El Lobo y la Esclava: Capítulo 2 El inicio

Llevaban buena parte de la mañana recogiendo flores y frutos propios de la estación en la que estaban, verano, en esa época Ceres estaba feliz pues su hija estaba consigo y su alegría era tal que la tierra supuraba la alegría y cientos de flores y frutos brotaban. Mientras los esclavos trabajaban en el campo, Julia y Cómodo fueron con Nerea y Atticus a parte, Cómodo le hizo una corona de flores a su hermana para adornar sus cabellos y realmente con su túnica fina blanca y aquellas flores parecía una hermosa ninfa de la naturaleza. Como el mediodía se les hecho encima y Nerea había traído consigo una cesta de comida en un momento dado organizaron un improvisado picnic.

— Deberíamos volver...han dicho que han habido saqueos de galos en villas cercanas aquí— Atticus desde ningún momento estuvo de acuerdo con la idea de que fuesen a coger plantas, de modo que armado con una sencilla espada fue junto con los niños y la esclava para asegurarse la protección de todos.

— Ningún galo se atreverá a acercarse a la villa de un senador...son bestias sin raciocinio pero hasta ellos pueden saber que no deberían— dijo Nerea con desdén.

—¿Han atacado galos? ¿Mi padre lo sabía?— Julia se acercó a la pareja de esclavos frunciendo el ceño con preocupación por las palabras de Atticus, de ser así tendrían que tener mil ojos abiertos para que nada pasase…

— Si. Han habido incursiones galas hace unas semanas, desde entonces no hubo más noticias, pero personalmente opino que deberíamos irnos de aquí.

Julia iba a decir algo,seguramente seguir el consejo pero se giró para mirar a su espalda, tenía un mal presentimiento y cuando no vio a Cómodo este aumentó. Sintió como un frío recorría su columna al no ver a su hermano ¡sólo le había perdido de vista un minuto! Julia sin dar tiempo a Nerea y a Atticus en reaccionar, salió corriendo en dirección al bosque, pues la villa se situaba justo en los lindares de un bosque dónde la joven patricia solía ir a jugar también cuando era de la edad de Cómodo hasta que su madre en aquel momento le llamó la atención de que no debía de alejarse y menos adentrarse en el bosque porque si hubiese algún animal podría atacarla. Y ahora con lo de las incursiones que había mencionado Atticus era más peligroso ¡por eso tenía que encontrar pronto a Cómodo! Julia corría llamándole a gritos, se había adelantado tanto a sus acompañantes que estos ya ni veían por donde la muchacha se había ido corriendo y menos podían escucharla llamar a gritos a su hermano. Y ella en su ansia por encontrar al niño no vio el desnivel al que se acercaba y menos cuando tropezó y cayó tan fuerte que se golpeó la cabeza contra una piedra dejándola inconsciente.

Despertó horas más tarde sintiendo que la cabeza le iba a estallar, estaba sucia y cubierta de tierra y hojas, de modo que entre haber caído en un desnivel del suelo y el haber quedado cubierta de tierra y hojas se había casi camuflado con el suelo. Se llevó la mano a la zona de la cabeza donde se había golpeado, no sangraba gracias a los dioses. Pero pronto Julia recordó a su hermano y se puso en pie aún un poco mareada. El sol estaba ya muy bajo, debía de haber estado inconsciente varias horas ¡gracias a los dioses que no se había matado con aquel golpe! Pero era casi de noche....¿dónde estaría Cómodo? Intentó poner en orden sus pensamientos, quiso pensar que Atticus lo había encontrado antes que ella y estaban en casa si no es que estaban los esclavos de la casa buscándola por todos sitios.
— Tengo que volver a casa....— se dijo para sí sacudiéndose las ropas mientras empezaba a caminar sobre sus pasos para intentar encontrar el camino hasta la domus. Su estómago rugió, estaba muerta de hambre además de tener el cuerpo dolorido por la caída. — Nerea y Atticus van a matarme...si no me mata padre si se entera de lo que ha pasado. Pero...¿qué estoy haciendo? Estoy hablando sola ya....— rió por lo bajo pero se quedó helada al escuchar unos lejanos chasquido de ramitas y hojas siendo rotas a sus espaldas, no justamente detrás de ella, si no a unos cuantos metros a su espalda, lo suficientemente lejos para no verlos pero si lo suficiente para saber que no estaba sola...Julia empezó a rezar internamente de que fuese un jabalí salvaje...ojalá... Poco a poco fue incrementando su velocidad, de andar cada vez más rápido ¡y pasos de personas PERSONAS iban detrás de ella! finalmente acabó corriendo a toda velocidad de manera alocada, ya ni sabía a donde iba, había perdido el sentido de la orientación, se había perdido mientras huía y para cercionarse que no estaba loca y no estaba huyendo de una ardilla miró varias veces a su espalda viendo unas figuras corriendo detrás de ella, persiguiéndola.

Julia apremió el paso, chocando con ramas, su vestido se enganchó varias veces rasgandose, sin querer dejando un rastro de su huida, lo peor es que el sol se terminó de ocultar volviéndose todo en oscuridad. En una de esas veces que miró atrás, otra figura se cruzó delante de ella, derribándola y haciéndola caer al suelo nuevamente.

—¡Socorro!— gritó Julia, pero lo peor fue cuando por la tenue luz de la luna llena pudo ver que su captor era un hombre que no era romano. Sus facciones eran duras, sus vestiduras nada que ver con un romano...y cuando aquel hombre habló no era latín. Eran aquellos galos.