El Lobo y la Esclava: Capítulo 1 Julia


¿Cómo había podido pasar de estar en su casa en Roma a estar ahora en un barco destino a los dioses sabían dónde? Lo único que sabía es que iban al norte, siempre al norte y que cada vez estaba más lejos de Roma y que seguramente nunca volvería a ver a su familia ni su país, es más ni sabía si iba a vivir al día siguiente mientras cruzaban aquel maldito mar hacía los dioses sabía donde


Julia Mesalina era una patricia romana que acababa de cumplir quince primaveras, ella era hija de Gaius Julio Mesalino, un senador romano, por lo tanto su familia vivía cómodamente en el corazón de la República y eran dueños de diversas tierras como en el norte de Italia donde solían ir en los meses de verano para alejarse del calor de la ciudad. En aquellos años Roma era una república emergente y acababa de conseguir una importante victoria sobre Cartago por lo que había aumentado su poder y prestigio, también se traducía en que su padre, debía de pasar más tiempo en el Senado para negociar las condiciones de rendición con políticos cartagineses.


— Sé que os prometí a ti y a tu hermano de pasar unos días lejos de Roma e ir a nuestra villa en el norte, pero Roma....


— Roma necesita que estés en el senado. Tranquilo padre, es comprensible — Julia sonrió y su padre sintió que se le enternecía el corazón. Desde la muerte de Claudia, su esposa y madre de sus hijos, hacía ya ocho años Julia había adoptado casi el papel de dómina de la casa. A su corta edad Julia ya dominaba parte de las tareas del hogar, a parte de tener una exquisita educación propia de una patricia, sabía coordinar las tareas de los esclavos entre otras cosas. Además era bellísima, una copia de su madre, su rostro era redondo enmarcado por una larga melena castaña ondulada y unos ojos rasgados de color castaño. Era como ver a Claudia nuevamente en vida.


— Atticus puede llevaros, yo iré en unos días— Atticus era el esclavo de mayor confianza de Gaius, llevaban toda la vida juntos y dejaría en sus manos su propia vida y la de sus hijos.






Julia suspiró en cuanto se tumbó en la mullida cama de su habitación, la joven estaba notablemente cansada no sólo del viaje si no que al llegar tenía que hacerse cargo de Cómodo que parecía que nunca se cansaba de jugar o de estar tramando alguna travesura. Pero le adoraba, era su hermano pequeño y lo había visto nacer. Así que, ¿cómo se tomaría cuando de aquí a unos meses se casase con el hijo del cónsul Cornelio? Su padre se lo había comunicado hacía un par de semanas, que le había encontrado un esposo solo cuatro años mayor que ella y se estaba labrando una carrera política y militar, se llamaba Fabio, pero el problema es que ambos jóvenes se conocían y no encajaban. Fabio era bastante aburrido y demasiado centrado en él mientras que Julia era bastante jovial y una virtud pero a la vez un defecto que tenía era que se preocupaba demasiado por los demás, a veces demasiado, por lo cual su hermano estaba un poco sobreprotegido por ella, de modo que…¿cómo reaccionaría con la noticia de que se casaría y se iría a vivir con su esposo? Se lo tendría que ir diciendo poco a poco, pero de momento que disfrutase del campo aquellos días. A la mañana siguiente quería seguir durmiendo cuando la luz solar empezó a filtrarse por la ventana y le daba directamente en los ojos a Julia quien se hizo un ovillo bajo las mantas tapándose la cara e intentar seguir durmiendo. —Dómina, es la hora, anoche dijo que la despertase — la voz de la girega Nerea, la jefa de esclavas y casi la figura materna de Julia y Cómodo, sonó detrás de la puerta....es verdad...le había prometido a su hermano ir a coger manzanas esa mañana además de flores. La joven se destapó emitiendo un bufido incorporándose en la cama.

—Entra Nerea— la madura esclava entró dentro de la habitación trayendo consigo los materiales para el aseo de la joven y peinar su bella melena castaña.

Después del aseo la joven estaba sentada dejando que Nerea le cepilláse el pelo y lo recogía en un sencillo peinado.

—¿Cómo le digo a Cómodo que voy a casarme?— Nerea siempre le había dado buenos consejos y estaba segura de que en ese sentido también.


—No le trates como un niño. Tiene casi nueve años y es mejor que sepa pronto que vas a casarte...no puede enterarse un día de antes.


— Pero le destrozará el corazón....


— Tendrá que aceptarlo. Mirate...eres una joven preciosa e inteligente, cualquiera desearía tenerte de esposa— Nerea le terminó el recogido y la muchacha suspiró pesadamente.


— Me gustaría casarme por amor....— confesó Julia, como toda muchacha estaba enamorada de la idea del amor, de que se casaría con un amor verdadero, pero no podría ser. Su matrimonio con Fabio era meramente una unión entre familias poderosas que tendrían una alianza fructífera.


Pero todo cambió.




Comentarios

  1. Que historia nos has contado tan interesante ..espero que la sigas .
    Un abrazo y muy feliz noche.

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    1. ¡Muchas gracias! Este es solo el primer capitulo. Un besito!

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