El Lobo y la Esclava: Capítulo 6 El jarl Einar


Se sentía una pieza de carne ahí expuesta sobre una tarima junto a Aléxandros y otro hombre, hasta ese momento no había reparado en su pequeña estatura, y eso que el griego no era muy alto, pero el enorme celta al lado de Julia la hacía parecer mucho más que pequeña de lo que era y además de pasar más desapercibida. Temblaba de miedo y frío mirando hacía el suelo en lo que el vendedor hablaba a gritos en ese idioma incomprensible, vendiéndolos, con que...¿eso era lo que sentían los esclavos en Roma? ¿Lo que sentía cuando eran expuestos en el foro? Al menos aquí estaban vestidos y no desnudos con en el foro.

A lo largo de la mañana uno por uno fueron vendidos a aquellas gentes, Julia nunca había visto personas tan altas y con piel tan pálida, algunos tenían además marcas de tatuajes que mostraban símbolos tribales. Muchos eran rubios, facciones fuertes y barbas,tal y como había oído de los bárbaros...y pensar que pensaba que lo peor que habían eran los cartaginenses....sólo quedaban ahora cinco: el enorme celta, una mujer anciana que había sobrevivido como una guerrera a la travesía, Kaile, Aléxandros y ella misma. En un momento dado un hombre se acercó a ellos y empezó a hablar con el vendedor y señalándola, el vendedor de manera atrevida subirle las faldas descubriendo sus piernas a lo que Julia reaccionó apartándose y recibiendo un latigazo en el trasero por parte de uno de los socios del vendedor. Aquello dolió, nunca la había azotado y el golpe aunque fue flojo para Julia fue doloroso y le hizo sacar una lágrima, agachando la cabeza más que nada porque se negaba a que la viesen llorar.

 "Salvajes...."— pensó con rencor por el golpe, ahora no quería morir, quería vivir....volvería a Roma...si, aquel golpe la hizo espabilar, volvería a Roma, escaparía y fuese como fuese volvería a Roma.

— No soy una esclava....¿me oís? ¡No soy una esclava!—  gritó levantando la cabeza orgullosa. Ninguno la entendió pero su gesto de valor fue recibido cómo una risa pues era apenas una  chiquilla gritando pero....¿por todos?

No.

Un joven vestido con ricas pieles se acercó a ellos atraído por el valor de Julia y el vendedor inclinó levemente su cabeza al ver su presencia. Julia, que a raíz del latigazo bajo la mirada al notar la presencia en frente suya levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de ese joven:
Era alguien alto, como casi todos en esas tierras, de rostro con rasgos varoniles pero hermosos, su barba estaba bien cuidada además, quizás le afeaba una cicatriz en uno de sus ojos. Su pelo era rubio oscuro, largo recogido en una trenza pero ambos lados de la cabeza estaban muy cortos. Pero cuando Julia y aquel joven nórdico cruzaron miradas Julia notó que le temblaron las piernas pues él tenía los ojos de un azul celeste intenso, profundos como el mar y tan claros como el cielo durante un día despejado.





El joven y el vendedor empezaron a hablar, ¿estaban negociando? Si, era obvio, y pasó mirándolos a todos  uno por uno pero en especial miraba a Julia, de hecho la bajo de la tarima al cogerla de la cintura como si fuese una muñeca y dejándola en el suelo. Era alto, bastante, Julia se sintió una niña pequeña y el nórdico empezó a caminar en círculos a su alrededor diciendo algo al vendedor quien abrió los ojos hasta casi sacar estos de sus órbitas. El joven no venía solo si no que otro parecido a él pero más joven que miraba a Aléxandros, le tiró una bolsa de cuero donde tintinearon unas monedas. De inmediato agarrando a Julia por el pelo haciéndola chillar, sacó un cuchillo y el vendedor y sus ayudantes empezaron a cortar el pelo de todos, a las mujeres las dejaron con una melena hasta los hombros y a los hombres completamente rapados, Julia no lo sabía pero era costumbres que los thrall, esclavos, de los nórdicos llevasen el pelo corto, rapado en el caso de los hombres como modo de burla y además para más humillación ciñeron a su cuello un collar de cuero. Ya esta. Había sido comprada. Julia cayó al suelo embarrado cogiendo los mechones de su pelo ¡cuanto había mimado su pelo! Y ahora estaba como ella, cortado de su vida, en el barro....fue un colapso.




— Cinco esclavos....— dijo Hjalmar a su hermano mientras iban con los cinco esclavos hasta la casa. Einar, el joven comprador, miraba a su hermanos menor y sonrió, traía consigo en brazos a la muchacha que le había dicho el vendedor que la habían conseguido en la Galia pero no era celta, que se había desmayado cuando le cortaron el pelo.

— Ahora que soy el jarl ¿qué menos?— rió en plan broma Einar. Einar Skjalagson era el mayor de los hijos del antiguo jarl, o conde de aquella región, era bastante joven pues contaba con veinticuatro inviernos pero había demostrado ser digno sucesor de su padre, quien había sido un berserker y había engendrado con sus esposas cinco hijos el cual Einar era el mayor. Su padre había muerto en una batalla unos meses contra otro jarl como disputas por una región de tierras que habían ganado ellos aunque habían pagado como precio la caída del jarl.

— Un idiota es lo que eres....¿por qué los has comprado?

— La vieja me dio pena, el grande será bueno para trabajar en el campo, la chica seguro que le gusta a Sigbjörn y los otros dos....te ha gustado, he visto como mirabas al chico....— Hjalmar bajó la mirada ante la sonrisa socarrona de su hermano. — Y esta para mi.

— Te guió la verga.

Ambos hermanos rieron entrando en casa para que los esclavos fuesen asentados y aseados, sobretodo eso último que apestaban. No iban a dormir en esa casa si no en una casucha cerca de la casa principal a no ser que alguno reclamase a algún esclavo para el dormitorio. Y en especial Einar quería a aquella joven mediterránea entre otras cosas, sentía curiosidad por ella.

Se dejó caer pesadamente en una silla recubierta con pieles mientras otro esclavo, contando con esos cinco nuevo en la casa había ocho esclavos, siete porque no contaba con la vieja, le trajo un cuerno de hidromiel con hierbas el cuál bebió de un trago.

—¿Estás cómodo, hijo?— Einar levantó la cabeza y ante él estaba una mujer madura que Einar al verla se levantó y la abrazó.

—Hola madre

—¿Nuevos thralls?— Astrid era la madre de Einar y Hjalmar, los otros tres hijos de su difunto esposo eran hijos de su otra esposa, Astrid no podía estar más orgullosa de su hijo mayor.

— Nunca están de más

— No parezcas un derrochador Einar, eres joven y puedes corromperte

— No lo haré madre— Astrid sonrió y besó la frente de su hijo.

—He visto a la que traías en brazos....no la dejes preñada. Cásate con una de los nuestros y ten hijos con ella, ten concubinas si quieres pero no bastardos.



Julia despertó en una pequeña cabaña y nada más abrir los ojos una mujer rechoncha también con el pelo corto la agarró para llevarla hasta un barreño donde la metió tras arrancarle la ropa dejandola desnuda, Julia se cubrió con las manos teniendo las risas de esa mujer, Kaile, y otra mujer joven que estaba dandole la ropa a Kaile que estaba desnuda y acababa de bañarse.

—Romana, tu no tapar. Tu estar entre mujeres— menos mal que Kaile hablaba algo de latín...pues la mujer mientras la apremiaba a bañarse le dijo algo directamente a Julia quien miró a Kaile buscando respuesta.

—Tú aprender idioma. Tu esta noche dormir con jarl Einar.





Me anime a hacer una portada :D

Comentarios

  1. Gracias por tus palabras y por la maravilla que nos cuentas .Un placer el haberte hallado Gracias

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    1. Gracias a ti por pasarte por mi pequeño mundo. Un beso enorme!

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  2. Interesante entrada y mundo el que nos acercas. Gracias por tu vista. Un abrazo.

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    1. Muchísimas gracias por tu comentario. Espero verte más por aquí mi pequeña casita. Un beso!

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  3. Te recuerdo de entonces y volver a disfrutar de tus historias es algo magnífico. Sé que tengo pendientes algunas lecturas pero sabes que cuentas con mi apoyo. Sigue escribiendo, es un gusto poder leer tu creatividad.
    Un beso enorme.

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    1. Siempre es un placer tener aquí Mag! Muchas gracias por seguir aquí a pesar de mi parón de años. Un besazo guapa!

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