Yggdrasil: Capítulo 13 "Usurpador"

 Tenía que hacer algo. Debía de atrapar a aquel espía que acababa de vender la información, si lo llevaba al campamento y hablaba quizás conseguiría demostrar que no había sido un error llevarla ahí, de conseguir de nuevo la confianza de Einar. Julia de modo que esperó a que ambos hombres se separaran y siguió al espía entre la maleza procurando no hacer ruido, pero pisó una rama demasiado fuerte alertando a aquel hombre.

—¿Quién va ahí?— Julia tragó saliva, armándose de valentía salió de entre la espesura.

Rowansborg

   Curiosamente entre Claudia y Astrid surgió una rápida amistad, ambas tenían mucho en común entre ellas que ambas eran de carácter fuerte, harían lo que fuese por sus hijos y además tenían a Freydis en común ¿Qué mejor que las abuelas no se llevasen bien entre ellas?
    Al contrario que Julia cuando llegó a las tierras nórdicas Claudia no llegó como esclava si no como familiar de modo que Astrid la acogió de mejor manera guiándola en la nueva cultura y tierra que rodeaba a la romana además de ayudarla con el idioma.

—¿Crees que los chicos estarán bien?— aquella noche la tormenta de nieve rugía con fiereza, el viento azotaba con tal fuerza que la madera de la casa crujía estremecedora. Ambas mujeres estaban junto al fuego, solas con los dos hermanos varones más jóvenes de Einar, Niels y Sigbjorn, este último había salido a cazar y llevaba un par de días fuera, mientras que Yvette había ido con su hermano, sin contar a los esclavos de la casa. Astrid permanecía sentada con la pequeña Freydis en brazos pues aquella noche era difícil que durmiese mientras que Claudia se había levantado para asomarse por la puerta observando la tormenta de nieve y volvía sacudiéndose la nieve del vestido de gruesa lana.

—Seguro que si, Odín los cuidará a todos, incluso a tu hija.

—Me preocupa que Julia olvide a los dioses de Roma....no tengo nada contra los vuestros pero....

—Es su decisión elegir su fe. En Roma parece que estáis atadas, aquí ambas sois libres querida amiga.

    De pronto las puertas se abrieron violentamente alertando a ambas mujeres, por el umbral de la puerta entraron algunas figuras que parecían masculinas encapuchadas y armadas, cubiertos de sangre seca.

—Coge a Freydis— dijo Astrid depositando a la niña en brazos de la romana adelantándose para situarse frente a la hoguera central. —¿Cómo osáis entrar en casa del jarl?

—¡Qué arisca, Astrid!— dijo el encapuchado principal descubriendo su rostro, las cicatrices en su rostro le delataban: Gerd, el desterrado.

—¿Cómo te atreves, asesino? Fuiste desterrado de estas tierras— Astrid de manera disimulada cogió de la hoguera una barra de hierro para remover las brasas.

—¿No puedo venir de visita? Además de que traigo a uno de tus "hijos"— chasqueó los dedos y uno de los hombres que venía con él trajo a un malherido Sigbjorn que había sido brutalmente golpeado.

—¡Sigbjorn!— Astrid hizo amago de acercarse a él pero al ver un cuchillo amenazando con cortar el cuello del muchacho.

—No, no. Mi querida Astrid....tienes dos opciones: o dejarnos a mis hombres y a mi quedarnos aquí y claro ocupar el sitio de tu querido lobito....u os matamos a todos empezando por esa cría que engendro tu hijo— Astrid sacó el hierro de las brasas dando a entender que iba a luchar de ser necesario pero lo que pasó le hizo soltar el hierro: Gerd cortó el cuello de Sigbjorn. Claudia chilló aterrada mientras la loba se quedó totalmente de piedra. Niels, Sigbjorn y Yvette no eran sus hijos biológicos pero los había criado y aquello la hizo rendirse.

—Bien....saludad al nuevo jarl de estas tierras— anunció Gerd mientras se acercaba al interior de la casa, al lugar donde se hacían las reuniones de todo el pueblo y tomó el asiento que era de Einar usurpando su puesto.

Campamento

—Te va a doler, muerde esto
— dijo la curandera mientras le daba a Julia un trozo de madera quién mordió a la vez que sintió el fuego aplicándose en la herida, ahogando un grito de dolor al morder con fuerza el trozo de madera. Había llegado herida, bastante herida, en especial con una herida bastante fea en su pierna, en la zona del muslo, que sería necesario cauterizarla. Pero había valido la pena pues de aquel enfrentamiento en el bosque la que salió victoriosa fue Julia y había traído consigo al espía, quién yacía ahora atado en un poste en el centro del campamento.

—No te vas a quedar coja pero te va a dejar una cicatriz— explicó la curandera vendando la herida, Julia escupió el trozo de madera e intentó recomponerse.

—No....no me importa.....— incluso había pensado en un futuro hacerse algún tatuaje como los que portaban Einar y los demás, ahora tenía excusa para ocultar aquella fea herida de su muslo.

Horas más tarde, la romana estaba aún en la tienda de la curandera cuando Einar entró, estaba sucio de tierra, nieve y sangre pero aún así cuando vio nada más entrar en el campamento a un prisionero y le contaron lo que paso fue a ver a su esposa.

 
—¿Cómo estas?— preguntó notablemente preocupado por ella.

—Me duele un poco....

—No debiste ir sola....loca— se le notaba realmente preocupado y más cuando abrazó a Julia con tanta fuerza que a Julia le costaba respirar.

—Tuve que hacerlo....Einar le oí hablar con el jefe....van a por nuestros barcos, quieren atacarnos cuando estemos indefensos.

—De eso me ocuparé más tarde, ahora lo principal eres tú.

—No. Eres el jarl. Tienes que defender a todos los que están aquí. Tienes que reforzar la seguridad. Yo no me moveré de aquí, lo prometo— la romana sonrió mientras Einar dejaba apoyada la frente contra la contraria de Julia. Se había equivocado con ella, había demostrado tener valor....quizás si debía de dejarla volver con ellos cuando se repusiera de la herida. 

Comentarios

  1. madre mia la cosa se esta poniendo fea ., como no se espabilen les van a pillar con el carrito del helao a ajaja. Me gusta la escena que nos has dejado . Gracias Sandra , eres un primor de compartir tu novela histórica con todos nosotros . Un besazo y cuidate mucho .

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