Suavis inimicitia


Poco a poco el tiempo iba pasando,el Sol salía,hacía su recorrido y muria para dejar paso a la Luna.La libertad de Adriana acababa.

La joven llegó a decir que quería ser vestal,sacerdotisa de Vesta,conservar su virginidad y cuidar del fuego sagrado.Prefería esa vida a la vida que le esperaba.

Todo inútil.

Mientras,en Roma,alguien compartía la  desdicha de Adriana: Selene.
Selene había tenido suerte de casarse por amor,de que su esposo fuese atento y cariñoso.Lo único que la asqueaba eran las bacanales,pero en era normal que un hombre cediese a los impulsos de la entrepierna y más en las bacanales,en las que ella mismo participo.De hecho en una perdió la virginidad con Julius.Su dulce y virginal hermana nunca participo en una.

Ambas hermanas desde siempre habían tenido un lazo especial por el hecho de ser mellizas,tenían muchísima empatia y  se imaginaba cómo su hermana estaría viviendo esos momentos.

-¿Estás bien,dilectione mea? (mi amor)- preguntó Julius preocupado al ver el estado de ánimo de su esposa.Está solamente suspiro,observando la luna creciente en el cielo nocturno.La luna creciente,el símbolo de Diana,protectora de Sicilia.....¿sería un buen augurio? 

-No,esposo....Adriana me preocupa.....- dio un leve gemido al notar un beso sobre su nuca.Su esposo le había apartado la larga melena azabache y empezar a besarle el cuello.

-Era necesario....sé el vínculo que os une a amabas.Pero lo más raro era que Aníbal fue quien la pidió,no la ofrecí.

-¿Podría ir yo a Siracusa para despedirme? Quiero abrazarla quizás por última vez.

-Claro que si animam meam (mi vida).

Esa noche,ni siquiera la dulces caricias de amor de su marido,Selene podía olvidar el destino de su hermana.

Adriana esa noche estaba jugueteando con la cadena de oro que siempre portaba al cuello,con un ídolo que no sabía muy bien quién era,desconocía que era Baal,divinidad púnica.Se encontraba pensando en su delicada situación cuando Claudia entró.

-Deberías acostarte Adriana...es tarde.

-No puedo descansar Claudia....me es imposible....

-Los cartaginenses son bárbaros,salvajes.Pero piensa que Aníbal es un guerrero,tarde o temprano morirá en alguna batalla y tú quedaras viuda y libre.Es sólo cuestión de tiempo.

-Hablas cómo si conocieses la situación,Claudia- la princesa besó tiernamente la imagen de Baal de oro,lo único  que recordaba del día que se le dio ese salvaje cartaginés que segó la vida de sus padres,cuya identidad descocía,eran los ojos negros de aquel hombre,esos ojos cómo dos pozos negros sin fondo.

El recuerdo de esos ojos negros la tranquilizaba y excitaba sus más bajas pasiones....

continuara.....

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