El Lobo y La Esclava: Capítulo 24 "El Valhalla puede esperar"

     Aquello debía de ser una pesadilla una maldita pesadilla....habían encontrado el punto débil de la muralla y no habían podido reaccionar a tiempo por lo que en cuestión de minutos estaban enzarzados en un combate en desventaja pues no sólo había guerreros entre los muros, sus mujeres, ancianos y niños estaban ahí, sus posesiones, sus suministros....acabar con estos últimos era condenar a todos a muerte, una muerte por inanición que les privaría del Valhalla y los llevaría de cabeza a Helheim, el reino de los muertos, los muertos aquellos que no cayeron en combate o por medio de un acto heroico.
    ¿Cómo había pasado aquello? ¿Cómo se habían dado cuenta? Sólo había una explicación: alguien les había traicionado. Einar tenía que dejar la cabeza fría y a la vez tener mil ojos en todos lados porque si era eso y había un traidor cerca de ellos estaban condenados a muerte. Gritos de dolor, agonía...aquello era una auténtica carnicería que para desgracia el bando de Erik y Einar estaba en clara desventaja.

—¡Hjalmar!
— gritó cuando vio con horror a su hermano siendo derribado y corriendo acudió en su auxilio, cuando el filo del hacha del guerrero iba a impactar contra el joven Hjalmar, quien había perdido la espada, se cruzó con el filo de la espada de Einar, dándole a Hjalmar el tiempo suficiente para poder alcanzar de nuevo su espada y de un tajo cortar el cuello de su enemigo.
    Cómo un lobo salvaje Einar luchaba al igual que Hjalmar los "lobeznos de Skjalag" y la fiereza de los hermanos daba sentido a la antigua leyenda de la familia de que sus antepasados descendían del mismo Odin y estos habían asimilado el lobo, uno de los animales totémicos de Odin, cómo propio, también decían que sus antepasados no eran humanos si no lobos que habían adoptado formas humanas. Leyendas y patrañas, la realidad era que el duro mundo les hizo ser guerreros, su dinastía les hacía ser guerreros, guerreros que no morirían ahí: el Valhalla podía esperar.




    La batalla fue sangrienta y difícil, pero para suerte de Einar, pudieron repeler el ataque aunque esa noche no habría canciones ni nada, esa noche tendrían que incinerar a sus muertos pues no sólo guerreros y hombres de guerra habían caído bajo las armas, si no además mujeres, ancianos y niños que no habían vivido más que unos pocos inviernos apenas dejando el pecho de sus madres...y ahora estarían con los dioses. Einar estaba como en trance, cubierto de sangre, salpicado de heridas, unas sanarían completamente, otras quedarían cicatrices, le daba igual, caminaba sin rumbo entre los restos de la ciudad, esa pobre gente no sobreviviría otro ataque así...había que acabar pronto con todo aquello....

—Einar, Gunnar esta herido, una flecha por poco le perfora las costillas— dijo Hjalmar cuando vio a su hermano sacandole del trance y haciéndole volver a la tierra.

—¿Esta vivo?—preguntó notablemente preocupado a lo que su hermano asintió.

—Sí y sobrevivirá si es lo que quieres saber.

—No sé si podré decir lo mismo de este sitio...

—Erik aseguró de que hubiese provisiones en las aldeas y de que las cosechas estaban bien— si no...en el peor de los casos podría ayudar un poco...pero no demasiado porque su pueblo también necesitaba alimento y no podía quitárselo de la boca a los suyos tras meses y meses trabajando como animales.


—Tenemos un traidor entre nosotros...— Einar, Erik y Haldaf estaban reunidos en la casa comunal, en realidad casi toda la ciudad estaba ahí, al menos su supervivientes, hacía poco que habían apagado las grandes hogueras que consumirían los cadáveres y el viento se llevaría sus cenizas y los huesos que quedasen así como sus ajuares serían enterrados en túmulos. Aquello había sido un golpe duro y constaría recuperarse.

—¿Un traidor?— preguntó Erik frunciendo el ceño, no descartaba la posibilidad porque hubiesen descubierto aquella pequeña brecha en la muralla que era para en caso de tener que huir la población lo hiciese por ahí era complicado, sólo alguien de dentro podía saberlo.

—¿Quién no puede tener corazón para vender así a su pueblo, chico lobo?— Einar miró a Haldaf sin saber contestar, desde luego aquello había sido una traición, pero ¿quien? Tenía que averiguarlo.

    Dando un leve quejido por el dolor de sus heridas se levantó del camastro y se apoyó en el marco de la puerta, aún estaba en el ambiente el desagradable olor a muerte, a carne quemada, se oían llantos, lamentos...el dolor por la perdida. Iba a volver a la cama cuando vio una figura envuelta en negro escabulléndose entre las casa y decidió seguirla, pues nadie iría así a esas horas de la noche a no ser que tuviese algo que ocultar. No se llevó la espada si no una hacha corta para defenderse en el peor de los casos mientras seguía a aquel sujeto oculto entre las sombras, efectivamente se acercaba a la apertura destrozada de las murallas pese a estar estrechamente vigilada...¡el traidor! ¡Sólo podía ser él! De modo que Einar aumentó la velocidad y antes de que llegase a las murallas se abalanzó sobre él, por su robustez y formas era evidente que era un hombre pese a la pesada capucha y una mascara de madera que ocultaba su rostro. Un destelló brilló a un metro de ellos, se le había caído el cuchillo del cinto por lo cuál estaba desarmado.

 
—Traidor, nos has vendido— siseó el jarl levantando el hacha dispuesto a cortarle la garganta a aquel miserable quien tanteaba a ciegas en busca de su cuchillo pero cuando vio el brillo del hacha dio un golpe en el costado de Einar, justo donde estaba la herida de la cauterización que lentamente cicatrizaba, doblando a Einar de dolor y aprovechó esa desventaja para salir corriendo de debajo de Einar y alejarse en la oscuridad. El jarl se incorporó notablemente dolorido cuando prestó atención al cuchillo que había dejado caer el traidor cerca de él y lo tomó, quizás hubiese una pista.

—No puede ser....

    En la hoja del cuchillo estaba grabado el símbolo de la familia de Erik y reconoció ese cuchillo cuando lo vio en las manos de su propietario: Haldaf....aquello no podía ser....por eso supo dónde golpearle.


Rowansborg

    Ajena a todo por lo que estaba pasando Einar pero con él muy presente en sus pensamientos, Julia estaba feliz, la noticia de su embarazo la tenía pletórica de felicidad aunque extrañaba a Einar cada día que pasaba pues era un día que él no estaba ahí ni sabiendo que iban a ser padres. Por consejo de Sieglind dejó los entrenamientos de skjaldmo al menos hasta que diese a luz, sólo la dejaba como mucho practicar con el arco pero nada de espadas, hachas, escudos y menos montar a caballo a horcajadas, de eso último no había problema pues Julia seguía reacia a los caballos. Por lo cuál ambas mujeres se dedicaban a los hijos de la rubia y a gestionar el hogar, eso si, Sieglind le daba consejos sobre el embarazo y como ser madre en el futuro además de prepararla en diversas tareas domésticas pues en cuanto naciese el niño y Einar la desposase oficialmente ella tendría que gestionar las propiedades del jarl y tendría además sus deberes como madre, Julia no tenía problema en eso pues aún no había nacido el bebé y ya lo amaba más que a nada en el mundo.
    Le recordaba un poco a Roma en los momentos que estaba con Sieglind, a quien cariñosamente llamaba ya "hermana" haciendo las tareas de la casa, como cuando aprendía a tejer en compañía de algunas amigas, las pocas que había tenido, nunca fue muy dada a tener amigas pues muchas veces se sentía como un pez fuera del agua en la sociedad romana aunque intentaba encajar pero ahora entendía porque: estaba destinada al norte y a su gente, se sentía tan a gusto y feliz con esa gente que se alegró en cierta manera de haber sido esclava pues aquello la llevó a su verdadero hogar.

—Niño,niña,niño,niña.niño,niña....— musitaba medio cantando mientras cosía en el telar ¡se sentía tan impaciente por tener a su bebé en brazos! Por ver su carita, por empezar a verle crecer día a día a su lado...y al de su padre.

—¿Sabes? Pensé un nombre si es niña.

—¿Uno romano?— preguntó la rubia mientras también tejía pero en su caso estaba remendando unas túnicas de Gunnar.

—No...pensé en Freydis, se lo oí a una granjera que vino hace poco a vender unas cosas y me gusto mucho el nombre.

—Freydis Einarsdóttir....me gusta


    Pero las noches eran difíciles, no por algún malestar del embarazo si no porque no dejaba de pensar en Einar, de si estaba bien, si estaba herido....mil y una preocupaciones se apoderaban de su mente...sólo podía esperar a que él volviese sano y salvo a su lado, aunque pasase lo que pasase ahora y siempre tendría un pedazo de él con ella, una manifestación de su amor y prueba irrefutable de que Einar la amaba a ella. De que Julia amaba a Einar. 


Comentarios

  1. Otro capítulo que nos deja totalmente impactados al correr tanta sangre llevándose por medio todas esas vidas.
    Veremos como continúa la cosa, me tienes en un sin vivir Sandra.
    Un besazo guapa!

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    1. Edit:

      Soy mala lo sé jajajaja aún queda tela que cortar y se verán caras de verdad.
      Un besazo!

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  2. Un capítulo donde la traición es el centro de este, que mal sentimiento pasa por la cabeza cuando sientes que alguien de tu confianza te ha traicionado.
    Por otra parte esa Julia está feliz de la vida con su bebé dentro de ella, es tierno y dulce pensar en ese trocito de tanto amor se está gestando en una dulce espera.
    Gracias Sandra por darnos tu novela a conocer , un besazo y feliz martes.

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    1. Ambos están en los polos opuestos, una feliz y el otro con mil ojos en todas direcciones para ver donde vienen los cuchillos.
      Un besazo guapa!

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