Suavis Inimicitia "Confianza"

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Esa noche,Aníbal volvió un poco más tarde de lo normal, Aderbal se empeño en que fuesen ellos dos solos a beber en una taberna, y necesitaba ese pequeño descanso,de modo que accedió. Cuando volvió esa noche a casa,creía que Adriana ya estaría dormida,pero le sorprendió al verla esperándole.

-¿Dónde estabas?- preguntó Adriana preocupada por si había pasado algo grave. Aníbal no contestó,se limitó a sentarse al borde de la cama y a empezar a quitarse las grebas,ese era uno de los días en que la armadura le pesaba demasiado y en vez de dejarlas en su sitio bien puestas,dejo las grebas ahí tiradas en el suelo,no tenía ganas de nada.

-Con Aderbal- contestó simplemente quitándose la coraza de bronce,tirándola también al suelo bastante desganado. Luego se desprendió del cinto donde colgaba la espada en su desgastada vaina de cuero,estaba agotado y mañana empezaba otra vez la rutina.

-Aníbal,vas a matarte a este paso- una vez más Adriana pareció leerle el pensamiento, se acercó a su marido y puso sus manos en los hombros de su marido y pudo notar la tensión muscular que Aníbal tenía acumulado. Sin más,para tratar de aliviarle empezó a masajear los hombros de su marido,él al notar como Adriana le estaba tratando no pudo evitar cerrar los ojos dejarse llevar por el trato de su mujer.

-¿Te va gustando?- preguntó Adriana obteniendo un “ajá” cómo única respuesta- ¿Puedo preguntarte algo?

-¿Puedo impedirlo?- a su manera le había dicho que si podía, Adriana inspiró profundamente porque sabía que ese tema era muy delicado para él.

-¿Cómo fue que heredaste los deberes de tu padre si él aún estaba vivo? Es decir....tú le mataste hace tres años.....-en vez de la violenta respuesta que creía obtener de él,Aníbal sólo emitió un gruñido de rencor.

-Porque se largo. A ver,si me case con Delinenar a los quince y él aún estaba y me divorcie a los veintiséis...pues cuando tenía dieciocho años,y en casa por aquel entonces estábamos,Hannon, Delinenar y yo,sin contar a los esclavos. Dido estaba en esa época casada con Asdrúbal. Pues en Iberia,Hannon sufrió una derrota humillante,perdió a casi todos sus hombres,por no decir a todos, y encima huyó. Sufrió la mayor deshonra,sólo su nombre y no sus hijos, por aquel entonces Arístides creo que ya estaba muerto...pues despojado de su cargo,sin la posibilidad de labrarse otro futuro,se fue de casa, se fue de Cartago a otra de las ciudades más importantes del Imperio cartaginés, Utica, y ahí sin apellido,para sobrevivir se volvió un pobre comerciante que ganaba lo justo para mal alimentarse. Pago por todo lo que me hizo,a parte de con su vida. El día que se fue, la carga de ser el amo de la casa paso a mi- Adriana se quedo sin habla,su suegro,por lo que Aníbal le había contado, odiaba a sus hijos, fue en su tiempo un buen general,pero la torpeza en esa batalla y el huir dejando a sus soldados ser masacrados le hacía carecer de honor. Aníbal en cambio era un general honorable. Comía con sus hombres en los campamentos,acampaba con sus hombres en la guerra. Padecía el mismo hambre,frío y desventajas que sus hombres en las guerras,por eso lo respetaban tanto y mostraba respeto a sus soldados.

-Aníbal, tu padre....

-No quiero hablar de ese pedazo de mierda. Ya no forma parte de mi vida,nunca fue un padre para mi,sólo me engendro. Adriana, mi familia siempre ha sido Dido,Aderbal y Âkil. Pero....ahora mi familia sois tú y los mocosos- una vez más,la coraza que recubría el corazón de Aníbal se resquebrajo, hablaba en serio, Adriana y sus hijos era su familia,había luchado mucho por tener a Adriana su lado, había engendrado a dos hijos que aunque no lo admitiese para nadie,pero a veces lo demostraba,eran su debilidad.

-¿Cuántos hijos te gustaría tener?- preguntó Adriana cambiando de tema repentinamente,¿no sería que.....?

-Adriana,¿estás....?

-No. Es simple curiosidad.

-Así esta bien. Dos son suficientes- Adriana tenía la ilusión de tener una familia numerosa,pero Aníbal de momento no quería tener ni un hijo más,quizás más adelante aún tenían tiempo para poder tener todos los hijos que quisieran. Aunque Aníbal tenía razón en que de momento con dos era suficiente, a veces Adriana creía que se volvería loca,pero todo el tiempo colmaba de amor a sus pequeños,pero prefería que Sadik y Aradna creciesen un poco más porque los niños necesitaban ahora toda su atención.

-Aníbal,cuando volvamos de Iberia,¿podrás descansar?

-Si se alarga lo suficiente la campaña,quizás llegaríamos para la festividad de Tanit,por motivos de festividad las actividades militares se suspenden un par de días.

-¿Sabes? La Saturnalia es una festividad romana en que los esclavos son libres un día.

-Tontería,se acostumbrarían a la libertad- ¡tan dulce como siempre! Aníbal se tumbo en la cama,apoyando la cabeza en la blandura de la almohada y cerró los ojos para tratar desesperadamente de dormir. Adriana al verlo tan agotado no quiso molestarlo y se tumbo en la cama a su lado,dándole la espalda a su marido,pero pronto noto como Aníbal pasaba el brazo por debajo de su cuerpo y la acerco contra él.

La noche paso rápida,pero Aníbal despertó antes del amanecer,normalmente su sueño acababa con el amanecer,pero despertó antes del amanecer,aún ni se atisbaba en el horizonte la luz del amanecer, se levanto de la cama sin despertar a Adriana y fue a asearse y a vestirse ya. Cuanto antes empezase el día antes acabaría,aunque sabía que aunque él madrugase sus hombres estarían a la hora de siempre. Pero tenía otros planes en mente. Y para eso iría a despertar a Aderbal.
Cuando había acabado de ponerse la armadura y se estaba poniendo los brazaletes de oro,escuchó como Sadik lloraba, a ver que le pasaba...sin más se encamino a la habitación del niño.

-Sadik,a dormir,aún es de noche- dijo apoyándose en el marco de la puerta,Sadik estaba hecho un ovillo entre las sábanas y miró a su padre un poco más calmado.

-Tuve una pesadilla.

-Los sueños son sólo sueños, Sadik- el pequeño no dejaba de sollozar, de modo que se acercó al niño y se llevó las manos al cuello para quitarse la cadena que tenía de la cuál colgaba una pequeña imagen de oro del dios Baal, había tenido dos,el primero que tuvo se lo dio a su mujer hacía años atrás y ahora esa sería para su hijo.

-Toma,esto te protegerá de todo mal- colgó la cadena al cuello del niño,que al relajarse por la presencia paterna y por ese gesto se sentía más protegido y no tardo en entregarse al sueño. Aníbal esbozó una sutil sonrisa se fue de ahí cerrando la puerta con mucho cuidado.

Comentarios

  1. no se si es parte de una historia, te leo desde ahora y me parece genial como escribis, muchas gracias por tu comentario!

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    1. Es parte de una historia bastante avanzada jeje. Me alegro de que te guste y gracias por tu comentario,un beso!

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