Suavis Inimicitia "El mundo de los espíritus"


Aderbal a esas horas aún seguiría durmiendo,pero a Aníbal no le importaba lo más mínimo,de modo que cuando llegó a casa de Aderbal,toco con fuerza a la puerta,y le abrió un de los esclavos.

-¿Sí?

-Llama a Aderbal,dile que Aníbal esta esperándole- el esclavo asintió con la cabeza y fue rápidamente a llamar a Aderbal,que dormía plácidamente en la amplia cama matrimonial junto con Dido,cuando el esclavo llamo insistentemente a la puerta.

-¡En nombre de todos los dioses!- grito Dido ,que cabía decir que tenía a veces el mismo carácter que su hermano.

-Dido,no grites- pidió Aderbal despertando y dando un bostezo. Aderbal le dijo al esclavo que podía entrar.

-Mis señores,perdonadme,pero mi señora,vuestro hermano esta en la puerta.

-¿Aníbal? ¿Vais a ir a alguna parte?- preguntó Dido,Aderbal estaba ya levantado y preparando la ropa para irse,como mejor amigo de Aníbal era obvio que conocía lo que quería Aníbal.

-Sí. Lo siento por no decírtelo,cariño, volveré un poco tarde. Ya te lo contaré- le dio un tierno beso de buenos días a su mujer y fue a asearse y a vestirse rápidamente.

Los dos amigos no tardaron en estar rumbo a dónde quería ir Aníbal,al templo de Astarté.

-¿Estas seguro?- preguntó Aderbal dando un pequeño bostezo, Aníbal no dijo nada hasta que llegaron al templo de la diosa del inframundo. El púnico no creía que la sacerdotisa Mitra pudiese verdaderamente hablar con los muertos,pero necesitaba al menos intentar creer en algo. Los remordimientos le carcomían el alma y necesitaba aferrarse a cualquier cosa para aliviar su conciencia,no le valía con que su dulce Adriana confiase tanto en él que se negase a ver la verdad o que de verdad no creyese a Selene cuando le dijo de que él era el asesino de sus padres.

-Sí. Aderbal,necesito aferrarme a algo,lo que sea.

-Sé que te destroza ahora el que matases a Marcus y Cibeles. Pero,¿no sería más fácil decírselo a Adriana?

-Aderbal,si se lo digo mi matrimonio se acabara. Ella no querría vivir con el asesino de sus padres.

-Cierto- Aderbal le puso la mano en el hombro en señal de ánimo,conocía el infierno por el cuál su amigo estaba pasando,de hecho él mismo estuvo en el asalto a Siracusa. Entraron en el templo a la divinidad del inframundo,la siniestra Astarté,la semejante fenicia a la diosa de la fertilidad y esposa de Baal,Tanit. Astarté y Tanit se separaron hacía siglos siendo ahora dos diosas distintas,y los cartagineses asemejaron a Astarté al inframundo. Y sus sacerdotisas solían ser jóvenes con la supuesta habilidad para comunicarse con los espíritus de los muertos.
Mitra,la joven sacerdotisa de Astarté, estaba sentada sobre un altar de mármol cubierto con una piel de toro. Se decía que Mitra no dormía,de ahí que estuviese despierta. Mitra era una joven de apenas dieciocho años,de piel moren como todos los cartagineses,de pelo muy largo y lacio recogido en dos moños a ambos lados de la cabeza unos cuantos mechones,vestía con una sencilla túnica púrpura con un pronunciado escote hasta casi el ombligo.

-¿Mitra?- preguntó Aníbal aunque sabía que esa muchacha era la sacerdotisa.

-Sí,general Aníbal Melkart- ni se extraño porque supiese quién era él, era bien conocido en Cartago y no era de extrañar que la sacerdotisa supiese quién era él.

-Que sepas mi nombre no quiere decir que crea en tus supuestos poderes,Mitra.

-No deberías ser tan cerrado de mente,general. Sé porque estas aquí.

-¿De veras?

-Sí. Llevas sobre tu conciencia los remordimientos del asesinato a sangre fría de Marcus y Cibeles Augustus, los padres de tu esposa Adriana- la sacerdotisa se levanto y se acercó a Aníbal. Mitra era algo baja de estatura y desprendía un aura siniestra.

-Si sabes quién soy y porque estoy aquí,sabrás que deseo.

-Sé que quieres aliviar tu conciencia sabiendo si Marcus y Cibeles te perdonan y te dan su beneplácito de gozar de tu matrimonio- los oscuros ojos de Mitra desprendieron un brillo como de ida. Aníbal pensó racionalmente en que Mitra podría estar bajo los efectos del opio o de un fuerte vino. De improviso Mitra volvió ante el altar,detrás del altar se alzaba una imponente estatua de Astarté. Mitra tomo un cuenco y bebió de el y de golpe cayó al suelo poniendo sus ojos en blancos,preocupados,tanto Aníbal como Aderbal se acercaron a la sacerdotisa,la cuál empezó a hablar súbitamente.

-Aníbal Melkart,hijo de Hannon y Elisa Melkart,asesino despiadado de romanos. Pero que sobre tu conciencia pesa el crimen de los padres de tu esposa. Los dioses no están enfadados contigo,ni Cibeles,ella te da su bendición para estar con su hija,Adriana, pero no Marcus, él te guarda el rencor más absoluto. Cibeles te perdona,pero él no....ni la muerte le ha dado paz. Y por eso se valió de su hija Selene para arrebatarte a uno de tus hijos. Con eso se conforma pero te guarda rencor,pero aún así....protegiste a Adriana y por eso tolera tu matrimonio. Alivia tu conciencia pues- los ojos de Mitra volvieron a ponerse normal,pero los cerro quedándose profundamente dormida en el suelo. Aníbal cogió a la muchacha en brazos y la deposito en el altar antes de irse junto con Aderbal.

-¿Estás más tranquilo?- preguntó Aderbal,Aníbal asintió con la cabeza,necesitaba aferrarse a un clavo ardiendo y las palabras de una adolescente drogada con supuestos poderes no hacían efecto en él,pero necesitaba algo con lo que calmarse.

-Ahora me invitas a desayunar- dijo Aderbal arrancándole una muy leve sonrisa a Aníbal,debía admitir que también estaba hambriento y como aún tenían tiempo podían ir a desayunar a casa y de ahí irse juntos a los entrenamientos.

-¿Sigues queriendo llevar a Adriana y a los enanos a Iberia?

-Sí,¿te llevarás a Dido y a Âkil?

-No. Âkil tiene que estudiar y seguir con la pre-instrucción militar- ambos amigos se dirigieron a casa de Aníbal para desayunar. Pronto sería el momento de partir a Iberia. Unos cuantos días más tarde Élbir volvió de Roma trayendo consigo de las noticias de una especie de tregua con Roma,en fin,algo era algo. El joven soldado cartaginés había vuelto justo a tiempo para partir a Iberia.

Comentarios

  1. A la conciencia nunca te dejará en paz hasta que verdad le hagas frente
    Saludos!

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    Respuestas
    1. Aníbal nunca se librara de la pesada losa que hay en su conciencia por el asesinato de los padres de Adriana,aunque se aferre a lo que sea.
      Un beso

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  2. Me encantó , parece que estoy viendo una maldita peli *-*

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