Suavis Inimicitia "Iberia"



El viaje de Cartago a Iberia para Adriana y los niños fue muy largo e incluso insoportable,ya que Aníbal no les dejaba salir a la cubierta del barco,no se fiaba de dejar a su mujer sola,no por ella,si no por alguno de sus hombres.
            Pero menos mal que otros de sus soldados también se llevaban con ellos a sus mujeres e hijos,de modo que así Adriana estaba menos sola. Cuando llegaron a las costas íberas,Adriana pudo ver con sus propios ojos el Cabo de Agâtas (Cabo de Gata). Había escuchado las leyendas griegas que decían que por ahí pasaba el barquero Caronte para llevar las almas al Hades.

            -Es precioso- susurró Adriana observando a pesar de la niebla matinal la bahía íbera.

            -Si tu lo dices- Adriana solo podía estar en cubierta siempre en presencia de su marido,aunque sabía que ninguno de sus hombres osaría tocarla,pero toda precaución era poca- De aquí nos espera un largo camino a caballo hasta Baécula,¿sabes ir a caballo?-se esperaba oír que no,ya que en la Roma natal de Adriana estaba mal visto que la mujer supiese de la espada y de montar a caballo,de modo que esperaba una respuesta negativa.

            -Sí se- Aníbal la miro incrédulo y Adriana no pudo evitar ruborizarse mucho -No te enfades pero,obligue a Adelphos a enseñarme a montar a caballo y....a manejar la gladius- Aníbal no pudo evitar soltar una risita ronca,en cierta forma no se extrañaba que Adriana supiese manejar la espada,ya que el día que volvió de la guerra contra Roma vio que Adriana para defenderse tenía una espada falcata cerca de la cama.

            -Lo suponía,así que....- se llevó la mano al cinto donde no sólo llevaba su espada en su desgastada vaina de cuero,llevaba otra con la vaina más nueva,se la quito del cinto y se la tendió a su mujer.

            -¿Qué?

            -No quiero que vayas desprotegida por Iberia. Si sabes usarla,úsala sin miedo- con las manos temblorosas,Adriana tomo en sus manos la falcata. Aníbal confiaba en ella lo suficiente como para dejar en sus manos una espada,de modo que se la colgó del cinto.

            Horas más tarde,cuando ya habían desembarcado en el Cabo de Agâtas, y ya estaban rumbo a Baécula a caballo, Adriana iba a la grupa del caballo de su marido,llevando a su pequeña Aradna en una banda bien atada al hombro,dejándole las manos libres para estar sujetando fuertemente a Sadik que iba en el caballo entre sus padres. Era un poco incómodo pero era mejor que ir andando hasta Baécula.

            -¿Vais bien?- preguntó Aníbal girando la cabeza para mirar a su familia, Adriana asintió con la cabeza,pero el pequeño Sadik se notaba que estaba un poco cansado.- Mañana llegaremos a Baécula.

            El día fue largo y cansado,de modo que cuando la noche llego y acamparon para reanudar la marcha nada más despuntar el alba, Sadik cayó profundamente dormido,su hermana siguió el mismo camino y se durmió profundamente. Aníbal no durmió, estaba ansioso por la lucha pero por otro lado estaba preocupado por su familia. De todas maneras si veía que la cosa se ponía mal,podían Adriana y los niños,acompañados por alguno de sus soldados que seguramente sería Élbir, a Cartago Nova. Ahí estarían seguros si la situación entre los íberos iba mal y no pudiese protegerlos.
           
           En la tarde del día siguiente divisaron las murallas de Baécula, Adriana iba con la cabeza apoyada en la espalda de Aníbal,iba medio dormida,pero no podía dormirse del todo porque su hijo si iba dormido y sujeto por su madre con fuerza.

            -Kshyqti,ya llegamos- Aníbal le había dicho que debía de usar por precaución su nombre púnico,Kshyqti, de modo que solo en estricta privacidad la llamarían Adriana.

            -Fue muy largo el viaje....

            -Mañana ya empezare a batallar,no salgas a no ser que sea muy estrictamente necesario del palacio de Himilcon- Adriana asintió con la cabeza pesadamente,estaba cansada y lo que ansiaba en ese momento era dormir profundamente en la cama.


            No recordaba como llegó a aquella cama,solo recordaba que se bajo del caballo,seguramente llegaría tan cansada que no le prestaría atención a absolutamente nada y llegaría solo para acostarse en la cama. Miro a su lado y dormido a su lado estaba su hijo Sadik y a lado de la cama había una pequeña cuna donde dormía Aradna. Aníbal no estaba,lógico,se habría ido ya a guerrear con las tribus rebeldes a la autoridad cartaginesa. Adriana se levantó del lecho con cuidado para no despertar a sus hijos y se apresuro a asearse y a ponerse unas ropas íberas que le habían dejado en la habitación. Era bastante simple,una simple túnica de lana de color celeste con un cinturón de cuero trenzado que se ajustaba a su cintura. Picada por la curiosidad,decidió salir a explorar la fortaleza en lo que sus hijos dormían,pero fue abrir la puerta y encontrarse de lleno con una mujer íbera.

            -Buenos días,señora Melkart- dijo la mujer con un púnico algo tosco con un fuerte acento íbero. La mujer era más o menos de la altura de Adriana,con una larga cabellera ondulada rubia  suelta,sus ojos eran oscuros y traía en las manos unas ropas cuidadosamente dobladas.

            -H-hola....

            -Soy Altea,mi señora, esclava de Himilcon que fui designada a servirla.

            -De acuerdo....-menos mal que Altea hablaba en púnico,Adriana sabía muy pocas palabras en íbero. Adriana con cierto nerviosismo empezó a darle vueltas a su alianza de boda en lo que  Altea colocaba las ropas que le trajo. A excepción del anillo de bodas,cómo únicas joyas Adriana llevaba el collar íbero que Aníbal le regalo la primera vez que él se fue a Iberia estando casados y el brazalete dorado con serpientes de oro que la simbolizaba como la señora de la casa Melkart.

            -Por cierto,mi señora. Himilcon quiere conocerla. Llegó anoche tan cansada que su esposo la mando directamente al dormitorio.

            -¿Dónde esta mi esposo?

            -Sé fue con los hombres a la batalla. Los rebeldes que no aceptan la autoridad cartaginesa son pocos,por lo tanto su estancia en Iberia sera de unos meses- Adriana asintió con la cabeza,debía admitir que esa íbera le parecía simpática.

            Altea llevó a Adriana ante la presencia de Himilcon,el ex-suegro de Aníbal,debía admitir que estaba asustada por la presencia de Himilcon,a fin de cuentas era el padre de Delinenar y quizás para los íberos ella era sólo una romana sustituta de Delinenar.
            Himilcon era un hombre mayor,de unos sesenta y cinco años,de ahí que no luchase. Tenía el pelo canoso y el rostro marchito,pero sus ojos oscuros mantenían un brillo fiero,que se avivaron más al ver a la joven esposa de su ex yerno.

            -Kshyqti- musitó con voz neutral el íbero,acercándose a la joven romana, Adriana le mantuvo la mirada con valentía,pero estaba asustada y por pura cortesía había tenido que dejar la falcata en la habitación.

            -Sí- contesto Adriana. Himilcon estaba sorprendido notablemente por aquella joven romana por su belleza,su larga y oscura melena suelta,unos rasgos suaves y definidos con unos bellos ojos castaños claros,tan claros como la miel o como los de un venado además que Adriana a pesar de haber dado a luz dos hijos tenía una figura deseable.

            -Interesante- Himilcon hablaba fluídamente el púnico por tantos años en contacto con los cartagineses por tanto no había inconvenientes en el habla. El íbero sin palabra más tomo uno de los largos mechones oscuros de la muchacha. Pero Adriana se apresuro a quitárselo de las manos.

            -¡Vaya! Una romana que se tiene fiel al marido al parecer. No abundan las de tu calaña- Himilcon tenía razones para odiar a los romanos,por culpa de ellos su hija menor,Delinenar, había traicionado a Iberia y a Cartago por un romano,por muy cónsul que fuese su hija había traicionado a su familia por un romano,menos mal que su hijo mayor Etbaal se mantenía fiel a Iberia y Cartago. Y Aníbal,aquel muchacho que tanto apreció como yerno se había rebajado a casarse con una romana,por muy princesa que fuese,tanto romanos como romanas tenían fama de promiscuos y adúlteros,¿por qué esa joven,por muy hermosa que fuese, ser distinta?

            -Sí me ha llamado para insultarme déjeme irme con mis hijos.

            -Era simple curiosidad,muchacha, quería ver como era la joven por la cuál Aníbal se rebajo a desposar a una romana- Adriana frunció el ceño notablemente enfadada,no quería oír más a ese íbero hablando mal sobre Roma -Puedes volver a tu habitación,joven Kshyqti.
            Adriana no se lo pensó dos veces el irse de la presencia de Himilcon, no quería más sentirse insultada por el íbero. Pensó brevemente en que habría sido mejor quedarse en Cartago junto con Dido en vez de estar en Iberia,prácticamente sola y siendo el blanco del odio de Himilcon.

            -Señora,perdónele,los romanos en general no son plato de buen gusto para el amo ya sabe lo de Delinenar- trato Altea de justificar la mala educación de se señor.

            -Altea,no soporto que me insulten por ser romana- dijo Adriana con inesperada aspereza,arrepintiéndose en el momento al hablarle así a Altea -Perdona Altea,tu no tienes la culpa de como se comportó Himilcon.

            -No tiene que disculparse,señora.

            El resto del día lo paso Adriana con sus hijos jugando en la habitación en la que estaban destinados,Altea estuvo casi todo el rato con ellos,entre Adriana y Altea surgió una rápida amistad,quizás porque Altea fuese la única que la trato bien por el momento o porque la íbera estaba cansada de los abusos de Himilcon y su hijo Etbaal,además del trato de la mujer de Etbaal, Navia. Etbaal solía abusar de la pobre Altea con total consentimiento de Navia. También Himilcon gozaba de abusar de ella desde la adolescencia. Era su estigma de esclavitud,tener que aguantar las humillaciones y vejaciones de sus amos hasta el fin de sus días desde el día que nació. En parte estaba ilusionada con  la cándida Kshyqti,Altea desconocía el verdadero nombre de la mujer de el ex yerno de su amo. Ojalá los dioses la dejasen irse con ella.
 (Adriana con ropas íberas)
 (Adriana y Altea)

Comentarios

  1. *Nota: El Cabo de Gata se encuentra en España (Iberia) concretamente en la ciudad de Almería que es de donde soy

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  2. carmen del rio alonso18 de enero de 2014, 13:11

    Me ha encantado. Pobre Adriana, no es justo que la odien por su nacionalidad.

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    1. Adriana esta vista por algunos por los tópicos de que los romanos son promiscuos. Pero ella demuestra que es muy fiel a su marido

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