El Lobo y la Esclava: Capítulo 20 " Destino"
— Venga ya casi esta— un nuevo grito se oyó desde la casa, Julia estaba junto con Einar en la puerta cuidando de los niños mientras Sieglind y Gunnar estaban dentro con la partera, la mujer se había puesto de parto hacía unas horas. Julia tenia en brazos al más pequeño mientras Einar la ayudaba a cuidar de los otros niños, estaban esperando noticias o en su defecto el llanto del nuevo bebé.
—
Ojalá Lucina ayude pronto.
—
¿Quién?—
preguntó Einar.
—
La diosa de los partos.
—
Ah....Frigg—
finalmente se escuchó el sonido de un bebé llorando, tras horas Sieglind dio a luz pero la pareja y los niños no entraron
hasta que Gunnar asomó la cabeza diciendo que podían entrar ya.
Sieglind estaba tumbada en el lecho con un pequeño bulto entre sus
brazos cuando fue rodeada por sus hijos y su marido quien besó la cabeza de la mujer y se quedó absorto mirando las facciones del recién nacido.
—
Ha sido una niña—
anunció Gunnar, tras cuatro hijos varones por fin tenían una niña.
Julia sonrió y le dio una punzada de celos al ver la dicha del
matrimonio y sus hijos, miró de reojo a Einar quien rodeó con su
brazo los hombros de Julia y dejó un beso en su sien.
—
Pronto tú y yo estaremos así.—
Julia pensó que probablemente en algún momento llevaría,si es que no lo
llevaba ya debido a que eran sexualmente bastante activos, al hijo de
Einar en su vientre y se sintió ferozmente protectora. Pues pese a
su nueva veta de ser guerrera quería en un futuro tener una familia
con Einar.
—Prométeme...que
cuando vayas a luchar por Erik no morirás— Einar la miró
enternecido y acarició el cabello de Julia.
— Si
muero...iré a Valhalla....pero desde ahí seguiré a tu lado y te
esperaré—
ambos juntaron sus frentes en actitud cariñosa al amparo de la
alegría de un nacimiento, un nuevo miembro para la comunidad, un
nuevo ser que empezaba su vida.
Galia
¿Cómo
había podido ser tan estúpida? Aquel salvaje la había engañado
como a una idiota y ahora Claudia y Alba se encontraban encadenadas
con el resto de los esclavos en un carro. Además ni la llevaba a
esas tierras, las llevaba a otras bañadas por el mar Báltico, le
dijo que no había mentido, que la llevaba al norte pero no
especificó a que zona del norte.
—
No sólo vendo esclavos, también suelo timar a veces. No sois tan
joven pero sois hermosa pagaran buen precio por ti—
había dicho aquel asqueroso cuando nada más subir al carruaje
aquellos hombres se apresuraron a sacarlas y a encadenarlas,
sabiendo Claudia que aquel tormento era el que padeció su hija casi
un año atrás, pero el suyo sería peor dado que a Julia no la
violaron porque debido a su juventud, Haralf asumió la virginidad de
Julia y una virgen joven y hermosa era un objeto casi de lujo. En
cambio Claudia y Alba sólo tenían el hecho de que eran hermosas
pero estaban usadas, palabras textuales del esclavista que le dieron
asco, ¿y qué si no era virgen? Eso no la hacía menos. Aquello
ponía furiosa a Claudia, llevaba años forjándose cómo una mujer
fuerte e independiente, rompiendo todas sus cadenas impuestas por la
sociedad romana, en su caso era complicado que siendo mujer pudiese
prosperar y obtener una gran fortuna, y ahora era cómo volver al
inicio salvo que ahora las cadenas eran reales y no podía romperlas.
Pero sus cadenas mentales estaban rotas para siempre, nunca más, se
dijo, sería débil ante los ojos de nadie, de modo que ni lloró,
protestó o algo, pero sus miradas eran de pura fiereza incluso
cuando alguno de aquellos hombres iba a por ella y la obligaban a
saciar sus deseos lascivos. Pese a que eran auténticas violaciones
Claudia se evadía mentalmente cómo cuando ejercía la prostitución
activamente, simplemente su mente volaba de su cuerpo y se perdía
entre sus recuerdos más hermosos y dulces, tanto de sus años de
infancia en Roma, sus años de matrimonio con Gaius, que debía de
admitir que los primeros años fueron felices, los nacimientos de sus
hijos....incluso cuando sentía como sus pechos eran estrujados, su
vagina y ano penetrados con saña, podía evadirse, de hecho ya creía
que ya nunca más sentiría placer con un hombre porque jamás volvió
a experimentar un orgasmo que no le diese Alba, quizás estaba todo
en su mente quizás fue gracias a los dioses no lo sabía. ¿Cómo su
pobre hija adolescente había podido soportar aquel viaje
—
“Juno....poderosa
reina de los dioses...te ruego que me hagas llegar segura a donde
esta mi hija, permiteme verla una última....Neptuno, no hundas este
barco...hazme llegar al norte....” rezaba
la mujer en silencio, sólo había vuelto a rezar cuando Julia
desapareció. Y esperaba que los dioses la escuchasen aquella
vez.
Rowansborg
Esa
era la última noche de los amantes de estar juntos antes de que
Einar partiese de Rowansborg, Julia temía que el Hades reclamase a
su amado, de ser aquella noche la última vez que sentía sus besos y
su caricias a pesar de que Einar le aseguraba que volvería, que las
valquirias no se llevarían su alma a Valhalla pero si tenía que
ascender a los Salones de Odín, la esperaría, aunque el tema de que
ambos tuviesen sus propios dioses implicaban eternidades diferentes
pero aquella noche no era una noche para pensar en la muerte, era
para celebrar su amor y su unión. Dulce pero apasionadamente ella le
montaba, sentía sus fuertes y firmes manos sujetando sus caderas o
cómo estas subían por su cuerpo hasta sus pechos, apretándolos,
acariciándolos, mientras la romana se impulsaba apoyando las manos
en los hombros de Einar notando como ambos se movían en el
placentero ritmo que seguían, ambos cuerpos se acompasaban.
—
Joder....—
susurró Einar entre gemidos de placer, Julia se inclinó sobre él
besando sus labios, su rostro, su cuello, ella le había enseñado no
solo guiarse por el placer, si no a hacer el amor, refiriéndose a
que le había enseñado la diferencia entre el sexo y hacer el amor,
era la pieza que le faltaba. La abrazó mientras se incorporaba
dejándola sentada en su regazo mientras movía su cadera contra
Julia y se besaban apasionadamente.
—
Di que me amas—
pidió Einar entre besos.
—
Te amo—
quizás había nacido para estar con él, quizás los dioses ,ya
fuesen los de uno o los del otro, quisieron que su unión
existiese.
—
Julie....—
acabo viniéndose dentro de ella, su esperma llenó el interior de
Julia en una potente descarga, quien al notar en su interior la
semilla del nórdico acabo teniendo un orgasmo entre los brazos de
Einar mientras le abrazaba con fuerza. Einar cerró los ojos
respirando agitadamente dejándose caer en la cama abrazado a Julia,
no sacó su miembro de la vagina si no que quiso esperar a perder la
erección dentro de ella. Abrió los ojos apartándole el pelo a
Julia de la cara y empezaron a besarse de manera pasional.
—
Mi Julie....me vuelves loco, me has dejado seco—
Julia rió y cuando notó el miembro de Einar flácido se apartó
tumbándose a su lado apoyando la cabeza en su pecho.
—
Dioses...nunca pensé que disfrutaría de algo así—
él puso sus brazos detrás de su cabeza y cerró los ojos, Julia
juraba que en cualquier momento Einar se pondría a ronronear, a
veces le parecía un gatito grande pues le gustaba cuando ella le
rascaba la cabeza y siempre después del sexo parecía tan relajado
que creía que iba a ronronear.
—
Ni yo si te soy sincero.
—
Mentiroso, tu no eras virgen cuando empezamos a tener sexo.
—
No, no era virgen. Perdí la virginidad a los catorce años más o
menos, pero me refiero Julia que...me haces sentir cosas que nunca he
sentido, desde que te compré en el mercado de esclavos algo me dijo
que te comprase.
—
¿Por qué lo hiciste?—
siempre tuvo curiosidad por saber porque precisamente a ella quiso
comprarla pues había mujeres mucho más bellas aquel día.
—
Tu valor. Como te enorgulleciste, como empezaste a gritar y a
forcejear, me diste curiosidad y además, eres la mujer más
hermosa.
—
No. Hay mujeres más bellas que yo.
—
A mis ojos, eres la más bella. Además no es solo tu físico, es
todo tu lo que te hace hermosa.
—
Para mi tú eres el mejor hombre que he conocido. Eres un gran líder
y tienes corazón....no me quisiste por lo que tenía si no que te
molestaste en conocerme...mi corazón te eligió. Siempre fuiste tú—
enternecido por ella, Einar se colocó sobre ella mientras recuperaba
la erección y se hundía dentro de ella haciéndola gemir. Julia le
abrazó estrechándole contra ella sintiendo como su cuerpo casi
encajaba con el suyo, notaba sus poderosas embestidas, sus besos, sus
caricias....jamás pensó que podría llegar a enamorarse así pero
lo había hecho y el sentimiento era mutuo, claro que Einar en el
pasado se había enamorado alguna vez pero nunca pensó seriamente en
echar raíces con nadie salvo con ella, normalmente los matrimonios
en su cultura eran cosa organizada por los padres, su propio
matrimonio con Ingird era una prueba, y aquella romana le había roto
los esquemas.
Cuando la mañana llegó con ella llegaron
las despedidas, las oraciones a los dioses, el miedo en algunos, pero
no había que temer, vivían y morían así, morir en batalla era el
máximo de los honores para entrar en los salones de Odín Padre de
Todos, era algo que tenían inculcado desde niños. Einar esperaba un
día morir como su padre y sus antepasados, en batalla, con honor y
ser recibido en el Valhalla y reunirse con los miembros fallecidos de
su familia entre ellos su padre para esperar juntos la llegada del
Ragnarok y luchar al lado de los dioses.
El teatrillo de
despedida de Ingrid fue rápido, ella sólo le pidió que protegiese
su tierra, no hubo ni un beso para aparentar, él entre la multitud
junto con Sieglind vio a Julia y se despidieron con una mirada.
— ¿Ese es tu idioma natal?— Julia asintió, hacía tanto que no hablaba en latín que se le hizo raro. Cuando los barcos zarparon fue cuando volvieron a casa, pero Julia en un rinconcito del su habitación hizo un pequeño altar a Minerva, la diosa de la guerra y la sabiduría para que guiase a Einar, un altar tan sencillo que consistió en una pequeña vela y el nombre de la diosa pintarrajeado sobre una piedra plana.
— ¿Qué es eso?— se asustó un segundo pero el pequeño de cuatro años, Ivar, hijo de Sieglind y Gunnar y el tercero de todos los hijos había entrado sin llamar para ver si Julia quería jugar con ellos.
— Es un pequeño altar a uno de mis dioses.
— ¿Tu dioses?— preguntó curioso. Julia sonrió, aquel niño le recordaba a Cómodo cuando tenía esa edad, y empezó a explicarle sobre algunos de sus dioses como Minerva pues a ella era ese pequeño altar, le explicó que era cómo su Frejya, pero en vez del amor y el sexo como uno de sus atributos Minerva compartía con Frejya la guerra, pero a la vez era la diosa de la sabiduría. Ivar no lo sabía, pero Julia gracias a él y a sus hermanos podía cubrir parcialmente el hueco que dejó su hermano en ella, extrañaba a Cómodo cada día, era un niño y siempre estuvo pegado a sus faldas, ahora solo sobreviviendo en Roma...esperaba un día poder volver a Roma y ver toda su familia, solo esperaba que aceptasen su decisión pues lo había decidido: se quedaría en Rowansborg, se sentía a gusto y feliz ahí, claro que tenía añoranza de su tierra pero sentía que aquel sitio era su lugar, además de Einar y los amigos que había hecho claro, si hubiese una manera de equilibrar todo....pero solo eran sueños pero soñar no costaba nada.

El resto fue día raro y extraño pues se notaba la ausencia de Gunnar y Einar, pero aún así estaban tranquilas las dos mujeres y los niños, con cuatro niños pequeños y un bebé recién nacido era difícil estar desocupada, además con todo el trabajo doméstico y de los animales, al menos estaban distraídas para no estar pensando en aquel conflicto, aunque Sieglind estaba más despreocupada por la propia experiencia de antigua escudera, de hecho ella sería quien siguiese preparando a Julia, quién bebió de las anécdotas de Sieglind en saqueos o luchas entre clanes fascinada por la experiencia de aquella mujer, le explicó que ella y Gunnar se conocieron en el campo de batalla pues Sieglind pertenecía a otro clan y fue gracioso porque Gunnar y Sieglind tuvieron un combate físico y en mitad de este, Gunnar le pidió matrimonio, la rubia no supo si lo decía en serio, si se había golpeado la cabeza en algún momento o si quería distraerla, pero le dijo entre gritos y golpes de hacha contra el escudo que si la derrotaba y no la mataba si se casaría con él porque pensaba en matarlo.....ella perdió. Admitió que en un inicio el enorme Gunnar no le gustaba pero le pareció gracioso aquello, fue capturada y su destino iba a ser la esclavitud, pero Gunnar le pidió a Skjalag que no lo hiciera, le salvo la vida y la libertad, Sieglind y él empezaron a conocerse y en cuestión de días la mujer supo que aquel gigante era el amor de su vida y cuando volvió a Rowansborg ella fue con él y se casaron al poco. A Julia aquella historia le pareció muy bonita, era digna de poemas épicos y de amor.
Esta historia me está atrapando, espero que la mamá de Julia, pueda encontrarla , aunque no sé me da que todavía va tener que pasar por muchas vicisitudes.
ResponderEliminarPor otra parte el amor de esta pareja es pasion y deseo puro por dios no se cansa ajajjaja.
Juventud divino tesoro ajj bueno esperemos que en el campo de batalla no ocurra ninguna desgracia.
Gracias por ofrecernos tu novela . Besos y abrazos y una feliz tarde.
El camino no va a ser fácil pero la recompensa será hermosa.
EliminarEinar y Julia ellos mismos lo admiten son demasiado activos jajajaja tenían que despedirse bien.
Un besazo
Este episodio nos ha dado nuevas tramas y esperanzas.. Eres increíble relatando historias Sandra!
ResponderEliminarFeliz noche y besitos.
Muchas gracias cariño! Un besazo y feliz noche
EliminarHola, Sandra
ResponderEliminarLlego tarde, pero acá estoy.
Ay que ternura, Sieglind al fin tuvo una hembra!
Se ve que el personaje de Claudia es bastante sufrido, doble dolor al saber su hija desaparecida.
Einar se ve muy enamorado de Julia, están viviendo una pasión intensa.
Lindo capitulo.
Saluditos!