amor,siempre se habían llevado muy bien y desde que Fabio volvió
junto con su hermano de la guerra,Ailis y él se acercaron bastante
hasta que surgió el amor. Tanto que Fabio acabo pidiéndole
matrimonio. A lo que Ailis dijo que si.
Así que Fabio invito a Aníbal y a Adriana a su boda,
adoraba a Adriana y le caía muy bien Aníbal,no era en vano el
marido de su querida prima. Pero....el problema: Fabio tenía que
invitar a la boda a Julius y a Selene,tanto porque eran familia como
porque Julius era su superior en el ejército. En fin,mientras se
ignorasen todo el rato y ya esta ,no llegaría la sangre la río. El
otro problema,la boda lógicamente sería en Sardonia. Eso era un
problema menor. Élbir y Aderbal junto con Dido estaban invitados a
tan feliz enlace.
Esa noche tenía que decirle a Aníbal lo de la boda,
que los dioses hiciesen que estuviese de buen humor. No le haría
nada de gracia ir a una boda romana rodeado de romanos. De modo que
esa noche tendría que ronearle bastante Aníbal para que accediese.
Antes de que Aníbal volviese a casa sobre la hora de
la cena, Adriana se apresuró a que cenasen los niños y a acostarlos
ya. Esa noche sabía que su marido volvería tarde y tendría tiempo
de sobra para camelarse a Aníbal.
Cuando él volvió a casa,no se esperaba que fuese a
cenar a solas con su mujer,y menos que Adriana estuviese vestida de
manera tan provocativa. A Aníbal le sorprendió lo rápido que
Adriana recuperó la figura y pudiese lucir un vestido blanco estilo
heleno con un escote bastante pronunciado,sujetado bajo el pecho y a
la cintura con unas tiras de cuero. La verdad es que el vestido no
tapaba mucho pero servía para el propósito de Adriana.
-Los niños ya están dormiditos. Estamos solos.- dijo
Adriana con voz muy melosa acercándose mucho a su marido y rozando
sus labios contra los de él. Aníbal a pesar de su dureza de
guerrero era incapaz de resistirse a que su mujer se pusiera de
manera tan dispuesta y tan provocativa. Le gustaba como el cuerpo de
Adriana había cambiado. Ahora tenía las caderas más anchas y
generosas,los pechos un poco más grandes. Aníbal no es que antes
estuviese descontento con el cuerpo de Adriana,sólo que la veía
demasiado delgada y siempre después de dar a luz conseguía un
físico más deseable.
-¿Solos?- preguntó él dejándose arrastrar
aparentemente al terreno de Adriana, ella para sus adentros sonrió
semi satisfecha, con mover las caderas del modo correcto creía que
podía evaporar el sentido común de Aníbal.
-Sí. Solitos, tú y yo....y el vino.- Adriana se
separó de él para acercarse después con dos copas de vino en las
manos.
-¿Desde cuando eres tan complaciente,princesa?-
preguntó cínicamente cogiendo la copa que le ofrecía su mujer.
Ella esbozó una sonrisa de lo más seductora y se llevó el filo de
la copa a sus labios y dio un par de sorbos al vino mientras que su
marido le dio un profundo trago vaciando el recipiente de un solo
trago.
-Desde siempre,mi amor.- volvió a acercarse mucho a
Aníbal y sensualmente lamió las gotas de vino que quedaron en los
labios de Aníbal.
-Me gusta como te estas portando hoy Adriana.- dejo la
copa sobre la mesa y rodeo la cintura de Adriana con sus brazos para
atraerla más a él. Debía reconocer que extrañaba esos momentos a
solas con Adriana.
-¿Sí?
-Si...- musito con una voz ronca,cómo el ronroneo de
un león, rozó sus labios con los de su mujer sin llegar a besar.
Pero de golpe la sujeto por los brazos y la separó un poco de él
ante la sorpresa de Adriana.
-¿Y la trampa?- preguntó serio.
-¿Trampa? ¿Qué trampa Aníbal? ¿Hay algo de malo en
que una mujer quiera ponerse cariñosa con su marido?- se acercó
nuevamente a él y empezó a mordisquear el lóbulo de la oreja de
Aníbal,sacándole un leve gemido,pero nuevamente la aparto para ver
que planeaba Adriana.
-No intentes aplacarme con tu lengua juguetona,¿qué
planea tu cabecita romana?
-Nada.
-Mentirosa.- se inclinó sobre Adriana para tomar sus
labios con cierta fuerza,algo ya normal en él, Adriana no tardo en
corresponder a los besos de su marido,cada vez más apasionados y
fuertes. Cuando se separaron para respirar,era obvio que Aníbal
tenía en mente no cenar esa noche,pero si disfrutar de la calidez
del dormitorio con Adriana,había conseguido parte de lo que
quería,evaporarle el sentido común. Quizás en el post coito si
estaría mucho más receptivo.
No se equivoco,una vez habían consumado la
pasión,Adriana estaba recostada al lado de Aníbal con la cabeza
apoyada en su pecho,él por su parte la abrazaba por los
hombros,completamente satisfecho.
-”Si
fuese un gato,ahora mismo estaría ronroneando”-
pensó Adriana al verle tan relajado,ese era el momento.
-Aníbal....-musitó Adriana con voz muy melosa
atrayendo la atención de su marido.
-Dime.
-Fabio se casa.- soltó de golpe, Aníbal suspiró.
Fabio le caía bien y lo veía demasiado joven para casarse. Pero él
debía de callar mejor,se caso con Delinenar con quince y Adriana
tenía esa misma edad cuando se casaron.
-¿Se hecho la soga al cuello?
-Sí. Y nos invito,junto con Élbir,Aderbal y Dido.-
Aníbal empezó a atar cabos, Fabio era de Sardonia y se
casaba....no....¡no!
-No,no....
-Tenemos que ir a Sardonia.....por favor....-pidió
Adriana con ojitos de cordero degollado,Anibal bufo y murmuró algo
en púnico. Sabía que si Adriana estaba cariñosa era por algo,para
ir a Sardonia,territorio romanos lleno de romanos.
-Ya veremos.
-Por favor....mi amor,mi general...- susurraba Adriana
mimosamente besando nuevamente a Aníbal. Él se dejo arrastrar a los
mimos de Adriana. Siempre se salía con la suya.
Me encanta. Adriana es lista, sabe como hacer que Anibal haga lo que ella quiera XDXD.
ResponderEliminarUsa sus armas de mujer y Aníbal aunque se haga el duto cae xDDD
Eliminar¡Hola! ya te sigo!
ResponderEliminaragradezco mucho tu comentario en mi blog
asi como me alegra que te guste la historia :3
te mando un saludo :3