Suavis Inimicitia "Compasión"
(Recuerdo mi cuenta de twitter para quién quiera estar en contacto conmigo y responder preguntas sobre el blog o ver dibujos hechos por mi,@Sandryska18)
(Adriana y Élbir con la comida)
(Adriana y Élbir,sólo amigos)
Pasaron dos días de la crucifixión de
Etbaal,pero no moría,el condenado del príncipe íbero se resistía
a la muerte,luchaba contra el hambre,la sed y la asfixia de sentir
sus pulmones siendo aplastados por el peso de su propio cuerpo.
Etbaal era el objeto de burla de los hijos de los soldados y a veces
de las mujeres,quienes le tiraban a veces desperdicios de comida sólo
para mofarse de la desgracia de aquel infame soldado íbero.
Adriana evitaba pasar por delante de
la cruz de Etbaal,se sentía humillada y a la vez algo culpable,nunca
nadie había muerto por su culpa. Además,muchas veces la compasión
la llenaba,aunque Aníbal le decía que no lo hiciese.
-No merece tu
compasión,Adriana,olvidate de él. Es un asqueroso violador y un
cobarde- le solía decir su marido.- pero una de esos mediodías en
las que estaba sola,trayendo en un cesto la ropa que acababa de lavar
en el río e inevitablemente tuvo que pasar por delante de
Etbaal,quién débilmente estaba pidiendo un poco de agua a alguna de
las mujeres,sabía que iba a morir,no sólo por la asfixia,si no
porque las heridas que los clavos le habían provocado estaban
infectadas y sus manos estaban gangrenadas y comenzaban a apestar por
la podredumbre,esperaba que a un condenado a muerte le pudiesen dar
un poco de agua.
-Piedad por mí....por favor....sólo
pido unas gotas de agua....dadme de beber....por favor....-musitaba
el íbero a la vez que tosía sangre,era obvio que a ese desgraciado
le quedaban horas de vida.
Adriana no se distrajo mucho y volvió
a su tienda,a la cuál acababa de llegar Élbir,trayendo consigo dos
conejos que había apresado por el camino,estaban solos a excepción
de Aradna,ya que Sadik estaba jugando con Tirso.
-Élbir,ahora vengo,no tardaré- dijo
Adriana dejando el cesto sobre el camastro de madera a la vez que
cogía un cuenco y se dirigió de nuevo al río para coger agua ante
las protestas de Élbir. La joven romana lleno el cuenco de agua y
sin más fue a donde estaba Etbaal con claros síntomas de inanición.
-Tú....-murmuró Etbaal,por culpa de
esa mujer estaba así,por culpa de una maldita romana estaba a las
puertas de la muerte,una maldita romana había sido su condena.
Adriana no dijo nada,se pudo de
puntillas y estiro los brazos para tratar de que el cuenco lleno de
agua llegase hasta la boca del condenado,Etbaal no se lo creía,¿ella
se había apiadado de él? Adriana no llegaba debido a su baja
estatura,por lo tanto Etbbal tuvo que echar su cuerpo hacia adelante
para poder beber la fresca agua con bastante ansia.
-Incluso al más infame de los hombres
no se le puede negar su último deseo. Reza a Astarté o a Plutón
por su alma,aunque es evidente que irás a los campos de castigo del
Hades- dijo con solemnidad Adriana,una vez que el íbero bebió se
apartó de él y se fue. Etbaal no tardo en morir ahí,solo,patético.
Las mujeres que estaban ahí no se pudieron creer que se apiadase de
ese despojo humano ni más ni menos que la esposa del general,a quién
Etbaal trató de violar,la esposa del general era de naturaleza
compasiva y tenía razón en que hasta el más despreciable de los
hombres se merecía un último deseo.
Élbir lo había visto todo y no se lo
podía creer,Adriana debía de ser la primera en odiar y desear la
muerte de Etbaal,pero en cambio le había dado agua. Aníbal si se
enteraba podía enfadarse o no con su mujer.
-Adriana,no se merecía tu compasión-
empezó a decir Élbir,pero Adriana lo ignoro y reanudo la tarea que
estaba haciendo Élbir,la de con una daga empezar a despiezar a uno
de los conejos,Élbir entró también e hizo lo mismo que ella.
-¿Aníbal se enfadará si se entera?-
preguntó Adriana,Élbir se encogió de hombros,seguramente un poco
pero quizás no debido a que Adriana no había echo nada malo en
verdad-
-No lo sé.
-Nunca podré agradecerte el que me
hagas compañía,me siento aquí muy sola...eres realmente un gran
amigo y soldado- Élbir no pudo evitar ruborizarse,la verdad es que
apreciaba mucho su amistad con Adriana,pero no podía permitir que
fuese más allá,pero peor se lo puso la mujer de su general cuando
ella dejó lo que estaba haciendo para acercarse a Élbir y darle un
abrazo ,el joven tragó saliva y con los brazos temblorosos rodeó la
cintura de Adriana,no podía creerse que con el cuerpo tan esbelto
que tenía la princesa había estado embarazada y menos haber dado a
luz a dos niños. No era ciego y podía ver,y en ese momento
apreciar,la sensual figura de Adriana y podía entender que Aníbal
estuviese tan loco de pasión con su mujer,y Élbir se estaba
controlando bastante para no tener una erección.
-Venga Adri...a seguir con la
comida....
-Élbir,me recuerdas mucho a
Adelphos,tanto tú como él y Fabio. Ellos son como mis hermanos y tú
también.- con esas palabras,Adriana le había echado un cubo de agua
fría por encima a Élbir,algo que le vino bastante bien para alejar
de su mente los pensamientos lascivos y el querer pasar de algo más
que amistad con Adriana,prefería que se viesen como hermanos.
Esa noche,cuando Aníbal volvió del
asedio de la ciudad,en vez de dirigirse primero a su tienda,fue a ver
si Etbaal había muerto. En efecto. El arrogante y cobarde príncipe
íbero era ahora un pestilente cadáver. Aníbal ordenó a unos
soldados que descolgasen a Etbaal y lo llevasen en un carro hasta la
fortaleza de Himilcon y que lo enterrasen. Él era padre y sabía que
si su hijo cuando creciese moría quería enterrarlo y que entendería
el dolor que consumiría a Himilcon,ya que ahora sólo le quedaba de
descendencia su repudiada hija Delinenar. Su estirpe terminaba ahora
con él.
Volvió a su tienda,dónde estaba su
familia dormida,su dulce Adriana le había dejado algo de comer
preparado,aunque sabía que sabría a rayos,Adriana hasta el plato
más sencillo lo arruinaba a sabia a rayos. De modo que a duras penas
tuvo que comerse eso porque no tenía nada en el estómago desde esa
mañana y estaba muerto de hambre. Tras haberse comido semejante
insulto a la comida,se quito el casco,la coraza de bronce,las grebas
y la capa para tumbarse al lado de su mujer,la rodeo con su brazo de
manera protectora,pero la lujuria se empezó a apoderar de él de
golpe debido a que llevaba demasiado tiempo sin gozar de su hermosa
mujer,así que preso de la lujuria sus manos fueron hasta los pechos
de Adriana,rebosantes de la cálida y dulce leche materna que era el
alimento de su hija pequeña,y cuando estaba haciendo el amor con
Adriana no podía evitar lamer sus pechos y degustarla.
-Hmmm.....-protesto Adriana entre
sueños ante las caricias superficiales en sus sensibles pechos
debido a la lactancia. La mano derecha de Aníbal bajo hasta las
piernas de su mujer y empezó a subir la falda de su
vestido,descubriendo las piernas de Adriana,tan firmes y a la vez tan
femeninas. Adriana le volvía loco,habría querido seguir de no ser
porque estaban ahí sus hijos,si no fuera por ellos habría
despertado a su mujer para hacer el amor.
-Ya lo haremos otro día,Adriana.
Duerme,y me han dicho lo tierna indulgente que fuiste con Etbaal,eres
maravillosa- besó los labios de su mujer aunque estaba dormida
parecía que lo noto por la leve sonrisa que se dibujo en los labios
de Adriana,eso quería decir que o lo noto o que estaba soñando algo
agradable,él ya había olvidado lo que era soñar cosas
agradables,sus sueños estaban plagados de pesadillas y sólo le
gustaba el despertar para ver a su dulce Adriana,ella y los niños
eran los únicos que le empujaban a seguir adelante,a pesar de la
sangre,la guerra y todo,le querían sinceramente.
(Adriana y Élbir,sólo amigos)
Me gusta la forma de escribir, aunque no soy muy fan de relatos/series/películas de época. Quería agradecerte tus visitas al blog y las huellas que dejaste, además de disculparme por la tardanza en devolverte la visita (exámenes). Encantada de descubrirte.
ResponderEliminarNo consigo parar las manillas del reloj en http://albordedetucama.blogspot.com.es/
M.
Gracias por tu comentario,me alegra de que te guste aunque como dices no sea tu estilo favorito n.n
EliminarUn beso