Suavis Inimicitia "Camino a Roma"


Tras haber descansado mientras comían en aquella taberna de Napolis (Nápoles) Adelphos,Fabio y Élbir tenían que esperar en esa misma posada a que fuese a por ellos un viejo amigo de Fabio,Claudio, quién les llevaría a Roma de incógnito,cabía decir que los dos romanos y el cartaginés iban con ropas de viaje,así nadie sabría que Adelphos y Fabio eran príncipes,todo por viajar sin inconvenientes y de manera discreta.

-¿Crees que Claudio tardará mucho en llegar?- preguntó Adelphos mientras estaban los tres fuera de la taberna,apoyados en la pared a que apareciese Claudio.

-Cómo ya te has llenado la barriga de comida y vino te entra la prisa ahora,Delphos- dijo Fabio picando a su hermano mayor,quién le dedico una mirada homicida,de haber podido le habría retorcido el pescuezo.

-No empecéis....- Élbir puso los ojos en blanco,aunque le caían muy bien los hermanos Iulia debía de admitir que a veces podían ser muy infantiles.
Pasaron un par de horas y Claudio no aparecía y el único que mantenía la calma era Fabio,ya que tanto su hermano como su amigo estaban inquietos y hartos de esperar el maldito transporte,andando habrían tardado menos en llegar a Roma. Así que mientras esperaban a Claudio,Adelphos fue a comprar algunas provisiones para el camino. Y cuando llegó y vio que no había llegado se empezó a enfadar de verdad.

-¡Fabio!- gritó una voz potente a la diestra de los tres soldados,que rápidamente se giraron para ver quién les llamo,aunque la reacción de Élbir fue agarrar instintivamente la espada que colgaba de su cinto.

-¡Claudio!- exclamó el joven Iulia. Claudio era un hombre mayor que iba encima de un carro tirado por un burro y sobre el carro había un gran montón de paja. No parecía un transporte bastante seguro para viajar hasta Roma,pero al menos sería discreto,al menos esperaban.

-Perdona el retraso,el burro no quería andar- con estas palabras obtuvo una risa por parte de Fabio y una mirada homicida por parte de Adelphos y Élbir -¡Anda! Subiros a la parte de atrás del carro. No hay bichos......creo- Fabio fue el primero de los tres en reaccionar y sentarse al lado de Claudio,por lo tanto su hermano y su amigo deberían ir detrás con toda la paja.

-En el nombre de Marte....- musitó Adelphos mientras iba con aire resignado a sentarse en la parte de atrás del carro,sobre la paja,la cuál no tardó en atravesar la tela de lino de sus ropas y clavarse un poco sobre su piel. Maldito Fabio....ojalá se astillase el trasero con la madera en la que iba sentado,al menos eso lo deseo el mayor de los dos.
Élbir no tardó en situarse al lado de Adelphos en el carro y también la paja se le clavó un poco aunque no se quejó. El cartaginés había escuchado que Adelphos había invocado el nombre de Marte,el dios de la guerra, y recordó al instante que Adelphos al contrario que Fabio y sus primas no era romano puro,por parte de padre era espartano,de ahí quizás su a veces brusquedad y su fiereza en el combate con tendencias suicidas. Aún recordaba cuando lo había visto luchar en Malta hacía ya casi un año atrás,digno hijo de Roma y Esparta.

-¡Anda ya!- gritó Adelphos dándole un golpe a Claudio en la espalda,que una vez casi recuperado del tremendo golpe,sacudió las riendas y chasqueo la lengua para que el animal empezase a andar.
Andaron horas y horas sin cruzar una palabra,al menos Adelphos y Élbir mientras que Claudio y Fabio no cesaban de hablar sobre varios temas,entre ellos filosofía y sobre Ailis. Se notaba que Fabio cuando hablaba sobre Ailis lo hacía con un tono de voz suave y tierno,era evidente que estaba locamente enamorado de su mujer. Adelphos al oír a su hermano alabando a su cuñada al principio le hizo gracia,pero después empezó a imitar arcadas,algo con lo que Élbir no pudo evitar sonreír.

-Tú deberías ser el último en reírte Adelphos,¿te recuerdo como te pones tú cuando hablas de Adriana?- replicó Fabio con dignidad a las burlas de su hermano.

-Vale,tienes razón- Élbir aún no se acostumbraba a saber que aquel príncipe sardónico estuviese enamorado de la esposa de su general,aunque aún no sabía si lo estaba o fue un capricho pasajero.

-¿Sigues enamorado de....?

-Sí,Élbir. Desde siempre,pero no quiero hablar de ello- dijo el príncipe tajantemente mientras desviaba su mirada hacía el cielo,estaba ya anocheciendo,deberían parar a descansar -Deberíamos parar y descansar.

-No hace falta,podéis dormir ahí perfectamente- Fabio no tardo en irse a la parte de atrás del carro para tumbarse en la paja entre su hermano y su amigo. El joven príncipe sardónico se quedo profundamente dormido en breve ante la sorpresa del resto de los viajeros.

-Será.....-musitó Adelphos,pero pronto una cálida sonrisa fraternal se dibujo en sus labios -Descansa,hermano- por muy mayores que se hiciesen Adelphos siempre sería en cierta forma ultra protector con su hermano menor,era la persona en quién más confiaba.

-¿Cuánto queda para llegar a Roma?- preguntó Élbir a Claudio,el mayor se quedo mirando al soldado,sabía que era cartaginés,había comerciado a veces con los cartagineses pero tras todas las guerras que había habido entre Roma y Cartago se había formado una desconfianza entre todos los romanos contra los cartagineses,aunque había excepciones,claro que habían surgido matrimonios,amistades y relaciones comerciales pero años de rivalidad no desaparecían de la noche a la mañana,de hecho los romanos usaban el término “gugga” como insulto para los púnicos.

-A mediodía de mañana llegaremos a las murallas de Roma.

La noche pasó lenta,ya que de los tres viajeros el único que pudo dormir fue Fabio,mientras que los otros dos no paraban de clavarse la paja e incluso llegaron a creer que les picó algún bicho,¿como Fabio podía dormir tan tranquilo? Era un misterio de los dioses.
Cuando el amanecer llegó,las murallas de Roma aún no se divisaban,pero quedaba cada vez menos para llegar al corazón de la República de Roma. Los tres soldados estaban deseando llegar ya y acabar con la misión,además Élbir tenía prisa porque en cuanto llegase a Cartago tendría que viajar a Iberia a luchar contra los íberos.

-Chicos,falta poco para llegar a Roma. Y tranquilos que este burro no se cansa- reía Claudio mientras giraba levemente su cabeza para mirar a los viajeros,que tenían unas marcadas ojeras a excepción de Fabio que había dormido como un lirón. Así que el resto del camino devoraron las provisiones que Adelphos había comprado en Napolis,eran unas simples tortas de trigo con algo de fruta y un pellejo de vino para todos. Tras devorar literalmente la comida se recostaron sobre la paja y entre el tener el estómago lleno de comida y bebida y que soplaba una suave brisa no tardaron en quedarse profundamente dormidos,además necesitarían las fuerzas para afrontar lo que les esperaba en Roma,aunque Adelphos y Fabio ya habían estado anteriormente en Roma.

-¡Chicos! Ya hemos llegado- los despertó el conductor,Élbir fue el primero en despertar y lo primero que sus ojos vieron fue las imponentes murallas de piedra de Roma. Roma,el enemigo de Cartago. La ciudad fundada por Rómulo y Remo,descendientes del traidor príncipe troyano Eneas,al menos era un traidor para vista de los cartagineses porque por su culpa de suicido la reina Dido,la fundadora de Cartago. Ese era el fin del viaje.

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