Suavis Inimicitia:"Lo bueno que nos da la vida,nos lo quita"
Aníbal llevó a su sobrino hasta la habitación del
pequeño Amílcar,quién ya había terminado de desayunar y estaba
Adriana meciéndolo con suavidad para que durmiese,lo estaba
consiguiendo cuando despertaron al pequeño por las voces que daba su
sobrino político.
-En el nombre de Baal,¡cállate!- exclamó Aníbal a
su sobrino a la vez que le tapaba la boca,aunque el joven seguía
hablando sin parar,el general puso los ojos en blanco cuando escucho
los llantos de Amílcar. En cuanto llegaron a la habitación del
menor,el joven se calló de inmediato,quizás porque se quedo con la
boca abierta al ver a su hermosa tía,se la había imaginado hermosa
por las descripciones de Aníbal,pero no tanto.
-Adriana,este es Aníbal,mi sobrino. Ella es mi
esposa,Adriana. Y el mocoso es Amílcar,mi hijo menor.
-Encantada,Aníbal- el pequeño Amílcar ceso su llanto
ante los consuelos de su madre,de inmediato Adriana dejó al pequeño
en la cuna y él no tardo en entregarse al sueño. Aníbal le quito
la mano de la boca a su sobrino pero este empezó a balbucear un
saludo,sacándole a su tío una muy leve risa socarrona.
-¿Tanto te impresionó mi mujer?
-Es muy hermosa....mucho....¿y tienes mi edad,tía?-
preguntó tontamente el joven greco-púnico,Adriana se hecho a reír
ante lo cortado que estaba el filósofo.
-Tengo veintidós,así que eres mayor que yo- Aníbal
miró de reojo a su tío,cuya negrísima mirada se ensombreció
bastante,el tema de la edad le molestaba bastante,no quería pensar
que por ejemplo cuando ella tuviese treinta años él tendría
cincuenta.
-Tío....¿os lleváis veinte años?
-Sí- contesto secamente.
A los largo del día,Adriana y su sobrino político
hicieron una rápida amistad,la princesa debía de reconocer que le
recordaba bastante a Fabio por el tema de la filosofía. Fabio no
pudo seguir esta vocación por el tema de que su familia era de
estirpe guerrera y debía de seguir así,de modo que su sueño quedo
relegado,aunque pronto amo el ejército pero no tanto como la
filosofía.
Aníbal sintió una punzada de celos por ver a su
sobrino y a su mujer con tanta confianza tan pronto,era celoso y
posesivo con ella. Odiaba que otros hombres pusieran sus ojos sobre
ella,que quisieran tocarla,aún le hervía la sangre cuando recordaba
lo que Etbaal estuvo a punto de hacerle. Le llenaba a veces el
orgullo el saber que podía presumir de esposa,aunque lo tuviese
difícil por ser romana,pero lentamente se iba adaptando a las
costumbres cartaginesas,aunque ella adorase a otros dioses. Ese tema
cuando se casaron fue complicado,el sacerdote de Baal se negó a
casar a una idólatra romana con un general de Cartago,pero accedió
por un módico precio,pero el presentar a sus hijos ante Baal lo
aceptó alegremente,era obvió que él prefería que sus hijos
adorasen el panteón cartaginés antes que el romano. Y aunque en el
fondo lo deseaba,quería que Adriana lo hiciese también,le
acompañaba al templo y a las macabras de ceremonias de sacrificios
de niños,a pesar de que veía esto como un acto repugnante,en
fin,cada religión tenía sus cosas.
Pero a pesar de las diferencias religiosas,Adriana
seguía muchas de las costumbres de Cartago,y Aníbal seguía muy muy
pocas de las romanas. En fin,algo era algo.
Entre tanto el joven Aníbal estaba fascinado con
Adriana,no en actitud romántica,si no por ver la pasión que había
entre sus tíos,aunque no lo dijesen,pero había visto en los ojos
negros de su tío como se iluminaban como carbones al ver a Adriana.
Los comparaba a veces con Hades y Perséfone,había ciertas
similitudes, al menos desde la perspectiva del joven.
Esa noche cenaron todos juntos,Aderbal y Dido en
compañía de sus hijos fueron para conocer a Aníbal,quién se
alegró profundamente de conocer al resto de la familia. Dido se
quedo completamente sorprendida porque aquel joven estrafalario era
la viva imagen de Arístides,a excepción de los ojos. Pero por lo
demás,el físico y el carácter eran iguales a su difunto hermano
mayor. Dido creyó que los dioses habían hecho que Arístides
tuviese un hijo para que ellos en un futuro lo siguiesen teniendo.
La tan agradable cena fue interrumpida cuando uno de
los esclavos le dijo a Aníbal que había venido un esclavo
buscándole. Cuando le preguntó de parte de quién venía y el
esclavo dijo que de parte de Sofonisba,Aníbal le rugió al esclavo
que se marchase de ahí,asustando a todos los que había.
-¿Qué pasa?- preguntó Adriana asustada,Aníbal no
dijo nada,pero miró a Dido y ella entendió perfectamente a su
hermano.
-¿Qué quería.....?
-Ni lo sé ni me importa,que se muera esa vieja arpía.
-Aníbal es....
-¡Cállate!- rugió Aníbal notablemente
irritado,Adriana se quedo con los ojos muy abiertos al igual que su
sobrino mayor y Aderbal,aunque él por supuesto sabía a que se
referían los hermanos Melkart pero no quería ni mencionarlo.
Durante el resto de la noche se quedo esa atmósfera de
seriedad y secretismo,¿quién era Sofonisba? Se preguntaba
Adriana,debía de ser alguien que no gozaba del afecto de Aníbal y
Dido,más tarde le trataría de sonsacar a su esposo aunque fuese una
tarea hercúlea, pero al menos siempre le quedaba el factor de
seducirle y que después de hacer el amor,que era cuando estaba más
tranquilo y receptivo en hablar de ciertos temas.
De modo que unas cuantas horas más tarde trato de
poner en práctica el seducirle,pero esa noche Aníbal no estaba muy
por la labor y por mucho que Adriana le acariciase,besase u otra cosa
para incitarle a que se entregase a la pasión no funcionaba nada.
-Quita pesada- replico de mala gana Aníbal dándole un
empujón a Adriana con cierta fuerza,haciéndole un poco de daño a
Adriana,era obvio que Aníbal no estaba de buen humor esa noche.
-Aníbal....
-No quiero acostarme contigo esta noche.
-Pero....
-¡Qué no quiero,coño!- bramó de muy malas
formas,acostándose en la cama dándole la espalda a su mujer.
Adriana se mordió el labio inferior,era la primera vez que Aníbal
la rechazaba y peor era de las maneras con las que lo hizo,de modo
que se tumbo en la cama dándole también la espalda a él,¿qué le
pasaba? ¿por qué estaba así de enfadado y lo pagaba con ella?
-Aníbal....- murmuró la romana tratando de entablar
conversación con su marido.
-Cállate y duermete mujer- siseó de muy mal humor el
púnico. Era obvio que de momento esa noche no iba a avanzar nada.
Donde las dan, las toman... No es venganza. Es sentarse a esperar sin mancharse las manos... Y cuando él quiera... que se muerda el labio, pero de decir "no"... Y sino, que se explique...
ResponderEliminarBesos de Pecado.
Aníbal fue muy bruto con ella a la hora de rechazarla. Tanto en las maneras como en las formas.
EliminarUn beso
Esto se pone interesante. Besos.
ResponderEliminarHe publicado en 11 de una vida marcada.
Ya veras como sigue n.n. Ya lo leí y te comente :D
EliminarUn beso
Interesante relato. Me ha gustado mucho y me ha dejado con las ganas de saber que pasa.
ResponderEliminarsigue así.
un besooo
Ya verás que va a pasar más adelante :3 Gracias por pasarte Anyi.
EliminarUn besazo
Sandry, pásate por este enlace y mira. Creo que hay algo que te pertenece. Besos.
ResponderEliminarhttp://eltactodelpecado.blogspot.com.es/p/en-nuestros-blogs-nos-exigimos.html?zx=c16dc81242f3d9e4
*0* MUCHÍSIMAS GRACIAS PRECIOSIDAD <3 ERES UN SOLETE!!!
EliminarSuper intrigante!!! :)
ResponderEliminarMuchas gracias,espero verte por aquí más a menudo n.n
EliminarUn beso