Yggdrasil: Capítulo 10 "Destino"

 ( ¡Si estamos de vuelta! Ya terminé los trabajos y prácticas y por tanto estoy de vacaciones de Navidad. Así que seguimos para adelante. Muchas gracias por vuestra paciencia. ¡Feliz Navidad con retraso!) 


—¿Preparada?

—Sí....estoy preparada— clavó su mirada en la espalda de Einar quién se adelanto, Julia lentamente fue sacando la espada sintiendo una mezcla de adrenalina y terror, pero estaba preparada, se sentía lista para demostrar quien era, que estaba a la altura de las expectativas, no iba a dejar quedar mal tampoco a los romanos pues como toda hija de Roma por muy lejos que estuviese de su antiguo hogar, la sangre de Rómulo y Remo corría por sus venas.

—Alea iacta est*

Semanas antes, Rowansborg

    Las nieves empezaron a caer, pronto el blanco manto de Skadi, la diosa del invierno, cubrió las tierras escandinavas, las noches casi eran eternas y los días cortos como un suspiro, eso sólo significaba que pronto iban a partir nuevamente pero esta vez para una guerra donde se jugaban no sólo el honor si no también el de sus aliados. Y los lobos nunca olvidaban a sus compañeros.
    Julia estaba segura de que iba a ir, ya no sólo para demostrar quien era si no porque aquella era su gente y si los veían débiles los atacarían y con ello muchas vidas se perderían. Entre ellas las de su hija


— Julia, estás loca....¡no puedes ir a la guerra!— exclamó Claudia cuando Julia hizo pública su decisión en la asamblea donde se decidió mediante una votación de si irían a al rescate de sus aliados y recuperar las tierras que les pertenecían a sus aliados. Ganó un aplastante si y ahí fue donde Julia comunicó públicamente su decisión, una decisión que sólo sabían Einar y ella.

— Soy una extranjera. Llegué aquí como esclava y ahora soy la esposa del jarl, pero mi título, mi maternidad y mi origen no determinan quién soy y apoyo la decisión de ir a la guerra. Y de ese modo como este es mi hogar pues pese a no haber nacido entre vosotros, mi hija, esposo....son vikingos y si debo de ser una vikinga, lo seré. Sois mi pueblo, mi responsabilidad y si no nos defendemos de una posible amenaza les enseñamos el vientre al depredador. Por la familia que somos y por el pueblo que somos, iré junto a vuestro jarl a la guerra y prometo que volveremos, pero si no...beberemos junto a los antepasados en el Valhalla al lado de los dioses.

    Una vez acabada la asamblea y Julia acostó a Freydis en la cuna fue increpada por su madre quién, notablemente horrorizada, había estado presente y no conocía que su hija había sido instruida en el arte del combate.

—Mamá, no voy a cambiar mi opinión, iré a la lucha.

—Estas loca....eres una mujer Julia y eres madre ¿Qué pasará si murieses? ¿Qué sería de nosotros....? No he recorrido medio mundo para perderte.

—Si muero Freydis sabrá que su madre murió protegiendo su hogar. Y si mamá, soy una mujer. La mujer de un jarl y he sido adiestrada para esto.

—¿Cómo....?

—Einar me enseñó, esto no es Roma. Aquí las mujeres tenemos más libertades pero a la vez más responsabilidades, ¿crees que me iba a quedar en casa entre cuatro paredes tejiendo mientras Einar y mis amigos derraman su sangre cómo....? — la frase murió en los labios de Julia pues su madre como patricia romana y esposa de un militar sí había tenido que quedarse atrás, no solo ella si no casi todas.

—Dilo...como yo cuando tu padre luchó en Sicilia contra los cartaginenses.

—Mamá....no quería decir eso.....

—Pero lo has hecho.— seriamente, Claudia tomó a su hija por los hombros, pese a que aquel comentario le dolió, pensar en la posibilidad de perderla tras tanto luchar para recuperarla....le era demasiado doloroso. Pero cuando vio el fuego en los ojos de Julia....creyó ver en ellos el fuego que se decía que tenían los ojos de Minerva, la diosa de la guerra y la sabiduría.

—Tú eres romana....no eres nórdica.

—Soy ambas cosas. Puede que mi sangre no sea nórdica pero siento que pertenezco aquí.....




    Días pasaron y el día de partir llegó, Freydis se quedaría al cuidado de sus abuelas, y aquella última noche, aquella última cena en un banquete en la casa junto a todos los que partirían al alba en los drakkar para ir a la guerra, había un ambiente tenso pero a la vez de júbilo, Claudia no entendía como aquel pueblo era tan amante de la muerte, no le temían, si no que la recibían como parte de un glorioso destino. Miró a su hija y supo que Julia pertenecía a aquel pueblo, pero no quería que ella olvidase de donde venía, era hija de Roma pese a ser ahora esposa de Escandinavia.

—Julia, ¿puedo hablar contigo un momento?
— pidió la matrona saliendo ambas romanas de la sala y la mujer tomó las manos de su hija y sonrió con cierta pena.

—Los dioses te guien en este viaje que no puedo acompañarte. Te juro que tu hija estará bien atendida. Nunca olvides que desciendes de Rómulo y Remo, hijos de Marte, todos los romanos descendemos de ellos....por favor....hija mía....los dioses te guién....no quiero perderte....

—Mamá....no me perderás. Y piensate lo de Hjalmar....te mereces ser feliz.

—Eso no puedo prometértelo— ambas rieron y se fundieron en un cálido abrazo.

—Deja Roma bien en alto hija mía.

Comentarios

  1. Bienvenida Sandra me alegro que ya estés de vacaciones tendrás más tiempo par descansar al menos un poquito.
    Y bueno Julia es muy valiosa, creo que las mujeres de antes eran más guerreras y luchan por lo que sentían que será su deber. Buen capitulo esperemos que no haya un desastre. Y la mama a ver si se decide y se deja querer por ese vikingo ajja. Unas felices Fiestas preciosa .

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