Suavis inimicitia

 
El tiempo paso,las jóvenes princesas romanas Adriana y Selene crecían siendo la autentica debilidad de Marcus,su feliz padre y de su madre.La familia vivía en un palacio en Roma,cerca del Senado dónde Marcus iba casi cada día con su padre Julius,ya que Roma estaba atravesando una delicada situación política debido a que iban a perder Sicilia y Cerdeña de su poder por culpa de los malditos cartaginenses,los enemigos acérrimos de los romanos desde hacia siglos.

Ambas pequeñas vivían ajenas a que su país estaba en guerra con los púnicos,a la tierna edad de seis años iban a ir en breve a casa de un maestro junto con los hijos e hijas de patricios,así aprenderían a leer y a escribir entre otras cosas,así que aprovechaban el tiempo que tenían en jugar,siempre bajo la atenta mirada de sus padres o de sus cuidadoras,Claudia,la de Adriana y Silvia,la de Selene,ambas esclavas habían cuidado de sus padres hacía tiempo,ya que ambas mujeres rondaban los cincuenta años.

Claudia había cuidado devotamente de Cibeles,princesa de Sicilia y descendiente del tirano de Siracusa,Dionisio.
Silvia por su parte cuido de Marcus,según contaba la leyenda de la familia Augustus,descendientes de Rómulo y Remo,fundadores de Roma.

Pero...aunque se amaban con locura,Marcus y Cibeles discutían como todas las parejas,pero Cibeles a veces cogía a  Adriana,ya que Selene estaba muy apegada a su padre y no quería separarse de él,y a unos criados,entre ellos a su fiel Claudia y se iban a Siracusa,a pasar unos días en lo que a ambos esposos se les pasaba el berrinche.

Así pasó nuevamente,pero esta vez nada volvería a ser cómo antes....
Lo que Cibeles y Marcus ignoraban,lo que Roma ignoraba,era que en Cartago,por la mente retorcida de un joven general de apenas veintiséis años,pasaba la macabra idea de acabar con el linaje de Julius.Sus espías le habían informado de que la familia del hijo de Julius se encontraba en Siracusa,así que pensó en matar dos pájaros de un tiro.Conquistaría Siracusa y derramaría la sangre del hijo de su enemigo.

Así que,una noche oscura,en la que la luna no salió y las estrellas tampoco,en la que el mar estaba en demasiada calma,en la que ni una pizca de viento soplaba,unos barcos cartaginenses desembarcaron en las costas de Siracusa.De una de las naves bajo el general que ideo el plan,cuyo nombre era Aníbal,Gracia de Baal,sus ojos tan negros cómo ese cielo nocturno,se clavaron en la silueta del palacio,en sus negras iris brillo un brillo de triunfo ilumino sus ojos.

-Por fin.....-susurró,seguido por sus hombres llegó al palacio,pillando a los soldados que había de guardia desprevenidos.
Fue una masacre.
Los púnicos masacraron la resistencia romana,Aníbal avanzaba tiñendo su espada de sangre,cortando,desmembrando,mutilando y segando las vidas de cualquiera que se cruzaba en su camino,con un objetivo fijo,hacer rodar las cabezas de Marcus y su familia.

Cibeles había despertado a causa de los ruidos de la sangrienta lucha,trato de atrancar la puerta,pero lo que más le preocupo fue la seguridad de Adriana,así que cogío a la niña en brazos y la puso en un canasto de mimbre,Adriana la miró aterrorizada.

-Mater....

-Ni una palabra hija,hasta que no haya silencio total no digas ni una palabra-sin más agarró unas sábanas blancas y tapo a la niña,aplastándola y envolviéndola en una blanca tiniebla.
El intento de atrancar la puerta no fue efectivo y,cómo un ser venido desde el Inframundo,Aníbal hizo su aparición.Cibeles ahogo una exclamación de terror,un hombre de piel morena salpicada de sangre, con las ropas llenas de sangre,la espada cubierta de sangre,cabello tan negro cómo el ébano y unos ojos iluminados por un brillo homicida.
Aníbal no se inmuto al ver a la hermosa mujer de ojos castaños oscuros,una melena con rizos cobrizos y un hermoso cuerpo,se acercó a la mujer y con voz dura y fría preguntó sobre el paradero de Marcus.

-¿Dónde está Marcus?

-No esta aquí...esta en Roma.

-Te reunirás con él pronto.....¡en el mundo de los muertos!- sin más,de un rápido movimiento,con su espada atravesó el vientre de Cibeles,ella sintió cómo la vida se le escapaba con cada gota de sangre.
Aníbal la tiró al suelo,agonizante y con una cruel mirada observo cómo la vida desapareció de Cibeles.

Adriana no escuchó nada...¿habría pasado ya todo? Sin más,con un hilo de voz llamo a su madre,Aníbal lo escuchó,así que se acercó al cesto y de un brusco movimiento quitó las sábanas y lo que vio le sorprendió,a una niña de cortos cabellos negros.Una de las hijas de Marcus.
La saco de allí y la tiró al suelo,al ver el cadáver de su madre,la niña chilló.El púnico levanto la espada dispuesto a descargarla contra el pequeño cuerpo,pero la niña giró su cabeza para mirarle....

No pudo.
No pudo segar la vida de esa niña,esos ojos de venado de clavaron en los ojos negros del púnico,esa mirada inocente traspasó el corazón de hielo de Aníbal,sin más,envaino la espada y con inesperada delicadeza,tomo entre sus brazos a Adriana y salió de allí,al verlo,sus hombres vitorearon su nombre,habían ganado,pero enmudecieron al verle portando a una princesita en sus brazos.

Aníbal los ignoro y recorrió el palacio hasta llegar a un santuario familiar dedicado a Diana,la diosa virgen protectora de Sicilia,sin más,deposito a la niña con cuidado en el altar,una vez hecho esto,se llevo las manos al cuello y se quitó una cadena de oro que llevaba colgado una imagen de oro de Baal y lo colgó del cuello de la niña.

Continuara.....

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