Suavis Inimicitia: Boda y traiciones
Ailis lo primero que hizo siguiendo los rituales de
matrimonio romano fue ofrecer sus juguetes de infancia y la toga
praetexta,vestimenta propia de las jóvenes sin casarse a las diosas
Diana y Juno mientras los sacerdotes hacían sacrificios de animales
para comprobar que los dioses eran favorables al matrimonio.
-Estoy muy nerviosa,Adriana.- dijo Ailis ajustándose
la red roja que cubría su melena castaña oscura,debía llevarla
hasta el momento de vestirse con el vestido de novia. Adriana estaba
sirviendo de una jarra a una copa para Ailis una bebida
tranquilizante a base de leche y miel.
-Yo también estaba así. Pero tu al menos tienes la
ventaja de que conoces a Fabio de toda la vida,yo sólo tuve unas
semanas para conocer a Aníbal. Toma,bebe esto- Ailis tomo la copa y
bebió casi de un trago el contenido de la copa.
-Pero os fue bien.
-Al principio no. Era muy difícil- tras esta pequeña
conversación,Ailis tuvo que ir a darse un baño purificador para
poder vestirse después con una túnica blanca. Sólo faltaba hacerle
en el pelo seis trenzas y ponerle el velo naranja y la corona de
flores. Adriana se acordó del día de su boda,llevó un vestido
blanco sin velo en la cabeza,si no con un velo atado a los brazaletes
dorados en sus brazos y no llevó una corona de flores,sino una tiara
de plata trenzada con una pequeña joya de color rosa como adorno en
la tiara. No fue con un vestido romano,sino cartaginés.
-Amo a Fabio,pero el matrimonio es distinto....
-Lo sé- comentó Adriana haciéndole las trenzas a su
amiga ,llevaba una de seis,le quedaban cinco.
-Pero a ti Aníbal te dio dos hijos preciosos- Adriana
dijo un “Ja” simplemente,¿qué él le dio a ella sus hijos? No
-No fue así. Yo les di a él nuestros hijos. Quien los
tuvo nueve meses dentro y los parió fui yo- ambas amigas rieron, eso
le esperaba a Ailis, ser mater un día- Por cierto,le advertí a
Aníbal que no provocase problemas.
-Alguien tendría que decírselo a Selene,esta cada vez
más arpía. ¿Sabes que esta aquí?
-Lo suponía.
-Con sus dos hijos,Marco y Junio. Los pobres tienen
muchas carencias con sus padres.
-Si quisieran podrían jugar con Sadik. Ya esta- dijo
Adriana terminando de hacerle las trenzas al cabello de Ailis,luego
puso el velo color naranja y lo sujeto con una corona de flores
silvestres. Una corona hermosa y sencilla.
-¿No pudiste ser la madrina de Selene cuando se caso?
-No,no estaba casada. Mi madrina de boda fue Dido.
Esa mañana fue el momento de la boda de Fabio y
Ailis,en el templo en honor a Juno. La boda seguiría el rito de
Confarreatio, sólo apto para la realeza romana y sólo ante el sumo
sacerdote de Juno y diez testigos: Octavio y Dafne,los padres de
Fabo, Dimas,padre de Ailis, Julius,Selene, Aníbal,Élbir, Aderbal y
Dido. Adelphos y Adriana estaban ejerciendo de padrino y madrina.
Los novios unieron sus manos derechas para rodear el
altar a la diosa,tras eso ofrecieron un pan de harina de trigo a
Júpiter y a continuación lo partieron y lo comieron a modo de
unión. Por último se pusieron las alianzas y sellaron su unión un
beso.
Por la tarde noche tuvo lugar la celebración,Fabio y
Ailis se les notaba muy cortados,luego les quedaría la noche de
bodas,por primera vez compartirían el lecho.
Aníbal de momento había cumplido la promesa que le
hizo a Adriana,no se peleo con nadie,y se estaba conteniendo mucho
debido a las miradas que Selene le lanzaba como de desprecio con una
mezcla de algo más. Bebió demasiado y se acabo sintiendo
mareado,por lo tanto decidió salir un rato de la estancia para ver
si la tranquilidad le hacía bien.
El púnico estaba un poco alejado del salón,apoyándose
en la pared recuperándose del mareo cuando sintió una presencia
tras él,Aníbal se giró porque creía que sería Adriana que
estaría preocupada,al menos así la vio cuando salió del salón
principal. No era ella pero se sorprendió ver quién era: Selene.
-Salve,Aníbal- dijo la romana con una rara sonrisa en
el rostro,Aníbal ni se digno a contestar a esa víbora con carita
de ángel. Le parecía injusto que una arpía así tuviese tal
parecido con su dulce Adriana.
-Cómo mínimo tendrías que contestar,¿no?- Selene se
acercó mucho a Aníbal,casi cómo queriendo rozar sus labios con los
de su cuñado.
-¿Qué haces?- preguntó el púnico al ver que Selene
estaba demasiado cerca de él.
-Siempre he tenido curiosidad. Siempre quise....-paso
uno de sus dedos por el pecho de Aníbal provocativamente – jugar
con un púnico.
-Pues usa a otro- apartó a Selene de él,pero una vez
más,la romana se acercó nuevamente a él,pero más que
antes,rozando ahora si sus labios contra los del marido de su
hermana.
-No. Dime que no es excitante el que tú y yo....a
Julius lo amo,pero la curiosidad me pierde. Le dije que fui a ver a
los mocosos,tenemos poco...
-¡Qué no me toques!- bramó Aníbal separando a
Selene de un empujón,algo que no sentó muy bien a la romana que lo
miró con ira,siempre conseguía lo que quería y Aníbal se lo
negaba.
-O lo haces o le digo a Adriana que fuiste tú quien
asesinó a nuestros padres- Aníbal se puso pálido,lo sabia,¡¿Cómo
podían saberlo?! -Complace mi curiosidad o se lo digo a Adriana.
-Hazlo y yo le digo a Julius lo zorra y puta que eres-
se fue de allí nuevamente al salón principal dónde le esperaba
Adriana. Su Adriana...su dulce esposa,no se merecía ese ángel de
mujer la familia que tenía. Selene era auténticamente una zorra. En
ese momento compadeció a Julius,si lo había intentado con él,¿con
cuántos más no lo habría intentado?
-¿Pasó algo?- preguntó Adriana al ver la extraña
expresión en él rostro de su marido. Aníbal negó con la cabeza,no
podía decirle que Selene se le insinuó,a fin de cuentas era su
hermana. A lo largo de la noche,Selene no se acercó a Adriana. Pero
hubo un instante en que Aníbal las perdió de vista y cuando volvió
a ver a Adriana parecía muy enfadada. No....Selene se lo dijo.
-Aníbal- le dijo Adriana con voz de estar de mal
humor- Selene es una arpía. Me dijo que fuiste tu quién asesinó a
mis padres- Aníbal se tensó ante las palabras de su mujer. Ya
esta,era el final de su matrimonio.
-Adriana,hablemos en un lugar más privado....
-No la creo. Tú no pudiste ser,no lo hiciste- Aníbal
no se creyó las palabras de su mujer,creía en su inocencia cuando
no era cierta....no se la merecía. No se la merecía. Creía en
él,nunca podría decírselo a Adriana. Nunca.
me ha encantado. que zorra Selene :(.
ResponderEliminaren cuanto a Adriana, es encantadora, yo espero que no se entere de que fue él quien asesinó a sus padres o que lo sepa perdonar.
La verdad es que si,Selene se paso varios pueblos. Adriana seguramente no se enterara de lo de sus padres,creoq ue seria incapaz de perdonarlo
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